6. Momo

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Llegué a mi departamento, subí a mi habitación, dejé mi bolso en la mesa de noche y me lancé sobre la cama, como siempre.

Fue un día demasiado ocupado, normalmente no habría salido a ningún lado y gracias a ello mi cuerpo me reclama tanto en este momento.

¿Jeongyeon tendrá razón? ¿Momo aún me ama? Y si lo hace, ¿Por qué no está aquí? ¿Por qué se aleja? ¿Pasó algo que no quiere contarme?

Miles de preguntas recorriendo mi cabeza se encargaron de consumirme en un profundo sueño.




[...]




El timbre del departamento sonó tres veces, sirviéndome de alarma... No tenía ánimos de abrir; no hasta que mi celular comenzó a sonar y pude distinguir el nombre de Momo en la pantalla táctil.

Jeongyeon no mentía.

¿Era ella quien tocaba el timbre?

Iba a averiguarlo. No tomaría la llamada porque quería escuchar su voz en vivo, ver la expresión en su rostro al sacar esas simples pero hermosas palabras para saludarme, ver su sonrisa y mi nombre salir de ésta.

Con rapidez bajé las escaleras y abrí la puerta.

Y ahí estaba ella... Tan hermosa, radiante, perfecta.
Ahora su cabello estaba teñido de azul y el fleco había desaparecido.

—Hey —saludé provocando una sonrisa en su rostro.

Mi corazón era suyo con solo ese gesto.

—Pensé que no ibas a abrirme.

—Lo siento, estaba durmiendo...

—Oh, perdón Sana debí... —interrumpí.

—Está bien Momo, pasa.

Volvió a sonreír, y, juro por algún ser divino que mi corazón y mi cuerpo no dejaban de recibir pequeñas descargas eléctricas con cada acción de mi compatriota.

Tomó asiento en la sala y yo me senté a su lado.

—Disculpa la hora, yo solo quería visitarte.

—No te preocupes, está bien... Te extrañaba.

Las últimas palabras salieron sin permiso de mis labios, mi corazón se detuvo y me giré a verla para intentar pedir disculpas con la mirada, pero todo eso se esfumó al sentir su cabeza sobre mi hombro y recibir su respuesta.

—Yo también te extrañaba, Shiba.

Ese apodo, su voz, el tono casi susurrando, como si fuera un secreto... Ese pequeño pero significativo contacto físico, su mano deslizándose suavemente hacia donde reposa la mía.

Estaba por volverme loca.

En el silencio, su mano encontró la mía, entrelazó nuestros dedos con suavidad hasta juntar nuestras palmas.
Mi corazón pareció salir de mi pecho, el escalofrío volvió a recorrer mi cuerpo y se quedó en la punta de mis dedos, poniéndome totalmente sensible ante ella y la unión de nuestras manos.
Se sentía a primera vez, tan mágico, tan cálido, tan delicado... Nos sentía por primera vez en mucho tiempo.

Así que me dejé llevar. Coloqué mi cabeza sobre la suya con sutileza y comencé a acariciar su mano...
Se estremeció, y puedo decir que los corazones de ambas volvían a latir juntos, lo sentía en su mano.

Go Back For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora