Mi profesor de guitarra ; Tom Kaulitz

Chapter 44

5 meses después

—Va Annie vente al cine con nosotros tía.—Decía Bill.

Bien, ahora éramos muy amigos, como antes, osea, Bill, Gustav, Georg y.. Tom.

—Bueno vale.—Reí, eran muy pesados cuando querían que fuera.

—¡Bien!—Decían todos.—No olvides vestirte de rosa, veremos Barbie.—Me guiñó Georg el ojo.

Después de merendar un buen gofre donde dios sabe, me dejaron en mi casa.

Tenía un par de horas para arreglarme así que manos a la obra.

Buscaba entre mi ropa hasta encontrar un vestido rosa, con una chaqueta blanca y botas blancas.

No pegaba mucho con mi pelo pero bueno.

Me maquillé obviamente con colores rosas, y ricé mi cabello para echarme luego mi perfume a avellanas y salir a mi puerta.

Los chicos me esperaban allí en el coche, estaban vestidos con tonos rosas.

—¿Y Tom?—Sí, ya era costumbre preguntar con el, simplemente no por su salud, sino por Nessa, saber un poco más de ella, quizás la abría dejado pero no fue así.

Mientras se miraban, yo me acomodaba y abrochaba mi cinturón.

Suspiró Gustav—. Tom, arreglando asuntos con Nessa en casa, quería venir pero los celos constantes de ella no lo deja, y así cinco meses, Tom se vé cansado.—Baje mi mirada.

Seguimos el camino, no me permití hablar, solo pensaba en Tom; estaba cansado, no la dejaba, se fijaba demasiado en mi cuando me veía, ella celosa, ...

No sabría que responder.

Llegamos.

Compramos palomitas, entramos a la sala y nos tomamos fotos, tanto normales como raras.. nuestra debilidad.

Empezó, la verdad estaba guay.

Hablaba de temas adultos, tanto el machismo, feminismo, y eso.

Los niños pequeños quizás no lo entenderían, pero tenía algo de lógica.

Salimos y lo que hice fue echarme rimel, se me había ido un poco el pigmento.

Los chicos me copiaban, con la risa no podía.

Nos fuimos a un sitio de hamburguesas, estaban buenísimas.

Por cierto, sobre nuestra colaboración, un total éxito.

Nos teníamos que volver, Bill me tenía que dar una cosa así que igualmente íbamos a su casa.

En el camino contábamos nuestras opiniones de la canción, todas eran buenas.

También cantábamos un poco, hasta nos reíamos.

Un poco de todo, ya saben.

Entré y ese olor a Vainilla... ahg.

Coño, se me olvidó contaros una triste noticia. Mi perrita Lulú murió. Sí.

En aquel tiempo del crucero, Matías no se dedicó a hacer algunas de sus necesidades.

Lloré demasiado, era mi amiga. Mi mejor amiga.

No entendía como una horrible persona le podría hacer eso a mi chica.

—¡Te estoy diciendo que sí y te callas!—Esa voz chillona se apagó, al igual que la de Tom, haciendo que salga de mis pensamientos de mi perra.—¡Solo estuviste conmigo mientras que pensabas en ella!