DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

3.

Dolor.

Fue lo primero que sintió cuando sus ojos se abrieron. Dolor en diferentes partes de su cuerpo. El dolor en sus costillas ni siquiera lo dejaba respirar bien y el moverse era una completa tortura.

Abrir sus ojos fue otro esfuerzo descomunal y fue cuando vio donde se encontraba.

Era la misma habitación. Era el mismo lugar lujoso. Era el mismo sitio donde había despertado antes. No supo lo que eso le produjo. No supo si fue paz o miedo y, al cerrar sus ojos, el único recuerdo que tenía era el de estar corriendo de esos tipos. Fue entendiendo que, cada parte de su cuerpo que dolía, era por un golpe que ellos les habían dado y que, sin mucha demora, lo habían encontrado.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y no recordaba nada. No supo si habían abusado de él porque las feromonas no le dieron tiempo de algo.

Se quiso poner de pie cuando el dolor en su tobillo no le permitió y cayó al suelo. Lo vio vendado y que el dolor aumentaba debido a la fuerza que había hecho. Sintió que comenzaba otro ataque de pánico de tan solo imaginar todo lo que pudo haber sucedido y no haber sido capaz de defenderse.

Era un Omega y, en ocasiones, no importaba mucho si se era dominante o no porque las feromonas lo controlaban todo. Y odiaba eso. En ocasiones odiaba ser un Omega porque nunca iba a poder decir que "no" o luchar por algo.

Se quedó ahí sin ser capaz de levantarse viendo como sus muñecas estaban rojas demostrando que, la forma en que lo habían amarrado, había sido salvaje. Dolía de tan solo tocarlo y cubrió su rostro para poder llorar en paz. Sabía que no podía culpar a su padre por lo que había ocurrido, pero el pensamiento de que, si no se hubiese metido con gente que no debía, nadie lo habría lastimado, no lo dejó tranquilo. Cerró sus ojos con fuerza viendo puntitos blancos por todos lados y su corazón aporreo su pecho de manera descomunal.

La falta de respiración lo fue desesperando mucho peor, su cuerpo comenzó a sudar y el pensamiento de que se iba a morir lo azotó de nuevo.

Intentó respirar, intentó controlarse, pero se le fue volviendo imposible cuando solo tenía el recuerdo de esos hombres en su cabeza. Sintió que estaba a nada de desmayarse cuando, entre todo, escuchó unos pasos que se acercaron rápido a él.

—Oye, oye, con calma, solo es una ataque de pánico —habló mientras se acercaba viéndolo en el suelo. Solo quiso ver como se encontraba o si había despertado, pero, al ver que ya estaba despierto hace mucho tiempo, se arrepintió de no haber subido antes para haberlo hecho sentir más tranquilo.

Kraven nunca había tenido ataques de pánico, pero sabía bastante sobre aquello porque su hermano solía tenerlos mucho cuando era pequeño y siempre estaba él ahí ayudándolo a que se sintiera mejor.

Tenía más que claro que, la sensación de que iba a morir, era bastante realista y que no le permitía pensar en nada más que eso. Se arrodilló a su lado sosteniéndolo con fuerza para intentar ayudarlo de nuevo.