Chapter 54

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No querida, de aquí, no escaparás.—Me presumía Matías, mi hermano, a su lado estaba mi padre.

Asquerosos.

Lloraba sin parar, no sabía que método usar para poder escapar, me tenían en mi antigua casa, estaba totalmente igual pero todo estaba bien cerrado, incapaz de salir.

Deseaba de que los chicos estuvieran a mi lado para poder consolarme y pasar un estupendo dia, al contrario, esos dos monstruos que me engañaron toda mi vida, me secuestraron justo cuando dormía.

—¡Pero callate ya! —Alzaba la voz mi padre, no podía, odiaba tener esta vida de mierda. Mi llanto aumentaba, al igual que su enfado.

Este alzó la mano hacia mí.



—¡Ah!—Respiraba agitada. Había tenido una pesadilla.

Desde que empecé a sospechar de Nessa ayudante de mi hermano y mi padre, he tenido pesadillas durante esos días.

Me levanté con unas ojeras tremendas. Tenia que ir a ensayar, estaba cansada ya de todo, quería vacaciones. Pero desde que pude hacer mi primer concierto Lukas me ha tenido ensayando a tope sacando también canciones y discos acompañados de algunas giras.

Me puse de pie para continuar con mi camino.

Lo primero que hice fue vestirme, la ropa era cómoda pero parecía elegante.

Peiné mi pelirrojo cabello, estaba cansada, quería cambiarme de una vez mi color a él mío natural, castaño con algunas mechas rubias. Era una pérdida de dinero.

Igualmente, le diría a Bill de ir.

Seguí con mi camino por la calle mientras que me comía una galleta.

Un gran pajaro, volando ferozmente arrasó mi galleta, y con sus negras patas se la llevó.

—¡Venga ya tío!—Rechisté.

Llegué al estudio, Lukas esperaba allí.

Este vino a abrazarme.

—¿Que te pasa? Te ves cansada y con ojeras.—Me tocaba la cara.

—Nada, simplemente estoy agotada de los conciertos y eso, necesito descansar por favor Lukas.

—Bueno, veré.—Resoplé.

Me puse en posición para empezar a cantar, si mis canciones daba buena vibra estas daban mala vibra.

No tenia energía, nada. La música paro.

— Annie, si no vas a cantar como antes lo hacías, mejor tómate un descanso.—Asintió Lukas.

Salí de aquel lugar muy pronto, pero ahora lo que quería era ir a la casa de los chicos.

Anduve hasta su lujosa casa, de verdad, les tenía envidia.

Toqué el timbre.

—Shh,—Me Calló Bill, que abrió la puerta.—Tom está dormido, vamos a fuera.

Me agarró de la mano y me sacó de la casa.

Miraba atentamente sus uñas negras con el filo negro.

Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora