ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs

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Ocho meses (de embarazo)
 
— ¡Maní!
 
— ¿Ya estás con lo mismo otra vez? -bufó mi hermano.
 
— Sí, pero ahora maní es mujer -sonreí.
 
Estábamos en el centro comercial, hoy era el cumpleaños de mi hermano y tendríamos un día feliz sólo los dos juntos.
 
— ¿Tendré una sobrina? -preguntó viendo unas zapatillas.
 
— Sí -Franco vio el precio de las zapatillas y las dejó a un lado.
 
— ¿Cómo se llamará? -preguntó tomando otras.
 
Era realmente estúpido, no se daba cuenta de toda la atención femenina que recibía.
 
— Aún no lo sabemos -dije avergonzada.
 
— Pero ¿Cómo? -preguntó sorprendido— nacerá en unos días y no tienen su nombre, como siempre _____.
 
— ¿Las quieres? -pregunté levantando las otras zapatillas.
 
— No -dijo rápidamente.
 
— ¡Pero vaaaaaaamos! ¿Por qué no? Sé qué te gustaron, pequeñín.
 
— Soy más alto que tú -rió.
 
— Oye bruto, soy tu hermana mayor.
 
— Hey, guapo ¿Me das tu número? -una chica joven se paró al lado de él con dos más atrás de ella.
 
— Jódete -rió.
 
— ¿Por qué no me das tu número? -dijo la chica con voz seductora, casi suelto una enorme carcajada al ver la cara de Franco.
 
— ¿Oye, no ves que estoy con mi novia? Y está embarazada así que por favor no molestes -me tomó de la cintura y las chicas se dieron vuelta con no tan buena cara.
 
— ¿Y eso? ¿quieres ser mi novio? -golpeé su hombro riendo.
 
— Es que tengo novia y no le gusta que hagan eso, a demás Camille es demasiado celosa.
 
— ¿¡Tienes novia!?
 
— Por dios, llevamos un año, ____.
 
— ¿La puedo conocer? -casi rogué.
 
— ¿Para qué? -tomó otras zapatillas ¿se iba a decidir por una o no?
 
— ¿Me vas a dejar comprarte unas?
 
— Nop.
 
— ¡Franco! Te juro que tengo el dinero, déjame hacerlo -y más de una.
 
—No.
 
— ¿Qué número eres? -pregunté.
 
— 11 ¿Por qué?
 
— Lindo -pellizqué sus mejillas, era tan imbécil
 
...
 
— ¡Puta mierda, son como 20! -bufó.
 
— Son 5 y están a tu onda -reí mirando las zapatillas.
 
— ¿Voy a conocer tu casa?
 
— Sí.
 
— ¿Y cuándo llegaremos? Estamos en un barrio muy... no lo sé ¿Adinerado? Y comienzo a soñar -lo miré y él pareció entender— Esta es tu casa ¿Verdad?
 
— Sí -me miró con los ojos abiertos y se bajó de golpe— Oye, tranquilo te hice una habitación y está muy linda pero espérame porque estoy embarazada y no puedo correr -Franco siguió caminando hasta la puerta, un Thom sonriente apareció detrás de esta.
 
— ¡FRAAAAANCO! -chilló y se lanzó a sus brazos. Los gemelos habían estado sus primeros años viviendo con él y lo amaban.
 
— ¡Thom! ¿Cómo estás? -sonrió, entró a la sala y Mitch también se tiró sobre él.
 
— ¡Qué grandes están! -chilló emocionado y los abrazó.
 
— ¿Dónde está Cole? -le pregunté a María. Con el poco tiempo que llevaba María (hermana de Martha) se había ganado mi confianza por montón.
 
— No ha llegado -siguió cocinando.
 
— Oh, vale -tomé una manzana y comencé a comerla.
 
— ¿Van a cenar ahora o lo esperarán?
 
— Cenaremos ahora, está mi hermano.
 
— ¿Algo qué quieran en especial? -¡Qué era un amor, daban ganas de pellizcar sus mejillas!
 
— No, haz lo que te parezca más cómodo, María -caminé otra vez hasta el salón principal, Thom ya estaba jugando PS4 con Mitch y Franco.
 
Subí a mi habitación lo más rápido que pude y me deshice de los molestos zapatos. Joder, que eran incómodos.
 
Busqué mi teléfono en el bolso y cuando lo encontré llamé a Cole.
 
— ¿Quién es? -su voz sonaba cansada.
 
— ______ -fue lo único que se me ocurrió decir.
 
— Hola amor -no hizo esfuerzo alguna para que su voz cambiara.
 
— ¿Estás bien?
 
— No, quiero llegar a casa.
 
— ¿Por que no te vienes? -caminé hasta el armario y saqué unas calzas y una polera, era más cómodo.
 
— Porque aún me faltan algunas cosas que hacer -dijo.
 
— ¿Y no lo puedes hacer mañana?
 
— Puedo, pero si lo hago mañana tendré más trabajo ¿Entiendes?
 
— Sí, deberías conseguir un ayudante -puse el teléfono en alta voz y me cambié de ropa.
 
— Noooo, ¿Cómo está tu hermano?
 
— Hoy se va a quedar acá, lo invité a dormir en nuestra cama -reí.
 
— No jodas -río.
 
— Ven rápido, te extraño -hice pucheros aunque él no lo pudiera ver.
 
— Estaré allí en veinte minutos -cortó. Se iba a esforzar porque él siempre llegaba dos horas más tarde o algo así.
 
— ¿_____?
 
— ¿Qué? -era Franco.
 
— ¿De dónde mierda sacaste esta casa? No creo que hagas cosas ilegales porque no te va hacerlo y...
 
— Es Cole -reí— ¿No quieres venirte conmigo para cuando nazca maní? Así cómo cuando nacieron los gemelos -me senté al lado de él y Franco rió.
 
— No, vives con tu propia familia ahora. Tienes un novio, marido, lo que sea.
 
— Pero yo quiero que maní te quiera mucho igual que los gemelos -apoyé mi cabeza en su hombro.
 
— Vendré a verla, lo juro -me abrazó.
 
— ¿Seguro?
 
— Sí, sí, ahora vamos a comer ¿Por qué no me dijiste que tienes una mujer que cocina? Mujer que te podrías haber ido del país y yo no idea.
 
— Fui a París.
 
— Por supuesto que lo hiciste.
 
...
 
— ¡Franquito mandaaaaaaa! -gritó Mitch.
 
— ¡Cuiden el orden! -grité riendo. Mis cuatro hombres favoritos estaban luchando sobre mi cama mientras trataba de leer una revista— ¡Cole deberías crecer!
 
— ¡No! -y lo siguiente que vi fue a Thom volando por los aires.
 
— ¡Cole! -grité moviendo las piernas.
 
— ¡Fue Mitchell! -rió Franco.
 
— Es tarde ¿Por qué no se van a dormir? -casi rogué.
 
— Porque nos estamos divirtiendo -rió Thom acariciando su brazo.
 
— ¿Podemos dormir contigo? -le dijo Mitch a Franco.
 
— Vale, dejemos a sus padres aburridos disfrutar la noche -abrí los ojos sorprendida por las palabras de mi hermano y Cole comenzó a reír.
 
Los gemelos salieron corriendo detrás de mi hermano y franco cerró la puerta.
 
— Extrañaba a Franco -susurró en mi oído.
 
— Sí yo igual.
 
— ¿Estás lista para cuando nazca? — rió.
 
— Cole, tu deberías estar listo. Yo ya sé cambiar pañales y dar leche, tu no sabes ni tomar a un bebé.
 
— ¿Disculpa? Yo fui como la madre de Daisy y Phoebe.
 
— Dios mío, cállate -reí y puse mi dedo en sus labios, Cole sacó la lengua y lo chupó de una manera malditamente sensual.
 
— ¿Será esta la última vez que lo hagamos antes de que maní nazca?
 
— No lo sé -sonreí. Cole se puso sobre mi apoyándose en uno de sus codos para no aplastarme.
 
— Eres caliente.
 
— ¡Es sexy, Cole, no caliente! -besé su pecho desnudo y gimió en respuesta— ¿En serio lo quieres hacer ahora? -pregunté.
 
— Sí -sus labios bajaron hasta mi cuello y mordió mi clavícula.
 
— Cuando maní nazca no lo vamos a poder hacer en cuarenta días -sonreí.
 
— ¿Por qué? -gruñó.
 
— Porque en esos días es más fácil quedar embarazada y sinceramente no quiero volver a vomitar tan pronto.
 
— ¿Por qué no? A mi me gustan tus hormonas de embarazada -sacó mi polera rápidamente y mis pechos quedaron al aire.
 
— Ni se te ocurra -dije antes de que sus labios fueran hasta mis pechos.
 
— ¿Por qué no? -hizo pucheros.
 
— ¿¡Cómo no te da asco!? -bufé.
 
— Es dulce -sonrió y besó mi estómago— voy a estar en serio muy celoso de que maní pueda chupar eso y yo no -rodé los ojos y baje mis manos hasta su trasero.
 
— Eres idiota.
 
— Y también te amo -besó mis labios con fuerza, gemí cuando sentí su erección en mi pierna.
 
— Pobre maní -reí— creo que tendrá un serio trauma con esto.
 
— Maní no va a saber de "esto" hasta los 40 -reí y besé sus labios.
 
— Sabes que maní va a tener mi permiso para ir a las fiestas ¿Verdad?
 
— ¿Qué? Maní no irá a las fiestas hasta que cumpla 18.
 
— Bueno Cole, entonces tu y yo no follaremos hasta que los gemelos se casen.
 
— Eso no, preciosa.

ᴅᴀᴅ || ᴄᴏʟᴇ sᴘʀᴏᴜsᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora