#24 Why noy

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El agua golpea mi cuerpo cayendo hasta el fondo de la alberca, trato de salir a la superficie pero el concentrado me vuelve a jalar hacia abajo, me quito las puntas nasales y salgo jalando aire como loca, busco por todos lados dónde está León pero no lo veo por ningun lado, algo toca mis pies y suelto un grito ahogado.

—Te tengo — León me toma de mis muslos aventandome hacia arriba y enredo mis brazos en su cuello intentando no caer, sus ojos se quedan fijamente con en los míos, mi pecho sube y baja por la falta de oxigeno — Estás a salvo — sus dedos rozan mi rostro y pasa un mechón de pelo detrás de mi oreja.

Se empieza a escuchar unos violines, nos giramos de inmediato a donde se hallaba la melodía, mis ojos se cruzan con los de Said, él hace señas que dejen de tocar.

—¿Qué pasó? — se inclina hacia la alberca ofreciendome su mano.

Todos se percatan ante el suceso y se acercan a la orilla de la alberca, Amaris corre por unas toallas, salgo del agua gracias a la ayuda de Said, se quita su saco poniéndolo encima de mis hombros al darme cuenta que mi vestido se transparenta lo cual me abrace a mi misma.

—¿Estás bien? — Trato de hacerle señas que me hace falta el aire — ¿Ángel dime algo por favor?

León saca el concentrado de oxígeno chorreando de agua — ¡Que no puede respirar! — sale de la alberca, me levanta en sus brazos llevándome a dentro de la casa.

— ¿Qué pasó? — Mi madre se pone de pie de inmediato junto con Briseida al darse cuenta que entran todos a prisa. Siguen a León escaleras arriba preguntando miles de veces que ha pasado, él no contesta.

—¿¡Qué pasó!? ¿¡Por qué están mojados!? — preguntan por milésima vez.

León se recarga en una puerta abriéndola de un empujón, corre al concentrado dándome las puntas nasales, me las acomoda y siento el alivio de volver a respirar ya que me había entrado algo de agua a la nariz, sin contar con la que había tragado.

—¿León que pasó, di algo por favor? — súplica Briseida.

—Nos caímos a la alberca por que...... — hablo antes que León —resbale, León intento agarrarme pero caímos los dos.

—¿Pero están bien?—pregunta mi madre, poniendose a mi lado, asiento con la cabeza — será mejor qué te quites esa ropa mojada.

Tanto Briseida como Amaris sacan a todos de la habitación junto con los hermanos Truswell, quedando solo mi madre, Amaris y Briseida.

—Aquí tienes una bata y una toalla, el baño de esta habitación se está arreglando por las tuberías, pero puedes bañarte en el baño que está al fondo del pasillo — añade Briseida.

— Cualquier cosa estaré acá abajo — dice mi madre, antes de salir junto con la señora Truswell.

Me saco el vestido al quedar a solas con Amaris, me saco los zapatos que están empapados, siento la mirada de mi amiga sobre mi a lo cual la ignore lo mas que pude antes que me cuestionara y me llenara de preguntas.

— ¿Angel, que paso en realidad ? — escupe.

—No empieces quieres — me deshago el peinado quitando los pasadores que traía.

—Solo que yo no me trago eso de que te resbalaste y que él doctor Truswell cayó a la alberca junto contigo — me observa con su manos en sus caderas moviendo el pie ante una explicación de mamá.

Me amarro la bata y paso por un lado de ella—Pues así fue.

—Si aja — toma mi vestido mojado como mis zapatos y sale de la habitación.

Tomo la toalla en mis manos, estoy por salir igual de la habitación cuando me regreso ante un fotografía que estaba sobre un escritorio, tres chicos no mayor de los dieciséis, era claro que el de melena roja a juego de esos hoyuelos en las mejillas era Said, recorro mi vista y un chico alegre con ojos verdes está sonriendo, mis dedos tocan el portaretrato admirando a León de adolesente, miro por último a la otra persona, su cabello es oscuro, ojos azulados con gris, dudo de quien se trata, entrecierro los ojos al ver que tenía rasgos a Cedric, pongo de vuelta el portaretrato en su lugar sin mirar por última vez a León de chico.

Miro a mi alrededor el color gris con rojo predomina en las cortinas como en la cama, un teclado al fondo de la habitación, no era secreto que Said amara la música clásica aunque no sabía que él, llaman mi atención unos cuadros del lado contrario de la habitación.

TODO LO BUENO EMPIEZA CON UN POCO DE MIEDO.

QUE SEA ETERNO TODO AQUELLO QUE NOS HAGA BIEN.

WHY NOT.

Bajo la mirada de vuelta al escritorio y veo una libreta de piel con el nombre de Said, plumas con tinteros, hojas sueltas por el escritorio, Said era una luz en este mundo, siempre tenía optimismo, creaba, deseaba que sus pensamientos los conociera la gente de su alrededor, suelto la risa.

—Umm, tiene buen gusto el rojito — camino hacia la puerta — es más grande su habitación que mi sala.

Suelto un estornudo al resfriado que estoy por tener si no me meto a bañar de una vez por todas, salgo por el pasillo y me dirijo hacia el fondo del pasillo, quedandome parada ante dos puertas, tomo la manija de una y abro dándome cuenta que no es para nada el baño, si no es otra habitación.

—¡Ay no! ¿Dónde está el baño? —hablo entre dientes.

Estoy por cerrar la puerta cuando un olor masculino muy familiar me hace detenerme en seco, sabía que estaba parada en la habitación de León lo confirmo al ver un libro de medicina en su taburete. La habitación es demasiado diferente a la de Said, hay estanterías de libros y más libros junto a un escritorio enorme con un computador, es demasiado serio que para mi forma de ver parecía mas una biblioteca el tono azul marino con negro al cual era imponente, me gustaba demasiado, como él. Me acerco con cautela entrando a la habitación donde se encontraban los grandes estantes viendo que todos están organizados por temas o clasificación voy caminando conforme voy leyendo los títulos en mi mente.

—¡Esto es increíble!— digo en chillidos.

Me siento como una acosadora al estar en un lugar privado de León sin su permiso, me giro sobre mis pies para salir cuándo sale de una puerta León con una toalla enredada de la cintura.

Without me✔  [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora