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Con una pequeña dedicación por haber respondido sobre las feromonas de Saemi💖

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Con una pequeña dedicación
por haber respondido sobre
las feromonas de Saemi💖.

Tal como lo había dicho, Saemi se estaba duchando para poder salir.

No tenía muchas ganas de hacerlo, pero también recordaba las palabras de su psiquiatra y psicóloga de que debía salir y tomar aires nuevos y, sobre todo, interactuar con otras personas para ir superando lo ocurrido.

Soltó un suspiro. Luego de terminar, salió de la habitación. Caminó hasta una puerta que estaba a tres de distancia de la suya. Se quedó parado sin saber muy bien cómo tocarla o como hablarle. La vio demasiado grande y nunca había visto lo que ahí podía haber. Por un segundo, la curiosidad lo invadió.

¿Qué podía tener Kraven ahí? ¿Cómo sería su ropero? ¿Cómo tendría ordenada su ropa? ¿Qué vista tendría por la ventana? ¿Cómo sería su cama?

Se perdió en sus pensamientos por unos segundos y, de pronto, la puerta se abrió. Dio un respingo alzando la mirada, viéndolo ahí parado. No supo qué decir. Como siempre, llevaba un traje que se notaba costoso desde lejos.

—¿Estás bien? —preguntó Kraven viéndolo, completamente, desorientado —. Te sentí parado aquí todo el tiempo.

El Omega no supo como siempre se daba cuenta de su presencia que, aunque no lo estuviera mirando, sabía que ahí estaba. Quería preguntar, mas no lo hizo.

—Yo..., nada más venía a preguntar por las cosas que habías comprado la vez pasada. Debes querer que me vea bien, así que supongo que usar algo de eso será bueno.

—Puedes ir con lo que quieras, no es necesario...

—Solo quiero verme bien. Tengo ganas de verme bien.

—Sí, las tengo —contestó entrando a la habitación.

La puerta quedó abierta, aunque él no entró. Se quedó ahí mismo viendo que dentro todo era demasiado grande. No se atrevió a dar ni un solo paso porque un extraño nerviosismo le llegó. Solo se dedicó a mirar un poco contemplando que dentro todo era lujoso al igual que todo el resto de la casa.

Notó que tenía muchos cuadros, también un gran espejo, un gran ropero y una alfombra suave de color rojizo en el suelo.

—Ten estas bolsas.

Estiró su mano para tomarla y asintió.

No dijo nada más, tampoco miró hacia atrás y entró a la habitación cerrando la puerta. Quería vestirse rápido, así que dejó la bolsa en la cama para ir sacando las cosas. Eran tres bolsas y, de la primera, sacó una caja de zapatillas. Eran blancas con dos líneas verdes y una línea roja en medio y, en la parte trasera, con un color azul. Luego, sacó un abrigo. Tocó el material notando que estaba confeccionado en gabardina y, el color marrón, era muy lindo. Procedió a tomar un pantalón de terciopelo que era del mismo tono y con una línea roja y azul a los lados.

DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora