Capítulo 20: ¿Realmente no es culpa mía?

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¿En donde me encuentro?

Había despertado en medio de un jardín lleno de rosas blancas, su dulce aroma inundaba mis fosas nasales y me llevaba hasta un estado de paz, podía ver a mi alrededor pero no me explicaba porque era incapaz de verme a mi misma, ni si quiera podía verme las palmas de las manos, tal vez estaba inmersa en una clase de sueño.

A lo lejos podía escuchar una risa divertida, despreocupada y realmente alegre, era tan contagiosa que por un momento pensé que si había muerto ciertamente había llegado al paraíso. Frente a mí y de manera casi fugaz pasó corriendo un niño pequeño, ahora caía en cuenta que era él quien emitía esa alegría tan inocente, revoloteaba de aquí para allá, brincando y jugueteando.

Hijo mio... ven aquí. ¿Un momento? Yo conocía esa voz, era aquella misma voz que me suplicaba salvar a Dalí, ¿De quien se trataba? ¿Por qué aparecía en mis sueños?

Pronto aquel niño corrió en dirección opuesta y se arrojó a los brazos de una hermosa mujer, su rostro no me era claro pero tenía aquellos hermosos y dorados risos similares a los de Dalí, su piel era tan blanca que parecía de porcelana fina, era una mujer realmente bella.

Oh mi pequeño Damian. ¿Qué? ¿Damian? ¿Pero que...?

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– ¿Pero que... ¿ – Desperté de golpe solo para doblarme del dolor, había sido algo brusca al moverme sin considerar el estado en el que había dejado mi cuerpo antes de desmayarme.

– Vaya has despertado al fin – Dijo "él" con esa ironía en su voz ¿Por qué diablos estaba él aquí?

No le hice mucho caso a sus palabras y me incorpore con delicadeza colocando la palma de mi mano sobre mi vientre; alrededor mio nada más que blanco, un blanco tan pulcro que me producía nauseas, conocía muy bien este lugar, había sido mi hogar últimamente, mi parada favorita al parecer. Me encontraba en una habitación dentro del hospital para lobos.

– ¿Qué es lo que ha pasado? – Pregunte a Caius mientras se acercaba hasta el borde de la cama – ¿Cuántos días han pasado? ¿Qué ha sucedido con Dalí?

– Eso es lo que yo me pregunto – Espetó redirigiendo mi pregunta anterior mientras me dedicaba una mirada llena de curiosidad – No te preocupes – Soltó mientras dejaba escapar un enorme suspiro – La pequeña Dalí esta a salvo y al parecer es gracias a ti, has dormido durante dos días enteros.

– Que bueno que Dalí se encuentre bien – Un sentimiento de satisfacción y paz me invadió "Menos mal" pensaba para mis adentros.

– Seguramente Damian vendrá en un instante – Confeso, su voz era diferente ya no era retadora ni arrogante como antes – Le he avisado a través de la conexión que has despertado, no tardara en llegar.

– Gracias, supongo... – Dije mientras le dedicaba una mirada llena de dudas – A todo esto ¿Por qué estas aquí?

Caius se acercó hasta mi, con su mano delicadamente me tomo del mentón y soltando una risita más bien coqueta me confeso.

– Has llamado mi total atención – Confeso con alegría y cierta picardía en su voz – Tengo un profundo interés en ti... mi pequeña luna – Soltando las ultimas palabras de forma traviesa.

Sin poder controlarlo mucho sentí como el color se me subía por los cachetes hasta las orejas, me había ruborizado por sus palabras, me puse nerviosa, Caius decía cosas extrañar pero más extraño que eso, su actitud para conmigo era tan diferente de la vez pasada, ya no estaba molesto, ni percibía odio, más bien le encontraba cierto parecido a la actitud despreocupada de Evan pero sin dejar ese carácter serio y autoritario de los alfas.

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