Chapter 58

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         (Preparen sus pañuelos para llorar)

(...)

Luego de ese susto que me metió Tom, me dormí, eso hizo que mi dolor desvaneciera.

Sentí un pequeño peso hundir mi cama, creía que era una pata de Tonnie, pero abrí los ojos y me encontré con una caja y una carta.

Me senté en mi cama, eran las once de la noche, había dormido demasiado.

Me frote los ojos para ver mejor.

Abrí la caja, había un anillo, pero no cualquiera, si no uno de plata bueno con un diamante.

Abrí la carta y leí, mientras más avanzaba menos creía.

Ponía tal que asi:

"Tom Kaulitz" ponía al final de la carta

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"Tom Kaulitz" ponía al final de la carta.

Debo de admitir que sí que algunas lágrimas salieron de su posición, ¿Tom estaba en mi casa? Y si es así, ¿Como entró?

¿Que proponía con el anillo y la carta?

Sequé algunas lágrimas con mi mano.

—Bueno, con eso quería preguntarte una cosa.—Apareció Tom por la puerta, mirando al suelo y con las manos en la espalda, estaba sonrojado.

—¿Como has entrado?—Pregunté levantandome.

—Recuerda que me diste una llave de tu casa de emergencia.—Guiñó el ojo. —A eso..

Cogió la caja del anillo, mi cuerpo temblaba y algo me podía imaginar.

—¿Me permites casarme contigo y tener una vida de locura juntos?—Abría la caja del anillo.

Mis manos se colocaron en mi boca, ahí si que comencé a llorar a mares.

Narrador omnisciente

El chico pensaba que tal vez era un error y ella no querría, a eso la vio temblando y llorando mientras que él cargaba en sus manos el anillo que tardó tiempo para diseñarlo y comprarlo.

Fue a abrazarla cuando esta pudo hablar entre lágrimas.
—No me esperaba esto de tí.—Seguía llorando, apareció Tonnie para ver que ocurría. —Sí..  quiero.

Tom en ese momento no podía creer que por fin encontró su amor, el correspondido.

El de trenzas también soltaba algunas lágrimas, los dos estaban abrazados mientras que Tonnie ladraba un poco.

Tom se separó, sacó el anillo de la caja y lo colocó en el dedo de la chica.

—Con esto, prométeme que no me fallaras.—Tocaba la mejilla de la chica. La chica asentía mientras que no paraba de llorar.

Los dos juntaron sus labios demostrando que nunca se faltarían, estarían uno con el otro, bajo ningún concepto.

Decidieron hacerle una foto al anillo, e informar a los chicos.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora