Chapter 62

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Entramos hacia la discoteca, Tom agarrado a mi cintura, y yo a su mano.

Era grande, solo para nosotros y los invitados, esto iba a estar bomba, a las ocho contábamos la tarta, y ya tenia hambre de nada más recordarlo.

Esperamos en una barra sentados hasta que los invitados empezaron a llegar.

—Sí bueno,—Conversábamos Tom y yo.—Creo que le daremos mucho uso a ese bote de los chicos.. — Decía el de trenzas mirándome.

—Tom por favor..—Miraba a otro lado intentando calmar mi rojez del rostro. A este le provocaba risa.

Vi a los chicos entrar por la puerta, ya podíamos comenzar la fiesta.

Teníamos camareros, y todo el personal para que podamos divertirnos.

Tom y yo bebimos nuestro primer trago, en la pista se escuchaba la canción de "Necio", quería bailar.

—¡Vamos a bailar!—Le agarraba de la mano a mi hombre.

—Annie, no sé bail- —Lo coloqué.

Este se acomodó mejor poniendo su mano en mi espalda o quizás un poco más abajo, luego, nuestras otras manos se agarraron.

Yo movía mi cintura de lado a lado, sin exagerarlo, y Tom, Tom era como un palito moviéndose.

A mitad de la canción, colocó su cabeza en mi hombro. Y también, lo escuche tararear.

— Así que te la sabías.—Le dije en el oído.

La canción terminó, nos giramos para ver a Bill llorando, no me resistía verlo así y fui a abrazarlo.

—No sé por qué lloro, creo que tengo algo en el ojo que no puedo sacar.—Me hizo reír.

Ahora, sonaba la canción de "Yo perreo sola" antigua, pero la gente la bailaba como nunca.


Era mi oportunidad, tenía que darlo.

—Annie — Me llamó Bill.—Baila esto.—Asentia mientras que me iba a la pista con Tom.

Tenía un claro objetivo: tenía que conseguirlo si o sí.

Pasé mi mano por su cuello, agarrandome a él y empezando a mover mi cadera de un lado a otro, para bajar un poco.

Este me Pegó a él, dejando que rozara con mi vientre.

El vestido se me subía, este no lo evitaba y me lo bajaba más.

En la parte de "Yo perreo sola" pues, por ahí, me giré para darle la espalda y comenzar a moverme, moviendo mi cintura de arriba a abajo mientras que este ponía su mano en mi espalda.

Sentía su mirada en mi, llena de lujuría.

—Annie.. no aguantaré, para..—Seguía.

Cada vez que bajaba hasta el piso, subía pegándome a él, y así repetitivas veces.

Antes de que hiciera otro movimiento, me agarró de la mano para llevarme rápidamente a un baño un poco alejado de allí.

Mientras que este se aseguraba de cerrar la puerta con pestillo, yo me miraba en el espejo retocandome un poco el pelo.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora