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POV JENNIE.

Tal vez no me gustaran las bodas, pero la de Rosé y Jisoo había dado un inesperado giro a mejor. Que Lisa intentara organizar lo que iba a pasar entre nosotras, cómo y cuándo, me había parecido divertidísimo.

Lo primero que me dijo fue que tenía que usar un condón.

Algo que no suponía una concesión: para mí era imprescindible.

A continuación, que quería tener sexo en mi habitación; luego decidió que en la suya; luego, que en la mía.

Lo último que supe fue que se había decidido por la suya.

Eso significaba que podía irme cuando quisiera, lo que me parecía genial.

Me pidió que desapareciera antes de dormirme; otro regalo.

No le importaba que hubiera besos.

Algo que también me pareció bien.

No poder besarla habría sido una línea roja para mí.

Así que Lisa era una organizadora nata.

Y le gustaba conocer mi opinión para todo.

Era difícil discrepar, porque yo estaba de acuerdo con la mayoría de las cosas que me proponía. Además, coincidíamos en el resultado final y eso era lo único que importaba.

—Vale.—dijo; se apartó de la pista de baile y se acercó a mí—. Vámonos.

—¿Estás segura?.—pregunté—. ¿No quieres saber nada más? ¿Ninguna exigencia a mayores? ¿No tienes más límites? ¿Tengo que firmar algo?

—La persona que te dijo que eras graciosa te mintió.— aseguró.

Se giró sobre sus talones y se encaminó a la salida.

Me reí entre dientes mientras la seguía.

Cuando llegamos a los ascensores, alargó la mano para pulsar el botón, pero se la cogí y tiré de ella hacia mí.

Luego estiré el brazo y llamé al ascensor.

—Oye… —dijo—, eso iba a hacerlo yo.

—Mira, Lisa, has sido muy expresiva sobre cómo esperas que discurran los acontecimientos esta noche. —Las puertas del ascensor se abrieron y, cuando ella vaciló, le hice un gesto para que entrara antes—. Pero… —añadí, siguiéndola.— tienes que relajarte. No vas a poner en práctica una guía de acampada ni a estudiar para un examen. Esto no es una transacción comercial. No puede organizarse ni dirigirse todo en esta vida.

—Me gusta tener las cosas organizadas.—suspiró—. E investigar. Me gusta entender todos los detalles, ¿sabes?

Me reí.

—Sí. Puede que solo te conozca desde hace unas horas, pero ya me he dado cuenta.

—Seguramente por eso no he tenido nunca un rollo de una noche.—dijo, mirando fijamente el panel de botones.

Me aproximé a ella y la arrinconé en la esquina del ascensor.

—Esto no va a ser solo un rollo de una noche. —Le acaricié el pómulo con los dedos y acerqué las caderas a su cuerpo suave y flexible, haciéndola jadear—. Va a ser una experiencia, una noche de entrega en la que te olvidarás de todo lo demás. Deja de organizarla… —Le di un beso en el cuello, justo debajo de la oreja—. Y empieza a sentir.

Noté que relajaba los hombros y subía las manos, estirándolas sobre mi pecho.

. Eso era lo que me gustaba.

Ceo KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora