Capítulo 34: ¿Sellamos nuestro destino?

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¿Qué es este lugar? Me preguntaba para mis adentros, un hermoso castillo de cantera se alzaba ante mis ojos, sus bellos y floridos jardines repletos de rosas blancas parecían un tipo de Déjà vu para mi, aquel aroma floral inundaba mis fosas nasales y producía en mi interior cierta paz y calidez. Aquel lugar ya no me parecía tan ajeno puesto que en varias ocasiones se había colado hasta mi subconsciente y se reproducía como parte de mis sueños.

Sabia perfectamente a quien le pertenecía este lugar, con mis pies totalmente descalzos comencé a andar por los pasillos en busca de su presencia, seguramente la encontraría en la zona de los jardines, al parecer ese era su lugar favorito. Y vaya que no me había equivocado, de rodillas al pie de un enorme rosas se encontraba aquella hermosa mujer de pálida piel y risos dorados, tarareaba delicadamente una canción mientras retiraba hoja por hoja marchitas de los botones.

– ¿Tu... eres la madre de Damian... Natally Blair? – Cuestione un tanto dudosa mientras me detenía justo detrás de su espalda.

No obtuve respuesta alguna, comencé a dudar si esto era un mero sueño común y corriente o alguna clase de visión.

– Gracias por ayudarme a salvar a Dalí – Espete después de mucho pensarlo – Gracias a tu consejo pude ser capaz de protegerla.

Al terminar de pronunciar la ultima palabra aquella dulce melodía que circulaba por el aire se acallo de golpe, aquella hermosa mujer quien estaba segura era la madre de Damian y Dalí se puso de pie pero sin girar su cuerpo, los enormes y frondosos risos de su cabello se deslizaban por su espalda hasta llegar a su cintura, tenia una figura fina y delicada, toda una belleza en la extensión de la palabra.

– Protege a tu familia... Honra a los ancianos... – Espeto como si de una lección se tratara – Enseña a los más jóvenes... Trabaja en equipo... – Continúo con esa suave y cálida voz – Expresa tu opinión... Mantén tu posición... Siempre, siempre deja tu marca.

– El código del lobo – Dije mientras rememoraba las lecciones de mi madre.

– Los padres no somos perfectos – Espeto dejando escapar un sutil suspiro – Cometemos muchos errores... pero ello solo es porque intentamos proteger lo que más amamos.

– No le guardo ningún rencor a Fedek – Imaginaba que sus palabras eran algún tipo de disculpas por las acciones del padre de Damian – Solo hace lo que debe de hacer... proteger a su familia.

– El camino que ahora aguarda por ti es muy escabroso y difícil – Dijo con un tinte de lastima ante el destino que se me había preparado – Todo el dolor, cada una de las personas que has perdido en tu vida, el sentimiento de ser abandonada y la presión de elegir entre el amor y el deber... – La voz de aquella mujer comenzaba a quebrarse, aunque no la viera directamente al rostro estaba segura que pequeñas lagrimas comenzaban a desbordarse de sus ojos debido a la aflicción y la pena que agobiaba su pobre alma.

– Por favor, no llore por mi... no se porque razón la Diosa Luna me haya elegido este cruel destino... pero quiero seguir adelante, no me arrepiento de haber conocido a Damian y enamorarme de él, he ganado un hogar, una familia, personas que me importan y a las cuales debo proteger...

El sollozo de aquella mujer aminoraba conforme yo iba hablando, mi determinación era firme, no hubiera elegido otro camino aun si la oportunidad se hubiera presentado, si las cosas hubieran sido diferentes seguramente Aisha y yo no seriamos las mismas, no tendríamos la misma resolución u opiniones respecto a muchas cosas.

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