Chapter 9

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Tom Kaulitz

Me desperté a su lado, su respiración era más normal y su largo y castaño pelo estaba descolocado.

Me levanté con precaución para ir al salón.

Primero miré la hora, eran las 11:48 am, los chicos siempre madrugaban y yo era siempre el que se levantaba tarde, así que los chicos ya deberían de estar despiertos.

Cerré la puerta sin hacer ruido para no despertarla, baje las escaleras todavía con sueño, mis ojos casi se cerraban, estaba cansado de.. de toda esa noche.

Me senté en el sofá y me comí una magdalena que había en la mesa.

—Buenos días Tom.—Respondieron todos con mucha energía, yo apenas tenía eso.

—Hmh buenos días.—Contesté tratándome de un tirón la magdalena.

—¿Y Annie?—Volvieron a preguntar.

Yo hice una seña de que estaba durmiendo, no quería que la despertaran o la molestaran.

La puerta de mi habitación se abrió, se escuchaban pies descalzos que obviamente sería de la elfa que estaba en la casa.

Apareció por las escaleras con un moño mal hecho y descolocado, parecía una loca. Seguía teniendo sueño sin poder dormir, mi camiseta le quedaba por abajo de las rodillas y eso me causaba gracia, y sus pies descalzos que resonaban por el suelo.

—Buenos días.. —Se pasaba las manos por la cara. No podía ni abrir los ojos, a ver, sí, pero la ironía ¿Sabes?

—Bill, ábreme el coche por favor, mi mochila está ahí  y me voy a cambiar.—Andaba despacio hacia la puerta.

Bill cogió las llaves del coche y se fue con Annie mientras que Georg, Gustav y yo veíamos la tele.

Pasaban los minutos y Bill y Annie no aparecían, pensé que Annie se quedaría más.

Luego de diez minutos la puerta se abrió dando a luz a una sola figura: Bill. Annie no estaba.

—Bill, donde está Annie.— Dije seco y duro metiendo un poco de miedo a su respuesta.

—La he dejado en su casa, su madre la mataría.—Se me escapaba todo el rato esa pequeña Elfa.

Nos sentamos los cuatro en los sillones del salón, ya desayunados por cosas de allí.

—Estaba buena..— Susurré bajo que al parecer lo escucharon, mierda.

Todos me miraron con cara de "¿Qué?" Y era entendible después de ese comentario.

—Tom no me digas que..—Afirme con la cabeza a Bill.—Se llevó tu camiseta.—Nah, no le di importancia ya que tenía muchísimas más.

—Bill, estaba por darme los putos sentones de mi vida, tenía una chica virgen para mí solo.—Me levanté del sofá.—No sé.. es como si ella fuera para toda la vida pero las otras fueran para un solo día,—Me miraron con felicidad.—Con ella es diferente.

Fui hacia mi habitación para poder ponerme ropa, este pijama me aburría ya.

Annie Willson

Bill me llevó hacia mi casa, mi madre como me pillara de verdad que estaba muerta.

Antes de salir le agradecí a Bill con un abrazo y le tiré un beso, el respondió igual.

Iba descalza hasta la puerta de mi casa, con la camiseta de Tom como una sola prenda. Saqué las llaves de mi mochila y sin hacer mucho ruido entré en casa. Bill ya había desaparecido con el coche de Tom.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora