Chapter 26

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Llegamos a las habitaciones para ducharnos o lo que sea, solo queríamos vestirnos para cenar. Hoy probariamos el sushi, que miedo, JAJAJJ ok no.

Estábamos Tom y yo para elegir nuestra ropa, yo me había decidido por ir a match. Ya sabes, conjuntados.

Me hacía ilusión.

—Ya hecho, manos a la obra.—Fui directa al baño para pegarme una ducha. Tenía el pelo raro de la piscina.

Tom antes de entrar al baño, procedió a ponerme ojitos.—Por favor..—Suplicaba.

—¿Qué, por qué?—Pregunté sin saber nada.—¿Puedo contigo?—Tom cogió su ropa y se acercó más a mi, notando esa gran diferencia de altura.—Oh, no, Tom.—Admití.

Me empujó abriendo la puerta del baño para encerrarme junto a él.

Puso en la puerta el pestillo, cosa que yo nunca sabré quitar.

—O por las buenas o por las malas.—Reía el. Le miré con cara de "no me hace ni puta gracia" mientras que él se partia el culo.

Bueno, pues según él, me dejaría ducharme a mi primero para luego ir él.

Pero todo lo que dice, lo hace al contrario.

Y ahora veréis por qué.

Me metí en la ducha, claramente sin ropa ni nada, vuelta de espaldas aunque la cortina sea transparente.

Le dí para el agua, perdonen lectores pero se me olvidó el nombre.

No llevaba ni cinco minutos ahí metida, y Tom ya la estaba liando.

Se había metido a la ducha también sin ropa.

Yo os juro que esto sabia que pasaba.

Luego de hacerme un chupetón y que los chicos nos descubrieran, ahora se quería meter en la ducha conmigo.

—Salte.—Se negó completamente. ¿Este chico quería matarme?—¡Salte!

—Perfecto, entonces me iré con Nessa...—Lo callé pegandolo a la pared de la ducha.

Puse mi dedo en su boca para silenciarlo y este Reía ante mi acto mientras que miraba de arriba a abajo para poner su mano en mi trasero y pegarme más a él.

—Nessa que se vaya a la mierda.—Ups, creo que se me escapó. ¡No es mi culpa que tenga la boca como una chancla!

—Hmjm.—Rió suavemente.

Este empezó a acariciarme toda la espalda con su gran mano, con la otra, tomaba mi cara para acercarla a la suya y seguidamente juntar nuestros labios que encajaban como un total puzzle.

Mordió mi labio inferior para marcar territorio. Siempre decía que lo suyo no se compartía a nadie.

Mi mano iba a su cuello, mientras que otra trabajaba en tocar su torso desnudo y mojado y un poco más abajo.

Bueno si, hasta abajo si toqué. ¡Pillines!

Pequeños gruñidos se atrapaban en el beso sin escapatoria.

Mi mano llegó hasta... vale, sí, me habéis pillado.

Lo tocaba suavemente de arriba a abajo masajeando un poco. Los gruñidos se hacían más presentes en su boca.

Nos faltaba aire, pero no queríamos separarnos nunca.

Bajé mis dos manos hasta su erección que permanecía alterada, masajeando con dos manos.

Este se separó del beso y respirabamos para continuar.

Sonreía levemente aprovechandome de él y de su hormonalidad.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora