Capitulo 17: ¿Es una clase de castigo?

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En portada alfa de la manada Sky Moon, Caius Renzo

********** Flashback Aimi Blake 8 años

– Davor... – clamaba ella casi sin fuerzas – Davor... Davor – Podía saber que clamaba su nombre a través de la conexión, con su último aliento y esa mirada en sus ojos, solo deseaba verlo una vez más.

– Dios Aisha ¿Pero que es lo que hemos hecho? – Estaba totalmente aterrada – Davor nos matara – La sangre comenzaba a salir de su cuerpo inerte, podía sentir aquel liquido tibio escurrir por nuestro hocico.

– Lo haría de cualquier manera – Gruño Aisha mostrando los colmillos manchados de sangre – Es nuestra oportunidad de huir, vamos de aquí y ocultémonos como padre te ha dicho – Sin más Aisha comenzó a correr lo más rápido que pudo, colándose entre el espeso follaje.

A lo lejos pudimos escuchar un susurro aterrador, aquel aullido lleno de dolor y odio. Davor Serkín se había dado cuenta que su mate yacía en el piso de aquella prisión, inerte, sin vida, con la garganta totalmente destrozada. Su cuerpo ya frío y sin vida yacía al lado del de mi padre Gian Blake.

********** Fin del Flashback

Aun era de madrugada, el sol todavía no se colaba por entre el cielo; las estrellas y la luna trabajaban juntas iluminando el oscuro cielo. No había podido pegar el ojo por ningún momento, me encontraba al pie de aquel hermoso balcón observando simplemente el espeso follaje del bosque. Mi mente rememoro aquel suceso hace ya más de 10 años, la culpa que sentía al haberle arrebatado la vida a esa mujer, el dolor irremediable de haber abandonado el cuerpo de mi padre en aquella que fue nuestra prisión. Ahora las cosas solo habían empeorado, Davor Serkín me había encontrado después de todo este tiempo, estaba segura que usaría hasta la mínima oportunidad para hacerme pasar una terrible agonía, más lo de lo que él y sus hermanos habían hecho ya.

– Aisha, crees que tal ves, que todo lo que hemos vivido... – Le pregunte con evidente tristeza en mi voz – ¿Es una clase de castigo? – Pregunte al fin soltando un desolado suspiro – ¿Sera que la Diosa Luna nos esta castigando?

– ¿Cómo puedes pensar eso? – Soltando un gruñido – ¿Por qué la Diosa Luna nos castigaría a nosotras y no a esos bastardos que asesinaron no solo a padre y hermano, sino también a todos nuestros camaradas? – Chillo llena de furia y dolor – Hicimos lo que teníamos que hacer.

– Solo queríamos vivir – Confesé con dolor en mi corazón – No quería morir – Solté sin más y comencé a llorar, sostenía aquella cajita que Andre mantenía en resguardo, el único recuerdo de mi madre, la prueba de la existencia de mi manada.

Aisha no dijo nada más, me quede allí en cunclillas tratando de ahogar mis lamentos, una a una las lagrimas no dejaban de salir, no podía sino dejar de pensar ¿Qué es lo que hice mal? ¿Por qué la Diosa Luna me castigaba así?

Tome un cálido baño, intente ordenar mis sentimientos e ideas, mi única prioridad ahora era eliminar a Davor, seguramente sus hermanos sabrían tarde o temprano todo el jaleo que estaba haciendo, si decidían participar lo más seguro es que gente inocente moriría, y una cosa era segura, no debía permitir que ello pasara.

La habitación ahora se me hacia demasiado grande y vacía, Damian no había venido en toda la noche a verme, aunque a decir verdad no estaba segura de si yo quisiera tenerlo a mi lado en este momento; aunque la marca en mi cuello ardía por el deseo de mantener contacto físico con él.

Me acerque hasta el espejo y vi reflejada aquella marca, justo del lado izquierdo de mi cuello se dibujaban finas líneas que se curveaban formando una especie de flor como si de un tatuaje de tratara, era la marca que mi mate había puesto en mi reclamándome como suya, se suponía que debería de haber sido un momento memorable, y lo fue, aunque no de la manera que hubiera querido.

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