ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴛʀᴇs

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Eran las 4am y seguíamos conversando sobre maní. Nos habíamos bañado y puesto un pijama cómodo, al menos yo porque Cole sólo se quedo con unos bóxer negros.
 
— Yo igual quiero que nazca maní, me siento muy gorda -reclamé.
 
— Te ves sexy.
 
— Me duele -gruñí.
 
Una punzada recorrió la parte baja de mi estómago, ya estaba acostumbrada. Últimamente tenía muchas "contracciones falsas" es decir, duele pero maní no está listo para salir.
 
— ¿Qué cosa?
 
— La espalda, ay, Cole -tomé su brazo. Mierda, estoy 100% segura que está es una contracción real.
 
— ¿_____? -murmuró.
 
— ¿Qué? -gruñí tratando de no pensar en el dolor.
 
— ¿Quieres ir al baño?
 
— ¡No! Que me duele el estómago, ¡AAH!
 
— Te hiciste pis, cariño -rió.
 
— ¿Qué? -lo miré asustada.
 
— Vamos al baño -Bajé la mirada a las sábanas y la vista se me puso borrosa, mierda.
 
— ¡HARRY STYLES NO TE MUEVAS PORQUE ACABO DE ROMPER BOLSA! -grité— ¡MIERDA, MIERDA!
 
— ¿Qué? Pero si faltan como diez días, no bromees, puede que sea normal hacerse pis embarazada -acarició mi rostro— no me reiré de ti, vamos.
 
— Cole, amor -susurré— en cuanto no te pares ahora y vayas a buscar un bolso te cortaré la cabeza, y no la de arriba precisamente -traté de sonar calmada.
 
— ¡Joder, estás bromeando!
 
— El bolso está en la habitación de maní -me paré— ¡joder por favor, va a nacer, escoge el puto nombre de una maldita vez!
 
— ¡Qué no es una buena broma!
 
— Vale, iré sola a tener a nuestra hija porque eres un estúpido y no me crees que ¡AAAH! -volví a sentarme en la cama y agarré las sábanas.
 
— ¡Mierda, espera aquí, no corras, mierda! -corrió hasta la puerta.
 
— ¡Qué no voy a correr con este dolor, imbécil!
 
Respiré como me habían dicho hace diez años antes de tener a los gemelos.
 
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
 
¡Duele demasiado!
 
— No encuentro el bolso -dijo Cole nervioso entrando a la habitación.
 
— ¡En la silla Cole, en la entrada maldita sea! -Cole asintió y volvió a correr.
 
¡Lo iba a matar y estaba toda mojada!
 
Bien, tenía tiempo. Esto dejaría de doler y aún podía cambiar mi ropa.
 
Caminé hasta mi armario tomándome de todas las cosas posibles, sentía las piernas débiles. Tomé un bolso y puse ropa interior, las primeras cosas que habían encima las eché, un pijama que había comprado justo para esta ocasión y mis zapatillas de levantarse. Ay Dios.
 
Saqué el pijama que traía puesto y tomé una toalla para secarme.
 
Tranquila _____, tranquila.
 
Cuando estuve lista y con unas sandalias volví a sentarme en la cama poniendo mis manos en mi estómago. ¡Estoy odiando a maní justo ahora!
 
— No salgas, maní, espera un momento por favor -susurré.
 
— ¡Lo tengo! Mierda ¿Tanto me demoré?
 
— Amor, vístete y luego nos vamos ¿Si? Por favor -murmuré respirando con dificultad.
 
— Sí, espera un poco, sólo unos segundos -se quedó mirándome por unos segundo y luego corrió hasta su armario para vestirse.
 
Tenía que estar tranquila. La vida es linda. Me gustan las mariposas y el dolor pasará.
 
— Vamos -me paré de la cama sin problemas y junté las piernas. Las contracciones cada vez eran más seguidas y las ganas de pujar no faltaban.
 
¡Quería a maní fuera!
 
— ¿Puedes caminar?
 
— No, genio -caminé hasta la puerta y cada vez me relajaba más. Dolía pero pronto tendría mi hermosa epidural y todo ira genial— Vamos a la habitación de Franco, hay que avisarle a los niños.
 
— Vale -Cole parecía ido y ganas de golpearle el rostro con el bolso no me faltaron.
 
Franco estaba abrazado a ambos niños, cada uno a un lado y parecían dormidos a muerte.
 
— Mitchell -Cole movió a Mitch bruscamente y él se despertó asustado.
 
— ¡TONTO! -golpeó su brazo y Cole gimió.
 
— Duerme Mitch, Shh -susurró Franco con los ojos cerrados y abrazando más a Mitchell. Sonreí.
 
— Oye Franco -dijo fuerte Cole. Mierda, una contracción. Tomé a Cole de su polera y la apreté con fuerzas.
 
— ¡Thomas despierta ahora! -grité fuerte— ¡Maní va a nacer y ustedes se irán más tarde en un taxi ¿Entienden?! ¡Vamos, Cole por favor! -gemí.
 
— ¿Cómo va a nacer Maní? -preguntó Mitchell.
 
— Vale, váyanse y me mandan por mensaje la dirección de donde estén nosotros iremos luego -susurró Franco. ¡Gracias a Dios él estaba aquí hoy!
 
— Hay dinero en nuestra habitación, en el mueble, ¡joooooder! -gruñí.
 
— Vamos -Cole tomó mi brazo y las escaleras nunca me parecieron tan larga como ahora.
 
— Cole.
 
— ¿Qué, amor?
 
— Las contracciones son cada cinco minutos.
 
...
 
— Dilatas muy rápido, _____ -¿¡Y de qué me servía si el dolor no paraba!? — ¿Cómo van los latidos, enfermera? -preguntó la doctora.
 
— Está listo para salir doctora -aseguró.
 
— Y estás de ocho -susurró— ¡Vamos Nicole, llama al anestesista para que venga a ponerle la epidural a la futura mamá!
 
¡SI, POR FAVOR, MUCHA EPIDURAL PARA MI!
 
— ¿Estás bien, cariño? -preguntó Cole tocando mi cabello.
 
— Cole.
 
— ¿Qué?
 
— No permitas que esto me pase otra vez.
 
— Lo prometo.
 
— Vamos papá, te tienes que poner guapo para entrar al parto -Cole apretó mi mano y se fue con la enfermera.
 
Yo sólo quería que el dolor pasara.
 
...
 
— ¿Dónde esta Cole? -apreté la mano de la enfermera que estaba a mi lado.
 
— No pujes ____, yo te diré cuando -ordenó la doctora. Asentí con la cabeza y una persona tomó mi otra mano.
 
— Perdón por demorarme pero no me entraba esa cosa verde en los pies -sonreí.
 
— Cole, duele mucho -gemí, con los gemelos también había dolido pero ya me había olvidado.
 
— Respira, amor, estoy aquí contigo -susurró.
 
— A la cuenta de tres -avisó la doctora— ¡Uno! -tomé aire— ¡Dos! -apreté más la mano de Cole— ¡Tres! -solté el aire que había en mis pulmones y pujé, todo lo que mi cuerpo permitía. ¡No sentía todo pero si había dolor!
 
— Contaré otra vez y volverás a hacerlo ¿De acuerdo?
 
— Sí.
 
La doctora volvió a contar y yo volví a hacer lo mismo. Lo hicimos tres veces hasta que la Cole habló habló.
 
— ¡Joder ¿Va a nacer ahora?! Voy a morir, no estoy preparado, no tenemos la ropa lista, no tenemos nada, mierda amor ¿Qué haremos? -puse mi mano libre en mi estómago rezándole a Dios para que maní salga rápido, estaba doliendo otra vez.
 
— ¡Cállate la maldita boca porque juro que te voy a golpear tan fuerte como el maldito demonio cuando maní nazca! -apreté su mano lo más fuerte que pude para poder sacar de alguna forma el dolor que estaba sintiendo en este momento — y tenemos todo listo sólo tiene que salir maní.
 
— ¡¿Y por qué no sale?! -tomé la mano de Cole y volví a apretarla cuando una contracción lleno la parte baja de mi cuerpo.
 
— ¡AAAAAAH!
 
— ¡Ahora! -mandó la doctora. Claro, mandar es fácil cuando no tienes un maldito bebé saliendo de ti.
 
— ¡Duele, maldita sea! -una enfermera que estaba a mi lado secó mi rostro con un paño y le agradecí por hacer lo que debería hacer Cole en este momento.
 
— ¿Estas bien? -preguntó Cole. ¿Qué es peor, mi padre o Cole sentado en una silla sin hacer nada?
 
— Cole párate de allí y dame tu jodida mano, te voy a matar, si tuviera una maldita pistola te mataría dos veces sin pensarlo porque eres un tonto, un maldito estúpido que no me apoya ¡Jooooder! Te odio una mierda por hacerme esto, te odio tanto.
 
— Atento ahora papá, maní sale en segundos -después de escuchar eso obligué a mi cuerpo y a mi mente para volver a pujar. ¡y lo hice como nunca!— ¡Es una hermosa mujercita! -no se escuchó ningún llanto a diferencia de los gemelos que habían salido llorando y chillando— estaba durmiendo pero todo está bien -tranquilizó la doctora— ven papá, tienes que cortar el cordón umbilical -miré a Cole esperando ver lágrimas en sus ojos pero no.
 
— ¡Amor no! ¡El nombre, Cole! -pero ya era tarde, Cole estaba tirado en el suelo.
 
Se había desmayado.
 
— Oh bueno... Enfermera, venga a hacerlo usted -rió la doctora. Volví a mirar a Cole en el suelo y cerré los ojos molesta.
 
¡Maldita sea, sólo necesitaba su apoyo!
 
— ¿Cuál es el nombre? -preguntó la doctora mientras llegaban unos doctores a la sala. No respondí— No te preocupes, pasa seguido con papás primerizos, es normal.
 
— ¿Dónde esta maní? -pregunté y a los segundos tenía una hermosa bebé a mi lado.
 
— Es una niña hermosa -aseguró la enfermera que estuvo todo el tiempo a mi lado— En la pulsera le pondremos sólo Sprouse McGuire y cuando papá despierte la arreglaremos ¿Vale? -asentí incapaz de dejar de mirar a mi maní— Ahora la llevaremos para ver sí todo está en orden y en unos minutos la llevaremos a tu habitación, suerte -sonrió y se llevó a la pequeña.
 
— Maldito Cole.
 
...
 
— Hey -abrí los ojos y Cole estaba sentado en el sofá que estaba al lado de la camilla con Maní en brazos— Perdón por desmayarme pero...
 
— Eres un imbécil -sonreí viendo como la bebé parecía cómoda en sus brazos.
 
— Alice.
 
— ¿Qué? -pregunté confundida.
 
— Se llamará Alice Sprouse, lo pensé por varios minutos y me decidí por ese. Así se llamaba la madre de las gemelas y ella fue un gran apoyo para mi ¿Sabes? Fue mi mejor amiga por mucho tiempo y me gustaría tenerla a mi lado por siempre.
 
— Cole... -murmuré, mis ojos ya estaban llenos de lágrimas— Puedes ponerle Darcy, si tu lo quieres así...
 
— No, se llamará Alice.
 
— Pero tu querías Darcy.
 
— Quiero que se llame Alice -asentí sin poder creerlo y Cole sonrió— KJ va a llorar.
 
— No seas malo -lo regañé.
 
— Ali era mi mejor amiga y estuvo conmigo incluso cuando KJ no así que... Me gustaría que lo siguiera estando -sonreí y me acomodé en la cama.
 
— ¿Me la puedes pasar? No la he tomado aún, después del parto quedé mal -Cole asintió y me dio a la pequeña. La puse frente a mi y reí al ver su ceño fruncido, la pegué a mi pecho y olí su cuello. Era mía. Tenía una hermosa bebé— ¿Los gemelos donde están?
 
— Con Franco y las gemelas -sonrió.
 
— ¿Ashley está aquí? -pregunté emocionada. ¡Quería que mi mejor amiga viera a mi bebé!
 
— ¿Quieres que venga? Saldré yo y así podrás hablar con ella -asentí con una sonrisa y Cole besó mis labios— Te amo y gracias por todo.
 
— Yo también te amo -Cole volvió a besar mis labios y salió de la habitación.
 
¡Era gigante!
 
En el lado derecho de la habitación había una televisión enorme y un sofá, al izquierdo una silla y justo frente a la camilla una puerta gigante, no tengo idea que hay al otro lado pero no creo que Cole permita que esté con otras personas en la misma habitación, a mi me daría lo mismo porque cuando nacieron los gemelos compartí la habitación con la hermana de Ashley y allí la conocí.
 
La diferencia entre Alice y los gemelos era tremenda. Cuando los gemelos nacieron eran horribles, feos y iugh, pero después de 15 días tuvieron un tipo de cambio y se convirtieron en los bebés más lindos de la historia. Alice era hermosa, poco cabello y labios finos con una nariz linda.
 
— Ay Dios mío -susurró mi amiga en la puerta de la derecha, la misma por la que había salido Cole. Entró al baño rápidamente y salió con las manos mojadas.
 
— ¡Dolió como el infierno! -gemí acariciando a la bebé.
 
— Es muy pequeña -sonrió acercándose a la camilla. Le pasé a Alice y Ashley sonrió emocionada— ¡Es hermosa! -movió sus brazos lentamente y me miró.
 
— Chiquitita pero poderosa -reí.
 
— ¿Te dolió mucho? -preguntó con una mueca.
 
— Demasiado -confesé.
 
— ¡Hoooola mamá! -llegaron gritando los dos gemelos. Atrás de ellos venía Franco, KJ y las gemelas.
 
¡Eran demasiados y los echarían de aquí!
 
— Vengan aquí -dijo Cole abriendo la puerta gigante— se quedarán aquí y pasarán de uno, aún así la puerta estará abierta.
 
¡Era una sala, con sofá y todo!
 
— Wow -susurró Franco y junto a Mitchell corrieron para tirarse al sofá, Ashley me dio a la bebé y junto a mi quedaron Thom, Cole y Mitchell que se unió dentro de unos minutos.
 
— ¿Puedo tomarla? -preguntó Thom.
 
— Vamos a lavarnos las manos -sonrió Cole y se llevó a los gemelos. Estaba siendo un papá muy responsable.
 
Acomodé a la pequeña en mis brazos y ella hizo una mueca ¡Era muy gruñona!
 
— ¡Listo! -sonrió Cole.
 
— Sube a Thom -dije y Cole lo hizo, Thom quedó justo frente a mi y agradecí que la camilla fuera gigante— Pon tus brazos igual que los míos -Thom hizo lo que dije y moví a Alice hasta sus brazos, iba a comenzar a llorar pero cuando Thom la tomó volvió a cerrar sus pequeños labios.
 
— ¿Cómo se llama? -preguntó feliz.
 
— Alice.
 
— ¿Cómo la mamá de Daisy?
 
— Sí -dijo Cole.
 
— Genial -sonrió y vio a su hermana.
 
No creo haber tenido una mejor imagen en mi vida cuando Mitch se subió también a la camilla. Cole besó mis labios y se separó cuando un sonoro llanto inundó la habitación.
 
Alice lloraba fatal.

ᴅᴀᴅ || ᴄᴏʟᴇ sᴘʀᴏᴜsᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora