Especial 1: ¿Por qué no puedo encontrarte?

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POV Damian Blair

Hacía ya más de un día que había encontrado a mi mate pero no sé quién es ella ni dónde diablos se había metido. Recién había llegado de E.U. y mi padre me encargo unos documentos que encontraría en la biblioteca de la escuela, esa fue la primera vez que sentí su presencia, un delicioso aroma a caramelo y lavanda se posiciono hasta el fondo de mí ser, al instante corrí a su encuentro pero ella huyo de mí... lo sé, Aaron mi lobo me lo dijo, que ellas habían sentido nuestra presencia y huyeron con la cola entre las patas.

"Me las pagaras" pensé para mis adentros, cuando la encontrara de nuevo la haría pagar por haber huido de mí.

- Damian ¿Has traído los documentos contigo? - Pregunto mi padre.

- Aquí tienes - Conteste con evidente enojo en mi voz.

- ¿Ha pasado algo?

- Nada - Gruñí - No ha pasado absolutamente nada.

- ¡Ajaja! pero que malo eres mintiendo Damian - Dijo mi padre divertido - No olvides la fiesta de este sábado, será tu anunciación como alfa de la manada.

No dije una palabra más, me despedí de mi padre y salí de su despacho. Aquel aroma que había sentido en la biblioteca comenzaba a borrarse y eso me hacía sentir furioso, un sentimiento de vacío se posiciono en mi pecho... necesitaba sacarlo. Me transforme en lobo y corrí por lo extenso del bosque, la brisa se sentía tan bien sobre mi pelaje que logre tranquilizarme.

A la mañana siguiente Evan mi beta me esperaba con montañas y montañas de papeleo y deberes, era realmente problemático pero era mi trabajo y obligación, así que lo seguí hasta mi despacho. El cansancio me estaba matando, hasta que de golpe lo volví a sentir, el mismo aroma de la biblioteca pero ahora estaba más cerca y en mi propia casa. Me levante de golpe de mi asiento.

- ¿Pero qué te sucede Damian? ¿Te has vuelto loco por tanto trabajo? - Dijo Evan en tono de burla.

Sin hacerle ningún caso comencé a olfatear, aquel embriagante aroma parecía provenir de la habitación de a lado, el sonido de las teclas del piano se coló hasta mi oficina por un segundo para después desaparecer. Corrí a la habitación contigua pero en cuanto abrí la puerta no logre ver a nadie, de nuevo mi mate había huido de mí, con furia recorriéndome por las venas y con la firme intención de encontrarla intente salir de la habitación pero Evan me detuvo.

- ¿A dónde crees que vas? ¿Qué no ves que aún tenemos un montón de cosas por hacer? - Dijo mientras me sostenía con fuerza por el brazo.

- Suéltame - Gruñí - Tengo algo más importante que hacer.

- Olvídalo Damian - Dijo mientras me sostenía con fuerza del pecho - Todo debe quedar hecho antes de la fiesta, y lo sabes.

Maldición, Evan tenia razón. Con evidente enojo me dirigí de nuevo a mi despacho, golpeando y arrojando todo a mi alrededor pero algo me tranquilizaba, estos encuentros fortuitos no eran más que cosa del destino, si esto seguía así tarde o temprano tendríamos que vernos a las caras, simplemente esperaría por mi mate pacientemente.

Damian - Dijo Aaron con atisbo de duda.

¿Qué sucede Aaron? No es muy común que me hablas tan temprano por la mañana.

Tú... no rechazarías a nuestra mate ¿Verdad? - Dijo dejándome con la duda.

¿A que te refieres? ¿Sabes algo de ella? - Exigí respuestas.

Ella a sufrido mucho - Dijo con un tono de voz lleno de tristeza - Por favor, tú más que nadie nunca debe hacerle daño - Concluyo para cerrar la conexión.

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