Go Back For Me | Samo

35. Te extrañé

Todo me dio vueltas, pero Momo tenía razón, no podía permanecer enojada y decepcionada el resto de mi vida, sin escuchar lo que ella realmente pasó y no sólo de lo que me enteré en casa de mis padres.

Pero no podía evitar lo resentida que estaba por dentro con ella ya que pudimos solucionarlo de tantas formas, juntas, aunque como siempre, la comunicación entre nosotras fue nula y un asco...

—Pásame al chico de la recepción —respondí ante sus palabras.

—¿Si señorita?

—Deja que suba.

—De acuerdo.

Escuché cuando le dijo que podía subir y enseguida colgué, bajé y comencé a prepararme para lo que sea que fuera a suceder, era momento, justo como lo dije antes, Momo tenía razón, debíamos hablar.

Me tomé mi tiempo para abrir sabiendo que ella ya se encontraba afuera, tomé aire, lo solté y abrí la puerta, admirándola tan hermosa como siempre, su expresión se llenó de alivio al verme al igual que la mía, aún si estaba terriblemente molesta con ella, la extrañaba y al parecer ella también.

El dolor en nuestra mirada por lo que sucedía era evidente, y eso se encargó de romperme un poco el corazón.

—Hablemos —dije, sin soportar más contacto visual.

Me aparté de la puerta y le permití la entrada y cuando vi que avanzó y no hizo más le dije que podía sentarse en la sala y eso hizo, cerré la puerta y caminé hacia el sillón que estaba frente a ella, aunque no me atreví a mirarla durante los primeros minutos.
El silencio se adueñó durante lo que pareció una eternidad, mi mirada se mantenía baja y no tenía nada que decir, así que el ambiente silencioso se prolongó más de lo que esperé.

—Sana, yo... —soltó un suspiro— ¿Puedes mirarme?

Siempre me pides lo mismo, Momo... Y yo no puedo evitar la forma en la que mi ritmo cardíaco aumenta ante eso, y ojalá pudiera ser solo una sugerencia y no una petición, porque nunca puedo negarme y lo sabes completamente, aunque en el fondo me encuentre llena de rabia, si estas frente a mí y mis ojos se encuentran con los tuyos sé que puedo llegar a olvidarlo todo.

Levanté la mirada y pude verlo, no hacía falta que me dijera más, me amaba; me amaba tanto que dolía, podía verlo en sus ojos cristalinos al darse cuenta que no puse resistencia alguna ante lo que me pidió... Estábamos sufriendo tanto y dándole demasiadas vueltas a las cosas sin saber que probablemente eso nos hacía más daño.

—Creo que debería contarte todo, así que por favor escúchame atentamente, ¿Si? —asentí—. Bueno, todo empezó justamente el día que me dejaste en casa cuando íbamos a hablar con nuestros padres.

Volví a asentir en señal de que le prestaba atención y ella podía continuar, recibió el mensaje exitosamente y continuó hablando.

—Ese día creímos que habíamos engañado a todos, pero dos personas nos siguieron —su voz se entrecortó—, mientras estabas en camino para ver a tus padres ellos ya estaban en mi casa y me hicieron esa propuesta, la del matrimonio arreglado.

Se mordió el labio y limpió las lagrimas que lograron escapar para después seguir hablando.

—Fue un trato hasta cierto punto, querían que me alejara de tí, pero yo no, así que me opuse hasta que la amenaza llegó, iban a herir a mi familia si seguía negandome a cooperar.

Volví a mover mi cabeza de arriba hacia abajo, de cierta forma comenzaba a entenderlo, pero no podía dejar de pensar en que había demasiadas formas para que la situación no llegara tan lejos como lo había hecho.