DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

23.

ACTUALIZACIÓN 4/4

—Claro, Kristen, gracias por haberme ayudado con eso.

—Ahora solo intenta concentrarte en recuperarte. No vayas a la empresa, Kraven, lo digo en serio que con Rael nos vamos a encargar de todo.

—Me preocupa el hecho de que Rael se esté encargando de todo contigo cuando sé que nunca hace ni la mitad de lo que tiene que hacer sabiendo que yo hago todo —comentó el moreno mientras bebía un poco de café.

—Ahora seremos mejores amigos —aseguró ella.

Eran las once de la mañana y solo estaban los tres hermanos comiendo. Krenie aún no se iba, pero ya tenía su vuelo sacado para mañana viajar a primera hora. Kraven no estaba dispuesto a que perdiera ni un solo día más. Hablaron de muchas cosas, se pusieron al día de otras y Krenie siempre estaba ahí con sus bromas. Aunque no importaba mucho si era un completo payaso, pues cuando sus hermanos peleaban todo volaba y todo se rompía.

Saemi seguía en la cama cuando sus ojos se abrieron. Pestañeó un par de veces y se sentó de golpe mirando a todos lados.

No supo qué era verdad o que era mentira.

Intento repasar algunas cosas en su cabeza para saber que no se estaba volviendo loco porque, efectivamente, Kraven había caído al mar, efectivamente había estado desaparecido y, efectivamente, se habían besado. Lo último, de tan solo recordarlo, le aceleró el corazón.

Quiso tomar algo para no entrar en pánico, así que Dino fue el encargado de calmarlo.

—¿Está bien que nos hayamos besado, Dino? Si fue real, ¿verdad?

Soltó un suspiro y escuchó las voces abajo. Diferenció la de Kraven de inmediato y sintió cierta vergüenza de mirarlo a la cara. Sabía que no era muy vergonzoso, tampoco tan tímido, pero anoche sintió todo eso demasiado.

Caminó por la habitación para abrir la puerta y entró al baño.

Quiso mirarse en el espejo y lo hizo por mucho tiempo mientras repetía una y otra vez las cosas que habían sucedido. La primera era que su familia estaba muerta. La segunda fue que se había besado con el moreno. La tercera es que deseaba poder superar muchos miedos que se habían establecido en su cuerpo y, más que nada, mente.

—Bien, tengo que hacerlo. Sé que ustedes nunca habrían querido que me encuentre de esta manera. Me enseñaron a ser fuerte y decidido, perdí mucho de eso, pero quiero recuperarlo.

Cerró sus ojos unos segundos para entrar a la ducha. No quiso hacerlo con agua caliente, prefirió la helada para despejar su cabeza y liberar tensión de su cuerpo.

Al estar listo, le costó el bajar al oír que Kristen estaba ahí. Sabía que los Alfas siempre solían ser más aterradores, no obstante, nunca se había encontrado con alguien como ella. No recordaba haberse sentido tan amedrentado e incapaz de siquiera alzar la mirada por el terror que le estaba recorriendo su cuerpo. En los brazos de Kraven no había sentido miedo jamás, pero con una sola mirada de Kristen, sintió que podía morir.