Chapter 38

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Hoy sería un día nuevo, en el que comenzaría mi vida desde cero en un lugar diferente.

Cogí mi maleta, más bien, dos, tenia demasiada ropa, encima, toda mi ropa.

Ya estaba lista, me despedí un gran rato de Matías, no estaba tan entusiasmado como creía, pero supuse que era el cansancio de la hora.

Salí y allí me esperaba Lukas, en un taxi.

Salió para ayudarme a montar mis maletas en la parte trasera, donde el también tenía dos maletas, y nos subimos al coche hasta llegar al aeropuerto.

Una vez en aquel sitio, anduvimos hasta el chequeo de maletas, al parecer todo bien y entendieron nuestra situación.

Estábamos por entrar al avión cuando una gran pelota se formaba a nuestro al rededor, tres guardias tuvieron que intervenir.

Una vez entramos, y estábamos en la sala de Firts class, me recuerda a titanic.

Subimos las maletas a los compartimentos de arriba y nuestro vuelo empezó.

Nuevamente, cogí un papel y un lápiz para comenzar a escribir palabras, algunas podrían significar en nuestra rotura de Tom y yo, y ahora que lo pensaba, me dolía recordarlo.

Mejor dejé de hacer eso, no quería recordar a mis amigos en este momento.

Me puse a pensar sobre el comportamiento de Matías esta mañana, era un tanto raro... que creéis lectores, ¿que le pasará?

Bueno, ahora contando mi vuelo, Lukas y yo hablábamos de todo lo que haríamos allí, en Los Ángeles.

Lo conocí bastante, la verdad que tenía una vida interesante.

—Annie..- —Un pensamiento suyo no lo dejo terminar.—Oh, dios, acabo de recordar de que esta mudanza será para un par de meses, el apartamento es alquilado, perdoname Annie.—Será hijo de puta, lo dice ahora.

Después de muchas horas llegamos a nuestro destino, más o menos a la tarde noche llegamos allí.

Un taxi nos llevó hasta nuestro apartamento, digo nuestro porque es como un bloque en el que él vivirá por un par de meses en otro apartamento.

Era una hora de camino, así que aproveché para poner los datos de mi móvil y anunciar eso a los chicos.

Una vez dicho, lo guardé ya que quedaban cinco minutos para llegar

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Una vez dicho, lo guardé ya que quedaban cinco minutos para llegar.

Lukas estaba apunto de dormirse cuando;
—Hemos llegado a vuestro destino.—Dijo el taxista y se despertó más, abriendo los ojos como platos.

—Gracias...—Susurré.

Salimos para coger nuestras dos maletas del maletero, el chófer nos ayudo. Le pagamos y fuimos a nuestro bloque de pisos, donde llegaríamos a una pequeña recepción para firmar un único papel y darnos las llaves.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora