DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

20.

ACTUALIZACIÓN 1/4

Saemi solo estaba sentado en su cama.

No entendía a que se debía el malestar que tenía en su pecho, pero no lograba que se fuera con nada. Sabía que tenía que acudir a sus citas con la psicóloga, mas nada quiso. No quiso remedios, no quiso algún doctor, no deseaba nada.

Se acercó a la ventana y no se imaginaba estando fuera de esa casa. Casi podía ver que afuera estaba todo lleno de monstruos y peligro inminente. El recordar como esos tipos lo habían seguido cuando se había ido de la casa le provocó un escalofrío. Estaba de día, pero daba por hecho que fuera de día o de noche no importaba mucho porque, de todas maneras, iba a tener el peligro detrás de él todo el tiempo.

Soltó un suspiro y se fue al baño.

Sabía que hoy llegaba Kraven. Sofía le había comunicado que iba a llegar en la noche y estaba dispuesto a hacer lo que fuera. Cerró sus ojos porque había un malestar que le provocaba ciertas cosas y había otro malestar que era diferente. Lo sentía como si estuviera tratando de decirle algo que no podía entender. Llevó su mano a su pecho porque la presión cada vez se iba volviendo más intensa. Quiso suponer que, únicamente, se debía al nerviosismo por saber que el Alfa iba a volver.

Terminó de ducharse rápido. El ver su reflejo en el espejo nunca le gustaba. Cada día se iba viendo más delgado y con más ojeras. Luego, solo salió para vestirse.

No supo cuantos minutos más pasaron donde solo estuvo sentado jugando con sus manos y viendo el tiempo pasar por la ventana. No sabía cómo estar fuera de la casa. No creía tener la valentía suficiente para soportar algo sabiendo que Kraven no iba a estar. Sintió que, si él no estaba, entonces todo se iba a volver un caos irreparable. Tenía miedo de caer en un pozo lleno de oscuridad y frío. Tenía miedo de ser consumido por sus pesadillas. Tenía miedo de muchas cosas.

Finalmente, salió para bajar las escaleras. Quería preguntarle a Sofía si había hablado con el moreno o no. Al llegar abajo, se detuvo al ver como ella miraba la televisión.

—Oh, por Dios —la escuchó decir cubriendo su boca sintiendo más que bien su miedo.

De inmediato avanzó para saber que estaba ocurriendo. Pensó en muchas cosas. Quizás una nueva guerra mundial. Tal vez algún nuevo terremoto junto a algún tsunami. Algún nuevo incendio forestal incontrolable. Incluso que el presidente podía haber sido asesinado o una nueva crisis económica en algún país.

—¿Qué sucede? —preguntó.

Sofía de inmediato apagó la televisión sin darle tiempo de ver ni oír nada.

—No es nada.

—¿Nada? Estás llorando —dijo mirándola y seguro que, sin duda alguna, algo estaba ocurriendo.

—Tranquilo, no se preocupe, vamos a la cocina para que preparemos algo.

La ignoró. Avanzó para tomar el control remoto. Sofía no pudo hacer mucho para quitárselo y la televisión fue encendida.