8. ¿Quieres usarme?.🌺

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Cuando llegamos a la superficie visualizamos a los chicos caminando de un lado a otro, hasta que voltean a vernos, y rápidamente corren a cubrirnos.

No puedo evitar sonreír.

-Lo de la ropa es en serio - gruñe Thessar - si no quieren ver cabezas rodar es mejor que cooperen.

Zesch y yo compartimos mirada. Queríamos licántropos y tenemos licántropos. Así que a aguantarnos.

Después de cambiarnos y despedirnos de los demás, nos vamos sonrientes con nuestros merak.

Lo veo y no me lo creo, y lo mejor de todo es que Zesch y yo no nos separaremos, si no que ahora aprenderemos juntas a vivir una nueva vida. Esta vez llena de amor.

Llegamos a la enorme casa de antes y ahora sí ellos dejan que los guardias abran la puerta.

- Creo que por hoy será mejor descansar, mañana les mostraremos la casa y hablaremos más calmados.

- Está bien - concuerdo.

-¿Dónde dormiremos? - pregunta Zesch.

Ellos se miran entre sí para luego mirarnos a nosotras.

-Con nosotros claro está - ¿Claro está?

-¿Es algo normal? - lo pregunto por la manera en la que lo dijeron.

- Sí, porque son nuestras
mates - contesta Asher.

-¿Y si vamos de visita a alguna casa también debemos dormir con los dueños? - me contengo de reír porque sé que Zesch lo hace solo para molestarlos. Y vaya que lo logra.

- Claro que no - gruñe Asher.

-¿Nos podemos ir ya? - los
interrumpo - estoy cansada.

Thessar toma mi mano y me guía hasta la que ahora será nuestra habitación.

Es enorme y los colores que predominan son el beige y el gris. Es hermosa.

-¿Aquí dormiré? - pregunto sin poder ocultar mi asombro.

- Así es - me abraza por detrás - me alegra que te guste.

-Me encanta - volteo entre sus brazos para darle un beso algo tímido.

Me tiro sobre mi nueva cama y es casi como si me abrazara, me encanta.

Thessar empieza a desvestirse y automáticamente tapo mi cara.

-¡¿Qué estás haciendo?! - pregunto escandalizada.

Su risa ronca resuena en toda la habitación.

- Preparándome para dormír - odio que use ese tono de obviedad.

-¿Y dormirás así? - ya no dormirá solo.

-Tu también deberías ponerte cómoda.

- No dormiré desnuda, y dudo mucho que tengas un pijama para mí - hablo segura, pero después recuerdo que él es un hombre que ha estado sin encontrar a su pareja osea yo, por más de cien años -... o sí? - agrego dejando mi timidez a un lado y mirándolo a la cara, aunque es una misión casi imposible mirar solo su rostro.

- Acertaste, no tengo. Pero..- alarga la palabra - puedes usar algo mío.

-No, gracias. Así estaré bien.

- Como digas - me da la espalda y entra detrás de una de las puertas que hay en la habitación, supongo que a llevar su ropa al closet, y en seguida vuelve a salir.

Bendito sea todo lo que participó en la creación de tremendo espécimen.

¿Todo eso es para mí?

Creo que necesitaré más que una sábana para secar mi babeo.

Una sirena para el alpha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora