ᴄᴏʟᴇ- sɪᴇᴛᴇ ᴀɴ̃ᴏs

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Dylan y yo estábamos jugando a molestar a mamá, a veces era divertido hacerlo y aunque ya somos grandes, mamá nos sigue confundiendo.

—Tienes que ponerte esto -susurró Dylan.

—Y tu mi pijama -susurré.

—Cole, esto será muy gracioso -rió, verlo a él era igual que verme en un espejo.

—¿Vamos a andar solos?

—Sí y vamos a poner muy nerviosa a mamá.

—Se va a enojar -aseguré.

—¡Va a ser gracioso!

—Vale, pero te culparé a ti sobre todo -reí.

—Intentemos con Lili, si ella nos descubre no podremos seguir con esto -Dylan era muy travieso.

—Iré yo a despertarla, y si me dice Dylan seguimos con el plan -le dije.

—Dale, ve.

Caminé hasta la habitación de Lili y bufé al ver todos esos póster en su pared, ya estaba despierta y estaba dibujando unas cosas en un cuaderno.

—¿Dylan, qué haces acá?

—Nada, sólo venía a saludarte -reí.

—Oh, hola -Lili tenía once años (era cuatro años mayor que nosotros) pero siempre ha sido muy inteligente.

—Me voy, adiós -dije y corrí hasta la puerta. Dylan me estaba esperando con una sonrisa en los labios y cuando asentí corrimos hasta la calle para andar en bici solos.

Comencé a gritar el nombre de mamá y cuando salió nosotros ya estábamos arriba de nuestro regalo.

—¡Dylan! ¿Qué hacen? ¡Es peligroso, aún no saben andar bien! -gritó mamá.

—¡Si sabemos! -grité yo, a veces estaba acostumbrado a que me dijeran Dylan. Mi hermano estaba ya lejos pero luego se devolvió pasando por el lado de mamá, yo sólo estaba dando vueltas cerca de nuestra casa.

—¡Cole, no vayas tan lejos! -gritó. Dylan no respondió porque quizás el no estaba acostumbrado a que lo llamarán Cole, aún no entendía porque a él le gustaba andar tan fuerte y a mi no.

—¿Mamá, nos vas a dar pastel? -me bajé de la bici y caminé hasta ella.

—Si, Dylan -tocó mi cabeza y siguió viendo como el verdadero Dylan volaba sobre la bici.

—¡Cole! -gritó mamá corriendo hasta él— ¡Cole cuidado! -gritó lo más fuerte que pudo, Dylan no le hizo caso y cuando lo miré nuevamente ya no estaba sobre nuestro regalo, estaba en el suelo y la bici muy lejos de él, mamá corrió hasta Dylan y yo la seguí, cuando uno de nosotros se caía, era promesa siempre estar para el otro. El señor que conducía el auto que arroyó a Dylan se bajó rápidamente y corrió hasta mamá.

—¡Dylan no vengas! -gritó mamá, pero yo nunca hacía lo que ella me decía.

Dylan estaba lleno de ese líquido rojo que me asustaba.

ᴅᴀᴅ || ᴄᴏʟᴇ sᴘʀᴏᴜsᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora