Ocúltate

Capítulo 7: ¿Jugamos una vez más?

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Escúchame con atención Aimi – Dijo mi padre a través de la conexión – Corre lejos, ni si quiera pienses en mirar atrás – Gruño.

Pero padre ¿No vendrás conmigo? ¿En dónde esta madre y Liam? – Solté un aullido de tristeza.

No tenemos mucho tiempo – Gruño enojado – Corre lejos y ocúltate, no dejes que vean tu forma humana, no hasta que estés a salvo.

Así mi padre transformado en su forma lobuna se acercó a mí y me dedico una lengüetada sobre mi cabeza, en sus ojos pude vislumbrar la tristeza y la derrota, era su fin. Aunque también pude notar la alegría en sus ojos, la alegría de saber que por lo menos su pequeña hija podría huir a salvo de allí.

Aimi, Aimi – Sollozaba Aisha en mi mente – No puedo sentirlos más, no puedo sentir a los lobos de padres o Liam – Confeso mientras corríamos a toda velocidad.

Lo sé – Dije destrozada – Pero no debemos de detenernos, corre Aisha... corre.

No puedo más – Dijo completamente exhausta – Nos alcanzaran – Sollozo.

No lo harán – Intente darle ánimos – Solo un poco más.

Un gruñido se hizo paso a través del espeso bosque hasta mis oídos congelado mis terminaciones nerviosas, él estaba realmente furioso, si nos encontraba nos esperaba algo mucho peor que la muerte. Sintiendo la tierra húmeda debajo de mis patas y la brisa helada de la noche chocar contra mi pelaje corrí como nunca antes, firme y sin detenerme.

"Corre lejos y ocúltate" esa había sido la última orden que recibí de mi alfa, la última petición de mi padre.

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Me removí intranquila sobre la cama pero con dificultad, alguien me mantenía aprisionada entre sus brazos. Por un instante perdí la cordura y me asuste como nunca pensando que estos brazos le pertenecían a él. Con fuerza lo empuje lejos de mí y me aleje de la cama tropezando torpemente con las sabanas provocando que cayera con fuerza al frío suelo.

– ¿Pero qué diablos te sucede? – Damian grito furioso mientras observaba mi rostro lleno de terror – ¿Qué te sucede Aimi?

– ¿Eres tu Damian? – Pregunte con un timbre de voz débil – ¿En verdad eres tú?

– ¿Pues a quién diablos esperabas? – Espetó con enojo – ¿Qué diablos es lo que sucede? ¿Por qué esa cara llena de miedo?

– Discúlpame – Dije mientras intentaba controlarme colocando la fría palma de mi mano derecha sobre mi rostro – No ha sido nada.

– ¿Nada? – Dijo mientras se ponía de pie, ahora que caía en cuenta lo había lanzado con tal fuerza para tirarlo de la cama – ¿Qué diablos está pasando? ¿Qué te sucede? – Exigió saber.

– He dicho que nada – Grite enojada – ¿Por qué insistes en preguntar?

– ¿Por qué diablos te enojas conmigo? – Grito aún más fuerte – Solo intento saber ¿Qué es lo que te sucede?

Sin otorgarle una respuesta me puse de pie e intente evitarlo metiéndome al baño, pero su mano me sostuvo con fuerza de los hombros jalándome hacia su cuerpo y dedicándome un dulce y tierno abrazo.

– Aimi – Susurro con dulzura – ¿Qué es lo que sucede? ¿A que le tienes tanto miedo?

Por un momento mi cuerpo se estremeció pero no fue por el contacto con Damian, esta vez no se trataba de algo cálido y hermoso sino todo lo contrario, era frío, desesperanzador y trágico. Era una verdad que debía de mantener oculta, sin meditar sobre mis acciones y sus consecuencias coloque la palma de mis manos sobre su desnudo pecho y lo arroje lejos de mí.