POV Damian Blair
Desde que tengo memoria nunca le he temido a la muerte, ser herido en batalla incluso dañado debido a una traición, nada de eso me importaba, ahora... en este preciso instante estaba aterrado, agobiado y orillado a la desesperación, mi vida se encontraba intacta pero mi alma comenzaba a desquebrajarse, las luces que iluminaban mi camino comenzaban a apagarse sutilmente, perdían su brillo dejando detrás una fría y atemorizante oscuridad. ¿Acaso la pequeña niña que fue Aimi paso por esto? ¿Pudo ella tener los mismos sentimientos y pensamientos que yo en este momento? ¿Cómo pudo ella enfrentarlo? ¿Cómo enfrento tal situación para no perder totalmente la cordura?
– Damian... – Jakob llamo sacándome de mis pensamientos – Si quieres ir al hospital con Evan y Ro nos encargaremos de las cosas por aquí.
– Yo... – Balbuce... me sentía perdido, honestamente prefería hundirme en mi miseria. Imagino que mi aspecto era terrible y desmejorado.
– Despabílate – Gruño Adriel al instante de otorgarme un puñetazo sobre el rostro – Mierda... Damian, reacciona, no puedes perderte en este momento, Evan y Ro te necesitan, todos aquí en la mansión te necesitan... – Vocifero mientras tragaba saliva – No podemos perderte a ti también... ¿Lo entiendes?
Era irónico, nunca había cruzado por mi mente que algún día escucharía aquellas palabras salir de la boca de Adriel, como reflejo tal vez inocente o en un juicio desequilibrado una sonrisa se postro sobre mis labios, estaba perdido y desequilibrado, la oportunidad perfecta para usurpar mi posición de alfa estaba frente a sus ojos, era la oportunidad perfecta, me importaba una mierda si me arrebataba mi puesto, es por ello que me pareció tan divertida su reacción.
– Ajájájá – Comencé a reír a carcajadas mientras mis dientes se contraían con fuerza.
– Mierda... Damian – Gruño Adriel mientras me sostenía con fuerza del pecho.
– Escuchen... Jakob puedes quedarte en la mansión, hay que revisar quienes necesitan alguna asistencia medica y poner orden dentro... – Comando mi padre con firmeza – Yo me llevare a Damian al hospital para ver el estado actual de Ro Y Evan, debemos de estar allí por si... – Mascullo sin completar la oración – Adriel, ve al extremo sureste, busca cualquier rastro o indicio que puedas encontrar...
– Mierda – Pronto las desenfrenadas carcajadas se convirtieron en gimoteos – ¿Por qué mierda ha pasado esto? ¿Por qué? – No podía evitar maldecir en mi cabeza.
– Vamos Damian... – Soltó Jakob con un tono de voz doliente – Evan te necesita ahora, no desperdicies la oportunidad que Aimi le dio, debemos poder salvarlo – Trago saliva mientras mantenía la cabeza baja.
"¿Alguien me escucha?... Por favor... necesitamos ayuda" solo podía escuchar como un eco resonante en mi cabeza las ultimas palabras de Aimi, la desesperación en su voz aun era tan palpable para mis sentidos, por su timbre de voz diría que cada fibra de su ser estaba completamente aterrado, y yo... yo no pude estar con ella.
– Adriel... yo – las palabras simplemente no salían, era como si al exponerlo en palabras admitiera toda esta situación, aun ahora quería ignorar todo.
– Ve con Evan, deja a nuestra Luna en mis manos, no regresare con las manos vacías... lo prometo – Vocifero Adriel con confianza mientras en un segundo se convertía a su forma lobuna y emprendía camino a su destino.
"Gracias... hermano" le agradecí y rogue en mi mente por un milagro.
El camino hacia el hospital fue tan fugaz, era una locura total, gente corriendo de un lado a otro, yendo y viniendo, aquel color tan blanco mancillado por el rojo carmesí de la sangre, la mayoría de los alfas y miembros de la manada que fueron heridos habían sido traídos con eficiencia para ser tratados, yo no sabia en que punto enfocar la vista, la cabeza comenzó a darme vueltas, un sentimiento nauseabundo se posiciono sobre mi garganta y tuve que hacer un esfuerzo por contenerlo dentro.
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Ocúltate
WerewolfAimi una mujer lobo de descendencia pura se ha obligado a creer que es débil e inútil, ocultando su propio pasado, viviendo día a día maltratos y burlas por parte de su manada, creyendo que incluso su propio mate la rechazaría sin dudarlo. Pero... ¿...