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𝗛𝗲𝗮𝘁𝗵𝗲𝗿

Tras el entrenamiento con ambos senseis fuimos a casa donde tendríamos una cena con Miguel, su madre y Johnny.

Yo me encontraba en mi habitación, hablando con Robby, en lo que esperaba a que me llamaran para cenar.

-¿Haces algo esta noche?-me preguntó.

-Miguel, su madre y tu padre han venido a cenar-comenté.

Hubo un silencio por su parte.

》Pero podemos vernos mañana.

-Claro-habló, finalmente-. Te avisaré cuando acabe mi entrenamiento.

-Vale-respondí a la vez que escuchaba a mi madre llamarme-. Me llaman. No vemos mañana.

-Pásalo bien-dijo.

-No creo que lo haga del todo, pero bueno-comenté-. Te amo.

-Y yo a ti, preciosa.

Sonreí antes de colgar para bajar a la cocina.

Me senté entre Anthony y Johnny pues era el único sitio libre.

-¿Cómo va el negocio?-les pregunto Carmen a mis padres.

-El concesionario va mejor que nunca-respondió mi padre-. Funcionará prácticamente solo cuando las mellizas tomen el relevo, ¿eh, chicas?

-Papá...-dijo Sam.

-¿Os haréis cargo?-cuestionó Miguel-. Qué bien.

-Bueno...-respondí.

-No, es broma-mencionó mi padre-. Cuando eran pequeñas, se paseaban por el concesionario como si fueran las jefas.

-Era lógico-comentó mamá-. Prácticamente se criaron en ese local. Casi nacen allí.

-Serán ellas las que decidirán lo que hacer con sus vidas-habló papá-. Si deciden estudiar cerca y sacarse su máster en la USC, la UCLA...

Lo miré algo incómoda.

-Oye, Miguel, ¿qué tal el instituto?-le preguntó mi madre.

-Bien-respondió el moreno-. Genial, la verdad.

-Todo sobresalientes-comentó su madre.

Lo miré con una sonrisa.

-Vaya-habló mi madre, impresionada.

-Está hecho todo un empollón-se burló Johnny.

Miguel suspiró.

-Con notas así, puedes estudiar donde quieras-comentó papá.

-Sí, me gustaría ir a Stanford-informó Miguel.

-Ah, pues es muy buena universidad-dijo mi padre.

-Sí, creo que es la sexta del país-mencionó Miguel-. Y el campus es precioso. Es...

-Es una de las opciones-interrumpió Carmen a su hijo-. Pero, madre mía, lo que cuesta... También pensamos en la universidad de Santa Mónica.

》Ahorramos viviendo en casa y luego ya vamos viendo.

-Está muy bien, junto a la playa-animó papá-. ¿Has visto el campus?

-No, la verdad es que no-respondió Miguel.

Fue a tomar la ensalada derramando así, sin querer, la copa de vino sobre mi padre.

-¡Señor LaRusso, mierda!-exclamó el moreno-. Quiero decir: ¡lo siento!

𝕷𝖔𝖘𝖙 𝖎𝖓 𝖙𝖍𝖊 𝖋𝖎𝖗𝖊 || 𝕽𝖔𝖇𝖇𝖞 𝕶𝖊𝖊𝖓𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora