DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

26.

ACTUALIZACIÓN 1/3.

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Saemi no tenía claro como eran las citas en realidad.

Lo máximo que podía hacer con alguien era solo caminar por el parque o ir al cine. Nunca pensaba en salir a comer alguna deliciosa comida o ir a un lugar a ver las estrellas. Suponía que esas cosas únicamente, pasaban en las películas románticas ya que, en la vida real, personas así eran muy escasas.

Se miró en el espejo porque Kraven iba a llegar a buscarlo.

Por un momento, solo quiso verse bien y... bonito. No sabía si era un Omega bonito o no, pensó que, comparado con otros, debía ser casi normal. En ocasiones se cruzaba con otros que tenían un color de cabello mucho más lindo y brillante. El suyo estaba un tanto opaco. Se peino un poco, aunque no demasiado, pues su cabello no era largo. Tenía el largo suficiente para peinarlo y ya.

Respiró profundo y tomó uno de los perfumes. Todo se lo había comprado Kraven y quiso tener su propio dinero para poder comprarlo todo él y, además para poder comprarle los regalos que le quería dar.

Se giró y se acercó a la cama para tomar el peluche. Lo vio lindo y sonrió y solo quería eso. Sonreír y sentirse vivo.

Quiso dejar a Tricci y Dino juntos en la cama mientras él regresaba para que no se sintieran solos. Era la habitación y cama de Kraven, pero a él no le molestaba y, mientras estaba esperando, quiso acomodarse en la cama un poco. Tomó lo que había en ella para llevarlo todo a su nariz y oler varias veces.

Canela.

Nunca pensó que la canela le podía gustar tanto. Siempre estaba presente cuando su mamá hacía ciertos postres, pero ahora pensaba en que era perfecta para él. Su corazón se aceleró y el imaginar que Kraven estaba ahí era suficiente para calmarse.

Al oír el auto, se puso de pie y ordenó un poco su ropa. Todo era suave y, evidentemente, caro.

No quiso pensar en nada.

Quiso tener su mente vacía.

Solo quiso divertirse y estar con Kraven. Solo quiso verlo y pensar en él. Bajó las escaleras y, como aún no entraba, se fue a la cocina donde Sofía estaba lavando algunas cosas.

—Sofía, ¿crees que me veo bonito? —preguntó mirándose un poco de arriba abajo.

Ella sonrió para acercarse.

—Usted siempre ha sido bonito y, si sonríe, entonces es mucho más.

—Gracias.

—Espero que se diviertan mucho.

Salió de la cocina justo cuando Kraven entró. No tenía un rostro muy divertido. Llevaba dos días viéndolo extraño, pero, cada vez que le preguntaba lo que le ocurría, se excusaba diciendo que la prensa no lo dejaba en paz y Saemi simplemente le creía.