Estaba nervioso porque iban a pasar muchas cosas.
Podría ver la tumba de su familia y también poder hablar con alguien. Sabía que los psicólogos podían ayudar a muchos y que él necesitaba hablar con alguien. También sabía que se lo debía agradecer al moreno, pero no sabía muy bien cómo hacerlo. Solo estaba en su cama mirando la pared y el tiempo pasar. Nada más estaba abrazando a Dino mientras respiraba en paz.
Después de pensar en que había perdido lo último que le quedaba de su familia, el volver a tenerlo en sus manos se sentía como tocar el cielo.
Soltó un suspiro y lo odió un poco notando que tenía un aroma que antes no. No supo lo que era, pero no parecía que fuera de suciedad o de algo malo. Era un pequeño aroma que se había mezclado de algún lugar y se sentía tranquilizador, a pesar de que era casi inexistente.
—Joven, Saemi, recuerde que hoy el señor lo vendrá a buscar temprano. Le compró esta ropa de aquí. Si algo no le gusta, puede dejarlo al lado y le comprara lo que usted quiera.
No supo qué decir cuando vio a Sofía dejándole ropa en la cama. Era nueva, fina, se notaba suave y carísima. Nunca se había vestido con ropa de marca, a excepción de aquella ropa que era una copia barata.
—¿Toda es para mí?
—Sí, es para que no siga usando las ropas de su hermano. Quiere que se sienta cómodo.
—Me gusta la otra ropa —dijo porque, lo que menos deseaba, es que gastaran dinero en él.
—No sea así, es un regalo del señor.
—¿Cuántos años tiene que le dices señor? —preguntó curioso, pues, a una persona se le llamaba de aquella manera cuando ya estaba en los treinta o cuarenta y él no parecía de aquella edad en lo más mínimo.
—Ay, es un hábito mío. Solo tiene veintisiete años, pero le digo de esa manera por respeto y con cariño además. Él lo sabe, aunque siempre me culpa de hacerlo sentir viejo —comentó riendo mientras lo miraba con sus ojos azules —. Elija lo que usted quiera. Ya son las dos y estará aquí a las tres y él nunca llega tarde.
Solo asintió porque no tenía mucho más por decir o hacer.
Tomó una prenda sintiéndola demasiado suave y se sintió culpable porque, mientras su familia estaba muerta, a él le estaban comprando ropa cara y linda.
Pensó en que no merecía tener nada y mucho menos vivir.
Estaba lloviendo afuera, así que tomó el abrigo de un color morado oscuro sintiéndolo demasiado calientito y suave. Tragó saliva y tomó un pantalón negro, unas zapatillas negras también, un suéter de cuello alto y el abrigo. Luego, se quedó mirando en el espejo viéndose casi como alguien diferente. El negro y el morado oscuro combinaban más que bien y, con su piel blanca todo se veía mucho mejor.
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DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©
RomanceSaemi es un Omega dominante que pierde a toda su familia en un macabro asesinato. Tras eso, personas peligrosas lo intentan buscar y atrapar para que termine de pagar la deuda que había quedado. Se oculta y escapa quedándose en la calle y pasando no...