2. Coincidencia

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El tono de llamada de mi aparato móvil me hizo despertar...
Saqué mi mano de las cálidas mantas y tomé el celular para silenciarlo. No tenía ánimos de hablar con nadie.

Me tapé hasta la cabeza y traté de dormir hasta que el tono volvió a insistir.

Tomé mi celular y atendí la llamada sin mirar el nombre.

—¿Hola?

—Por fin respondes —la linda y suave voz de Mina.

—Solo fue un tono ignorado, no es para tanto Mitang.

—Te dejé 10 mensajes.

No podía verla, pero estaba segura de la expresión de pocos amigos que tenía.

—Lo siento, estaba durmiendo.

—Es la una de la tarde, Sana. Voy por ti, quiero que me acompañes al centro comercial y a comer.

—No quiero salir.

—No te pregunté, estoy allá en 15 minutos y más vale que estés lista Minatozaki.

—Lo intentaré.

—Bien, te quiero

—Y yo a ti pingüino tonto —corté la llamada.

Puede que Minari sea dura y fría, pero, como dice Chaeng, podremos derretir su corazón poco a poco para llenarlo de amor.

Dejé el celular a un lado y coloqué mis manos sobre mis ojos unos segundos antes de abrirlos y suspirar mirando el techo.

Fue una noche larga, llena de recuerdos y sueños entre lágrimas. Suspiré y por fin salí de la cama para entrar a la ducha.

Al salir elegí un conjunto casual que constaba de un vestido de mezclilla con un par de tenis blancos que acompañé con un maquillaje natural.

Y sin importar que podría arrugar el vestido volví a entrar en la cama... Era mi sitio favorito en éstos últimos años, me la pasaba aquí, durmiendo, llorando y algunas veces comiéndo... Las chicas siguen pensando que me veo extremadamente delgada pero no les creo, lo que como no suele ser saludable así que estoy segura de que subí de peso por eso.

El sueño comenzaba a consumirme hasta que escuché la puerta del departamento abrirse.

—¡Sana-yah! —exclamó Minari desde el piso inferior.

Fue necesario darle una llave y decirle al vigilante que era una amiga íntima pues Mina temía que hiciera alguna estupidez o que simplemente no saliera ni para comer.

Pronto se escucharon los pasos de Mina subiendo las escaleras y llegando a mi habitación.

—Sana, te dije que ya estuvieras lista...

—Ya lo estoy Minari.

—¿Vas a ir en pijama?

Suspiré y salí de la cama para que pudiera verme.
La rubia sonrió y tomó mi mano.

—Te ves muy linda Sana.

—Gracias Pingüino, no te quedas atrás, mira que preciosura de mujer —me mostró su lindo eye-smile—. Cambiando de tema...¿Qué íbamos a hacer Minari?

Entrecerró los ojos y respondió.

—Vamos al centro comercial y a comer.

Juntas salimos del edificio y nos dirigimos a su auto para llegar a nuestro destino.
Una vez ahí encontramos un lugar donde dejar el carro así que bajamos para hacer las compras.

Go Back For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora