ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

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Siete meses (de embarazo)
 
— ¡Cole! — reí.
 
— ¿Quién es la princesa de papá? — habló con mi estómago.
 
— ¡No te va a responder! — gruñó Mitch jugando al play.
 
— ¡Pero vamos! ¿Por qué todos en esta casa son tan pesados?
 
— Porque princhecha aún no habla — rió Thom.
 
—Vale, no le habló más -bajó mi polera y puso la mano en mi estómago, cada vez que Cole hacía eso se podían sentir pequeñas patadas.
 
—¿Vamos a ir? -preguntó Thom.
 
—¡Si, vamos! -chillé emocionada. Íbamos a ir a comprar nueva ropa para maní y los gemelos.
 
—Necesito nuevos trajes -dijo Cole parándose.
 
—Y maní nuevas coronas -me levanté con ayuda de Cole y caminamos todos hasta la puerta.
 
La primera tienda que vimos fue para Cole, habían miles de trajes con precios inigualables, era demasiado, uno de esos costaba lo que mi cartera y vestido salía.
 
—¿Cómo es este? -preguntó con unos pantalones negros.
 
—No le veo la diferencia a ese y al anterior -dijo Mitch.
 
—¿______? -preguntó Cole ignorando a Mitch.
 
—El anterior, ese tiene unas cosas a las orillas y se ve mal -opiné.
 
—Vale -entró otra vez al probador.
 
¿Vamos a comprar la cama para Pig? -preguntó Thom.
 
—Si, también la nueva jaula para Hannah Montana.
 
...
 
—Mira -le mostré unas zapatillas Nike.
 
—Que lindas -chilló Mitch.
 
—Y esto -subí la otra mano, era una corona de princesa.
 
—¡Mira! -Cole llegó a mi lado con un biberón en forma de Batman.
 
—¡Yo lo quiero! -dijo Thom saltando.
 
—¿No veníamos a comprarle cosas a maní? -dije irónica.
 
—Pero maní ya tiene muchas cosas -río Thom.
 
—Maní no los va a querer.
 
...
 
Estaba esperando el momento en el que las madres de los demás niños dejaran de mirar a Cole.
 
Pero no llegaba.
 
Y lo seguían haciendo.
 
¿¡Que ellas no venían a ver a sus hijos!?
 
—Mira eso -dijo Cole a mi lado apuntando la cancha.
 
—¿No estas mirando el partido? -río— Acaban de golpear a Thom y Mitch metió gol, son buenos.
 
—¿Qué? Yo pensé que eran malos -fruncí el ceño.
 
—¿Estás bromeando? ¡Son muy buenos!
 
—Tengo hambre -apoyé mi cabeza en su hombro.
 
—Ah, ______ no iré a buscarte algo para comer -bufó.
 
—¡A la salida! ¿Podemos ir a comer comida China? -Cole asintió y siguió viendo el partido.
 
¡Me ardía la cara de la rabia, estas mujeres no tienen respeto!
 
—Cole -toqué su pierna.
 
—¿Mh?
 
—¿Me prestas tu teléfono? -Cole no lo pensó dos veces y antes de que siguiera interrumpiendo lo que parece el mejor partido de su vida, me dio su teléfono.
 
Puse la clave y el teléfono se desbloqueó, que Cole no haya dudado sobre darme su teléfono quiere decir que no esconde nada.
 
¿Y qué vería ahora?
 
Habían varias fotos de los gemelos en su galería, pero las terminé de ver rápido y el partido nunca acababa.
 
—¿Cuánto falta? -pregunté.
 
—Poco -dijo rápido— ¡Heeeey! -sus brazos fueron hasta la cancha y comenzó a susurrar insultos al árbitro.
 
—¿Qué pasó? -un bostezo se me escapó de los labios y Cole gruñó.
 
—¡Eso era falta y el puto árbitro no cobró nada! -oh...
 
—¿Por qué era falta?
 
—Porque le puso el pie a uno -explicó, creo que Cole jamás querrá venir a ver un partido otra ve conmigo.
 
—Ah... Cuando nazca maní nosotras vamos a ir a otro lado los sábados ¿Vale?
 
—¿Dónde irán? Maní tiene que ver a sus hermanos jugar.
 
—Sí pero no quiero que su tímpano sufra algún tipo de daño con tus gritos -Cole rió y se puso de pie.
 
—Vamos, los gemelos saldrán por este lado -apuntó una salida del lugar.
 
—Iré al auto -avisé antes de caminar hasta allí.
 
A los minutos llegaron los gemelos sudados y Cole.
 
—¿Cómo están los mejores jugadores? -pregunté mirando hacia atrás, Mitchell estaba con una mano en la cabeza y Thomas frotaba sus piernas.
 
—Bien -respondieron a la vez.
 
—¿Quieren ir a comer? -pregunté.
 
—Sí, ya nos dijo papá -dijo Mitch.
 
—¿Ganaron o no? -pregunté ya acomodando me en el asiento y poniéndome el cinturón de seguridad.
 
—Sí -la voz de ambos niños cambió y ahora parecían felices.
 
—Yo metí un gol -gritó Mitch— por un pase de Thom. ¿Sabes? Creo que es bueno que seamos iguales porque los demás niños se confunden entonces es más fácil meter un gol.
 
—¿Eso no es trampa?
 
—Técnicamente no -dijo Cole riendo.
 
—Aush -puse la mano en mi estómago, había sido una buena patada.
 
—¿Qué sucede?
 
—Nada, sólo golpeó muy fuerte -maní era realmente mala conmigo, me golpeaba todo el día y no le importaba que gracias a mi puede comer, sólo golpea.
 
—¿Le vamos a enseñar a maní jugar fútbol?
 
—¡Mitch no! Maní va a bailar ballet -aplaudí, sería genial ver a maní bailar, aunque para eso falte mucho.
 
—¿Ballet? -preguntó Mitch.
 
—Eso que bailan Daisy y Phoebe -le recordó Thom.
 
—¡Qué aburrido, mamá! Maní tiene que jugar con nosotros y le vamos a enseñar a boxear -no había pensado en lo difícil que iba a ser tener a dos niños y una bebé en casa.
 
—No pueden enseñarle a boxear porque maní no va a sé tan fuerte como ustedes -dijo Cole, seguro estaba pensando lo mismo que yo.
 
—Pero le podemos enseñar -sonrió Thom.
 
—De ninguna manera maní va a jugar con ustedes a boxear.

...
 
—¿Qué pasa, Thom?
 
—¡Es 30!
 
¿y que, le va a bajar el periodo?
 
—¿Qué pasa sí es 30?
 
—¿Te acuerdas que Daisy es mi novia? -oooooh, todo va en eso.
 
—¿Cumplen meses? -pregunté emocionada. ¿pero cuanto llevan? ¡Cómo tres meses!
 
—¿Y qué le vas a dar? Si no le das un regalo va a enojarse.
 
—¡Cómprale algo por mí!
 
—Pero tienes que venir tu conmigo porque no sabría que comprarle -Thom asintió y tomó un poleron del sofá.
 
—¿Dónde van?
 
—A comprar el regalo de cumple mes para Daisy.
 
—¿Estas jodiendo, verdad? Pensé que ya habían terminado con esa mierda -gruñó Cole.
 
—¡Cole, esa boca! -grité.
 
—¡Deja de decirme eso que no soy ese hombre de tu libro! -vale, estaba leyendo un libro, el chico se llamaba Jesse y siempre decía eso.
 
—¡Qué amargado! -bufé y caminé con Thom hasta la entrada.
 
—¿Y Mitch?
 
—Está en la casa de Maddie, tienes que ir a buscarlo en una hora y la dirección está en la mesa -sonreí y salí con Thom.
 
Iba a ser entretenido buscar un regalo para Daisy.
 
...
 
Finalmente escogimos un chocolate, Thom no quiso nada más porque le daba vergüenza entregárselo, que niño.
 
Cole aún no llegaba a casa y comencé a preocuparme, después de todo estaba com Mitch. Lo llamé varias veces pero no contestó ninguna.
 
Dos horas después Cole llegó junto a Mitch y los dos reían, Thom pareció recordar algo y llamó a Mitch para que subiera con el a la habitación.
 
—¿Te costó encontrar la casa?
 
—Nop -sonrió— Maddie tiene una casa hermosa.
 
—¡Mitchell! -Thom bajó las escaleras corriendo seguido por Mitch.
 
—¡No corran! -bufé.
 
—Mamá, le di un beso a Maddie -susurró.
 
—¿En serio?
 
—Sí y todos gracias a papá porque se tuvo que quedar con la mamá de Maddie y,
 
—¿Con Sarah? -abrí los ojos sorprendida. Sarah era una maldita modelo.
 
—Bueno, papá sólo la acompañó por unos segundos.
 
—¡Juro que no hice nada! -exclamó Cole.
 
Bufé molesta.

ᴅᴀᴅ || ᴄᴏʟᴇ sᴘʀᴏᴜsᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora