Chapter 52

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1 semana después.

-Que no Bill de verdad,-Le decía a Bill en la habitación de Tom, mientras recogía mi ropa. -estaré bien en mi casa, ya estoy curada.

-Bill, es su decisión, ella vendrá y nosotros iremos a su casa de visita, ¿Bien?-Intentaba calmar Tom el asunto.

Cogí todas las bolsas de ropa y accesorios, mientras que Tom llevaba las bolsas de zapatos.

-Tom, llevame a mi casa y ayudame a ordenar mis cosas. Claro, si quieres.-Asentía tontamente.

Bajamos las escaleras, dejamos las bolsas en la entrada, para despedirme de los chicos aunque los vería igualmente, pero no sería lo mismo como verlos todos los días en la misma casa.

-Gustav, juro ayudarte a cocinar eh. -Pasé a Georg.

-Tú-, lo Señalé.-Me debes tu Champú. -Me giré para irme.

¿Bill? No se preocupen, me despedí de él hace rato.

-¡Ah, por cierto!-Justo casi al salir, Georg llamó la atención.-No hagan nada, y si lo hacen, con protección.

Le saqué el dedo del medio.

Ya estaba muy bien, no cojeaba ni nada.

Entré al coche y este también.

-¿Tienes las llaves de la casa?-Arrancamos, asentí.-¿Móvil?

-También-.

Asintió y continuamos.

A tom una cosa que me gustaba, era que al conducir al igual que al tocar la guitarra, sus venas se marcaban.

Las miraba atentamente, eran como circuitos.

-¿Que miras tanto?-Salió su voz ronca.

-Tus venas.

Las tocaba, siguiéndolas con los dedos.

-Señorita, hemos llegado a su destino.-Se bajaba y me abrió la puerta para agarrarme de la mano y ayudarme a salir.

Después de tres meses entre, estaba intacta y fría.

Subimos hacia mi habitación, Tom la miraba, creo que está era su primera vez que entraba.

Al entrar a la habitación colocamos todas las bolsas en la cama.

Tom Kaulitz

Su casa era preciosa, parecía lujosa y moderna, estaba bien limpia y ordenada.

En cambio yo, un desastre. ¿Lo mejor? Su casa olía a avellanas.

Su habitación era blanca con rosa, preciosa, con jarrones de tulipanes.

-¿Te gusta? -Su suave voz me despertó de mis pensamientos.

-Es preciosa, como tú.- Se sonrojó un poco.

Dejamos las bolsas en la cama, me senté en esta y era cómoda y blanda.

-Ayudame, mientras saco toda la ropa de las bolsas abre mi armario y abre también todos los cajones.-Me levanté, cogí el pomo de el armario y lo abrí.

Empecé a abrir todos los cajones hasta llegar al último.

Había una caja alargada al fondo, me dio curiosidad y la abrí.

No, no y no.

Y yo que creía que era inocente.

¿Esto era un juguete sexual? Tenía un botón, lo presioné y este vibraba.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora