23. Quédate

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Recibir una llamada de Chaeyoung dónde me invitaba a cenar a un restaurante relativamente costoso con las chicas fue algo que me dejó pensando; más debido a la petición de que llevara puesto algo lindo pero cómodo, ¿Será que nos invitó a todas porque por fin le va a pedir matrimonio a Mina?
Ah, moría de emoción si estaba en lo cierto. Aunque dudé un poco cuando regresó a mi casa por los materiales y los cuadros.

Pero, había algo que me estaba molestando y es que desde aquel día comencé a sentirme con malestar general, lo cual indicaba que estaba por enfermarme y no me gustaba para nada no saber de qué se trataba, hasta que por fin, el dolor de garganta llegó a mí y recordé por qué me había enfermado, pero había valido la pena totalmente, no me arrepentía, bueno, solo de la temperatura corporal elevada que en ese momento me estaba matando junto al dolor de cabeza.

Durante ese tiempo mantuve contacto con Momo, hablábamos por horas, se encargó de darme los buenos días y las buenas noches, de hacerme cumplidos y darme palabras de afecto que expresaban que me quería... Todo había cambiado desde aquella plática en el estacionamiento, ahora sabía que no amaba a su esposo y que probablemente sea yo la persona que ama, pero no estaba tan segura ya que no lo había dicho. No podía confiarme solo de las cosas que sucedían porque podría mal interpretar algo, así que solo creería cuando ella lo dijera. En fin, Hirai entró a la habitación con una compresa fría para colocarla sobre mi frente. Me quejé por la baja temperatura del objeto y ella negó desaprobatoriamente.

—Te dije que podías resfriarte, tonta.

—Tú también me besaste.

Se sonrojó y miró hacia otro lado.

—Por eso estoy aquí cuidando de tí.

Y era verdad, no sabía a quién llamar ya que mi mejor amiga estaba ocupada con sus grabaciones, Mina con el ballet, Dahyun con su programa de variedades y así podría seguir la lista, pero Momo dijo estar libre así que aceptó a venir para ayudarme, pero no podía dejar de pensar en que se veía un poco recelosa al estar en mi casa, pero no tenía energía suficiente para iniciar una conversación al respecto.

—¿Hace cuánto tomaste el medicamento para la temperatura?

—Hace dos horas —recordé.

Ella asintió y giró la compresa para que el lado más frío volviera a estar sobre mi frente.

—No tarda en hacer efecto, dale treinta minutos más —asentí y colocó encima de mi una cobija delgada que trajo de su casa que tenía todo su aroma, sonreí un poco y agradecí por eso.

—Iré a cocinarte algo, por favor espera, ¿Si?

—Claro, gracias.

Se levantó y fue en dirección a la puerta.

—Si necesitas algo me avisas —y salió hacia la cocina.

No sé cuánto tiempo pasó, pero el olor de algo delicioso inundó la casa y poco después me quedé dormida, lo supe cuando sentí la cama hundirse y a Momo quitar la compresa fría que seguro había cambiado más veces mientras yo dormía. Abrí los ojos y la encontré ahí, tan hermosa con una expresión de preocupación y cuidado tan genuino que mi ser explotó de amor por ella.

—¿Cómo te sientes? —llevó una mano a mi frente—. Oh ya no tienes temperatura, pero deberías quedarte así para que no regrese.

Hizo alusión a la vestimenta que tenía, muy ligera y corta por cierto. Sonreí y respondí.

—Tú lo que quieres es verme con poca ropa.

Un color carmín pintó sus mejillas exageradamente y enseguida negó.

Go Back For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora