DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

33.

Con una pequeña
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ACTUALIZACIÓN 1/4

Saemi abrió la puerta para recibir otro ramo de flores.

Le parecieron los más lindo de todo el mundo. Le agradeció al hombre para cerrar la puerta. Kraven había puesto vigilancia en la casa, así que pudo ver a muchos hombres caminando por el lugar que tenían, estrictamente, prohibido entrar a la casa.

Las dejó en un nuevo florero y las fue mirando hasta sentir que los ojos le dolían por no pestañear. Eran de lindos colores y de suaves olores que lo hicieron feliz. Estaba comenzando a sentir que todo era bonito, que todo era dulce, que el dolor se iba cada vez más porque Kraven le estaba dando una enorme cantidad de amor que podía luchar contra su dolor, tristeza y miseria.

Era el presente y tenía claro que ya no se regresaba al pasado, pero pensó en que, por estar cegado por el dolor, y no saber bien como lidiar con su trauma y miedo, nunca veía lo que había frente a sus ojos.

Sofía aún no regresaba, pero le tranquilizaba saber que estaba mejorando. Kraven había tenido que regañarla muchas veces porque solo quería regresar. Supuso que se preocupaba por él, así que se dispuso a hacer otra comida. Aún no era medio día y no quería atrasarse en nada. No tenía que ir a sus citas médicas y no se sentía desesperado por ello. Respiró de manera profunda porque lo único que deseaba era poder mejorar.

Lavó sus manos y comenzó a buscar todo lo necesario para cocinar otra de las recetas que Sofía tenía anotadas. Seguía todo al pie de la letra y lo iba probando todo el tiempo verificando los sabores y más.

Al tener ya todo casi listo, tomó su teléfono. No tenía ningún mensaje de Kraven. Aún no le respondía el último, así que asumió que debía estar ocupado en reuniones. Luego, se fue al Internet. Buscó el nombre de su universidad y se quedó viendo el teléfono que tenía para poder comunicarse. Era algo que anhelaba también. Deseaba poder regresar a estudiar, deseaba poder terminar sus estudios y volverse un arquitecto. Deseaba poder crear una casa y vivir en ella. Tal vez ya no iba a poder crearle una casa a sus padres, pero pensó en que crear una para Kraven y él era más que perfecto.

El pensar en un nido de amor le provocó felicidad y sonrió.

No quería consumirse siempre por los miedos o la sensación de los ataques de pánico y nada más marcó el número oyendo el sonido.

—Revenger University, buenos días, ¿con quién hablo?

Escuchó la voz del hombre y era amable. No lo notó mayor que él y tragó saliva.

—Hola, me llamo Saemi, soy un estudiante de la universidad.

—Encantado de hablar contigo, Saemi. ¿En qué puedo ayudarte?

—Llamo porque quería hacer algunas consultas, pues no he ido a clases por un buen tiempo.

—Oh, claro, entiendo. ¿Todo bien? ¿Quieres congelar lo que queda de año?