Without me✔ [Completo]

#46 Hemorragia

Ángel Smith

Sentía que la cabeza me estallaba, tuve toda la noche tos que al toser hacia que la garganta me doliera, sintiendo algo de náuseas, saco mis piernas de la cama para intentar levantarme para llegar al baño a vomitar, al momento de ponerme de pie siento que me cuesta trabajo respirar.

Busco desesperada mi celular tomándolo del taburete al momento de ver la pantalla no puedo ver bien marcando el primer número que está en últimas llamadas.

Suelto el celular para salir corriendo al baño para vomitar, al limpiar mi boca veo que es sangre, la vista se me vuelve borrosa cayendo al suelo.

—¡Ángel, responde!— intento abrir los ojos pero los vuelvo a cerrar escuchando que alguien grita hablando a emergencias.

El sonido de la ambulancia hace que vuelva a abrir los ojos viendo que traigo una máscara de oxígeno que me han puesto sigo viendo nublado intentando no volver a cerrar los ojos cuando veo a León que está ahí.

—No te rindas, no me puedes dejar prometelo — siento que toma mis manos para apretarlas dulcemente.

—No puedo hacer eso — mi voz es frágil.

— No por favor, mírame Ángel — cierro los ojos al sentirlos pesados.

Solo podía escuchar voces a lo lejos pero no entendía que decían, sentía demasiado frío, una voz llama mi atención al reconocerla, viendo frente de mi a Said.

—Hola — siento dolor al intentar hablar más.

—¿Cómo te sientes? — Su voz se conjuga con la de León.

—Mal— una luz me lastima intento abrir los ojos viendo a León.

—Tuviste una hemorragia, no se qué pretendías al dejar el atenderte— guarda silencio por un momento — han crecido cuatro centímetros es urgente que tengas terapia de hormona de tiroidea, yodo radiactivo tenemos que hacer lo posible para intentar reducir los tumores y hacerte la extirpación, debí cuidarte.

—No puedes cuidarme siempre, debes olvidarte de mí — murmuro desviando la mirada.

—¡No te dejaré morir!¡Sí eso es lo que quieres! — dice molesto.

—No te estoy pidiendo permiso.

—Said antes de morir me hizo jurarle que daría todo de mí porqué tú estuvieras bien.

—Creo que volviste a fallar León.

León da un golpe a lado de mi desesperado al mirar hacia otro lado intentando tranquilizarse — Entiendo, se que ya no quieres nada conmigo me quedo claro ya, lo respeto solo déjame salvarte la vida y después de eso te dejaré en paz por la memoria de mi hermano y mi padre.

—De acuerdo.

Los días posteriores me había sometido a diversos estudios, las radioterapias eran un sufrimiento al tener que hacerlas casi seguidas, volví a tener que usar oxígeno a lo difícil que me costaba respirar por mi cuenta, me suministraban medicamento tras medicamento por vía intravenosa por medio de un catéter en el pecho.

Al mirarme al espejo era como si no fuera yo, la piel pálida se podían notar demasiado, mis costillas estaban visibles, había bajado más de díez kilos en menos de una semana, tenía los ojos secos con unas ojeras demasiado pronunciadas, era difícil comer y no sentir náuseas, para salir corriendo a vomitar la comida.

El día de la operación era en un par de horas y sabría que después de eso, no volvería a ver a León, eso era lo único que me importaba sacar de mi vida a los Truswell. Quería por fin cerrar el capítulo e iniciar de cero, la operación tenía un ochenta por ciento que sería todo un éxito a extraer los tumores a que los estudios arrojaron que se disminuyeron sin riesgo de una complicación.

Debí dar una explicación a mi madre por ocultarle las cosas, al saber que eso le dolería saber que me quise dejarme morir.

La puerta se abre y mi madre está enfrente de mí con los ojos lloroso —Se que te debo una disculpa, debí de comunicarte la decisión que había tomado, pero se que no pensé las consecuencias

Se acerca y toma mi mano comenzado a sollozar — Se que ácido difícil por todo lo que has pasado hija — se limpia las lágrimas con pañuelo — Se que estas harta de estar en tantos hospitales y entiendo que lo hiciste en un momento de desesperación, pero después de esto se que podras hacer lo que realmente has querido — me acaricia la frente — tendrás por fin tu libertad, lo que tanto has querido — me besa la mejilla — te amo hija.

—Y yo a ti mamá.

Claudia no nos dio tiempo de seguir platicando, me lleva en una silla de ruedas a la área de quirófano para ser ingresada, Natalia me recibe subiéndome a la plancha para ser anestesiada, los cirujanos me rodean y los ojos de León se encuentran con los míos siendo lo último que vea antes de quedar sedada.