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Saemi solo estaba en su cama

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Saemi solo estaba en su cama.

El abrazar a Dino siempre lo calmaba, así que en ese momento no falló. Había tomado sus pastillas, por ende, se encontraba un poco mejor. Soltó un suspiro y cerró sus ojos para abrirlos viendo la luz del día. Se sentó en la cama.

Su mente estaba en blanco. Por un momento no pensó en nada, hasta que las palabras de Kraven se repitieron en su mente. Sus pies tocaron el suelo al levantarse y salió de la habitación cuando vio la puerta de la habitación de Kraven abierta. Se quedó parado mirando como Sofía echaba ropa en una maleta. Pestañeó un par de veces.

—¿Qué está haciendo?

—Oh, hola. El señor Kraven se va a ir de viaje, así que estoy haciendo su maleta.

—¿Qué? ¿A dónde? ¿Cuánto tiempo? —preguntó sintiendo pánico de estar solo.

—Bueno, creo que por dos semanas.

Bajó las escaleras corriendo. Miró a todos lados y pensó que no estaba en casa cuando lo escuchó hablar por teléfono. Siguió su voz viéndolo que estaba en una habitación diferente.

Nunca la había visto, pero, a simple vista, se veía como una oficina. Tenía un escritorio, una silla, muchas carpetas en algunos estantes, también algunos libros y más. Quiso hablarle y preguntarle cosas. Se mantuvo ahí esperando que la llamada finalizara.

Kraven lo pudo sentir detrás suyo. Cerró sus ojos por unos segundos mientras oía lo que le decían al otro lado de la línea telefónica. No le quiso tomar importancia porque, lo que menos deseaba, era tenerlo cerca. Prefería irse lejos para poder estar en paz y no pensar en hacer algo horrible. Podía sentir esa fiebre comenzando a dominar su cuerpo. Ya tenía dos inhibidores fuertes en su cuerpo y, aún así, no le encontraba que hacían mucho efecto cuando Saemi estaba ahí.

Respondió lo necesario de manera calmada esperando que la llamada fuera a durar horas si era posible para no tener que hablarle.

No se sentía con ánimos de nada y solo quiso estar en paz.

Al finalizar la llamada, miró por la ventana unos segundos y soltó un suspiro para girarse. De inmediato escuchó:

—¿Por qué te vas de viaje?

No contestó. Revisó unos papeles para firmarlos.

—Es por trabajo.

Saemi lo notó diferente. No era estúpido como para no darse cuenta de que algo le ocurría cuando ni siquiera lo miraba. Pudo sentir una lejanía que nunca antes había experimentado y no le gustó. Estaba siendo ignorado y eso le provocó enojo y ganas de gritarle algo. Quería saber lo que había hecho mal para que estuviera actuando de esa manera y estableciendo esa distancia tan grande entre ambos.

—¿Es por lo que pasó en el orfanato? ¿Es por qué te cause problemas ahí?

—Dije que es por trabajo. No tiene nada que ver con lo que ocurrió en el orfanato.

DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora