Especial 11: El rostro del mal

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***** ADVERTENCIA *****

EL SIGUIENTE CAPÍTULO CONTIENE DESCRIPCIONES GRÁFICAS SOBRE VIOLENCIA QUE PUEDEN SER PERTURBADORAS PARA ALGUNOS LECTORES. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN. 

Por favor, evita comentarios ofensivos en contra de la historia y/o la autora, ya saben que me gusta ser o muy romántica o muy sádica, respeta la obra y recuerda que es ficción y para el entretenimiento de los lectores. No olvides darle click a la Estrellita si te gusto la actualización. 

Atte: La Autora


POV Damian Blair

********** Flashback Damian Blair 18 años

Podía escuchar el llanto de mi padre a través de las paredes, antes de golpear a la puerta la palma de mi mano se detuvo entre la duda y el miedo, no pude evitar temblar un poco y tragar saliva.

– Padre... – Llame con un timbre de voz débil – Padre... – Llame de nuevo mientras que la única respuesta que obtuve fue un llanto desgarrador.

**********

Recordaba lo callada y solitaria que se encontraba aquella mañana, el sol se posicionaba sobre la cumbre más alta del cielo iluminando cada sombra en su camino, irradiando calidez y trayendo consigo la esperanza de un nuevo día. Irónicamente mi padre y Ro murieron aquel día, algo en ellos se rompió, habían perdido a esa persona única e irreemplazable. Me preguntaba ¿Estaré yo también predestinado a enfrentar tal perjurio?

Aquella fatídica noche donde la manada Deah Moon irrumpió en nuestro territorio y arraso no solo con mi hogar, sino con miembros de la manada y amigos, no se me permitió vivir mi duelo o afrontar el dolor de la perdida de mi madre, tuve que controlar mis emociones y enfriarme la cabeza para poder comandar y reorganizar a mi gente, nunca me detuve a pensar en el profundo dolor que experimentaba mi padre al perder a su mate, aunque realmente ahora que lo pienso, no quería ni imaginarlo.

– Jakob... – Lo llame con voz temblorosa – ¿Es esto real? ¿Es esto... una maldita clase de pesadilla? – Chille como un chiquillo.

– Damian – Vocifero con lastima y profundo dolor.

"Mierda... Mierda" gritaba en mi mente "Aimi... realmente tú... ¿Estas muerta?" cuestionaba con insistencia dentro de mi.

– ¿Cómo mierdas paso todo esto? – Gruñí replicando a la nada.

– Ajajá, no te sientas tal mal, fue tu mala fortuna por haberte involucrado con esa perra – Mascullo Davor con arrogancia.

– Maldito hijo de puta... – Gruño Adriel mientras mostraba los colmillos.

– Eres un maldito enfermo – Mascullo Caius otorgándole una mirada llena de rabia.

– ¿Enfermo dices? – Vocifero Davor con ironía – Tan enfermo como todos ustedes, aquellos que buscan venganza... – Dijo mientras le dedicaba una mirada a Adriel – Enfermo como aquellos llenos de envidia – Soltó mientras volteaba a ver a Eiber – O tan enfermo como aquellos quienes por "amor" traicionan hasta a su propia carne – Espeto con ironía – Todos somos unos malditos enfermos, ¿No lo crees así, Selene?

– ¿Qué fue lo que dijiste? – Cuestiono Jakob sin entender del todo.

– ¿Por qué no se los explicas mejor hermosura? – Dijo Davor mientras estiraba la palma de su mano como ofreciéndola.

Paso un par de segundos cuando entre las sombras salió Selene, sin duda alguna era una de las pocas mujeres dentro de la manada que robaban miradas y suspiros, su hermoso cabello ondeante color negro azabache y su altura eran dignas de merecer envidia, aunque a decir verdad, a pesar de su bello aspecto nunca fue el centro de atención, su existencia era tan efímera dentro de la manada que nunca nadie había notado el pequeño bulto que crecía día a día a la altura de su estomago o por lo menos nadie le tomo importancia.

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