DEUDA MORTAL [OMEGAVERSE] ©

11.

Otra dedicación por haber respondido
sobre las feromonas de Saemi💖.

Las citas con la psicóloga se iban volviendo más tranquilas. Le iba gustando más hablar con ella y se iba sintiendo más en calma, aunque nunca olvidaba por completo a sus padres o su hermano. A veces se olvidaba de ellos y luego el sonido de la explosión lo atacaba.

—Lo estás haciendo bien, Saemi. No olvides que tienes apoyo y alguien que querrá ayudarte sin duda alguna. Me dijiste que las pesadillas han ido calmándose también.

El Omega asintió.

—Ya ha pasado una semana desde que tuve la otra.

—¿Qué crees que te está ayudando a no tenerlas? —preguntó ella con amabilidad.

—Bueno... —no supo como responder a eso. Bajó la mirada viendo sus manos y luego dijo—: Desde que he salido más con Kraven a comer. Me he sentido un poco mejor. Siempre vamos a un lugar diferente.

—Eso es bueno. No hay nada como salir para despejar tu mente. Tomar aire fresco es algo que siempre ayudará a cualquiera. El divertirte no puedes categorizarlo como un castigo, Saemi. No debes privarte el sonreír o ser feliz.

Guardó silencio porque le era difícil no hacer aquello. El saber que él seguía vivo cuando su familia había muerto de esa manera cruel, le provocaba dolor. Soltó un suspiro y jugó con sus manos unos segundos.

—Es que sé que no lo merezco —susurró —. No puedo sonreír feliz cuando mi familia no está. A veces no lo hago, pero siempre termino pensando en lo mismo. ¿Por qué yo tuve que quedar vivo? ¿A dónde me puede llevar tener esa deuda mortal?

—¿Has sabido algo más sobre eso?

Negó.

—No le he preguntado nada a Kraven y me da miedo hacerlo. Él dijo que se iba a encargar de ello, pero me da miedo.

—El miedo es normal. El miedo nos hace humanos. Incluso los más valientes sienten miedo, eso no es algo malo. Si enfrentas tus miedos veras que podrás lograr muchas cosas. Tus sesiones conmigo han ido muy bien. Hasta el momento estábamos teniendo tres por semana, ¿quieres que bajemos a solo dos?

—No, no, por favor... Yo siento que si no hablo con usted, todos esos pensamientos o ideas se vuelven demasiado fuertes. ¿Podemos cambiarlo a todos los días?

Ella lo miró unos segundos y le regaló una sonrisa.

—Yo estoy feliz de ayudarte, créeme, pero siempre debemos avanzar y no retroceder. Si hacemos un cambio a reunirnos todos los días, vas a retroceder demasiado. Uno siempre debe querer ir hacia adelante, ¿verdad?

Saemi sabía eso y lo tenía más que claro. Bajó la mirada y asintió. Él, de cierta manera, también deseaba avanzar, así que entendía que el retroceder iba a ser terrible. Respiró de manera calmada porque tampoco había tenido algún ataque de pánico y deseaba sentirse así por mucho tiempo. Tragó saliva y alzó la mirada para observar a la mujer que siempre estaba ahí con una sonrisa dispuesta a escuchar todo lo que quisiera decir. Su cabello negro estaban en una trenza hacia el lado y siempre se veía bonita y elegante.