Chapter 49

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(...)

Desperté en una habitación totalmente diferente.

Esta tenía cables, medicamentos, más cables en mis manos y una pierna vendada. Oh mierda.

Bueno, y que no falte un Tom dormido en una silla agarrado de mi mano.

Me dolía un poco bastante la pierna, no recordaba que había pasado.

No quería despertarlo, pero quería explicaciones.

Los rayos del sol se pegaron a su cara, haciendo que este gruñiera, y se estirazaba lentamente y se volvió a pegar a mi mano.

Poco a poco abría los ojos para acostumbrarse al sol.

Él, tenía la mirada puesta en mi en todo momento.

—Buenos días.—A coro, él se levantó, se estiró y se acomodo mejor la ropa. —¿Te encuentras mejor? ¿Te duele algo?

—Sí.. me duele la pierna un poco bastante pero, ¿que ha pasado?

—No quiero que te enfades pero, tuvimos un accidente.—Empecé a recordar.—Al mirar para el lado que me nombraste, otro coche vino y por tu lado estrelló, lamentablemente te partiste el cartílago.

—Mierda Tom, no te sientas culpable si la culpa evidentemente fue mía, tranquilo.—Sentí más calma en el.—¿Tendré algún cuidado o algo?

Asintió.—Tendrás que estar estos primeros días o esta semana en silla de ruedas, luego muletas y tendrás que estar en reposo durante tres meses.

—Bueno, intenta cuidar tú de Tonnie, no podré si estoy en mi casa con la pierna así.—Frunció el ceño.

—Ah, eso, te quedarás en nuestra casa tres mesesitos guapa.—Levanté mis cejas y este me guiñó el ojo.

—¿Y mi ropa?—Interrumpió rápidamente—. Bill ya la ha llevado a casa, cuando me avisen nos recogerá y te quitaran estas cosas.

Bueno, al final ni tan mal, estaré también tres meses junto a él.



Luego de unas horas las médicas me quitaron algunos cables, me indicaron más cuidados, revisiones, etc, para luego con una pierna arriba, la derecha, esperar la silla de ruedas.

—Tome, aquí tiene, buen día.—Oh si, ya lo creo, seguro que los chicos me dirán algo al verme así.

Me senté e intenté moverme en ella pero Tom se adelantó y tomó las manillas de esta y empezó a andar.

En unos minutos, el coche de los chicos estaba afuera, pero el caso era, ¿y el coche de Tom?

Lectores, díganme que pasó con su coche por aquí.

Me sentó en el asiento delantero al lado del copiloto, al lado estaba Bill y detrás los otros dos. Tom después de meter la silla de ruedas en en maletero de sentó.

—¿Annie estás bien? ¿Te duele algo? —Tipos de preguntas así respondía todo el rato hasta que por fin pararon.

—Por cierto,—Añadí. —¿Mi bolso?— Ahí tenía mis pertenencias, mierda.

—Ah eso, esta todo bien.—Suspiré de tranquilidad.

A continuación llegamos y antes de salir Tom abrió la puerta con los chicos intentando sentarme en la silla, fue difícil pero se alcanzó.

En la entrada de la puerta se escucharon risas, me volteé y estaban Bill, Georg y Gustav riéndose.

—Annie, parece que te dieron—, Le echó miradas a Tom que intentaba abrir la puerta.— como cajón que no cierra.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora