32. Vestido

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—¿Okey? ¿Dónde nos vemos?

—Te mando la ubicación, es importante.

—¿Debería preocuparme?

Y por fin empezó a reírse lo cual alivió toda preocupación en mi ser, Dios mio, ella debía dejar de hacer eso, es una gran actriz pero que no lo use conmigo.

—No, tranquilízate, pero es algo que debo decirte ahora —respondió en cuanto terminó de reír.

—Gracias al cielo, te veo en un momento.

Colgué la llamada y fuí hacia mi habitación para alistarme y finalmente salir hacia mi auto.
Coloqué en el GPS la ubicación que me envió la coneja y manejé con un poco de prisa pero con precaución, llegando en 15 minutos.

Estacioné el auto, lo cerré y entré en el local de comida ambientado en los años 60's, la busqué con la mirada y en cuanto la ubiqué me senté frente a ella, correspondiendo de inmediato la sonrisa que me mostró. Al verla confirmé que estaba más feliz que de costumbre y no tenía nada que temer.

—Nabongs —saludé.

—Ardilla —respondió.

Rodé los ojos con una sonrisa, adoraba nuestra relación y que podíamos pasar tiempo sin saber la una de la otra pero eso no significaba que estuviéramos enojadas o que dejaríamos de ser amigas porque en cuanto volviéramos a hablar nada cambiaría, seguríamos siendo las mismas.

—¿Qué querías decirme?

—Es super importante porque significa mucho para Im Nayeon, o sea, yo, así que prepárate.

Asentí esperando sus siguientes palabras, pero se vieron interrumpidas por la mujer que llegó a nuestra mesa con una sonrisa amable.

—¿Qué les gustaría ordenar?

Nayeon soltó todo el aire que había inspirado para hablar y se resignó a decirlo después.

—El menú del día estaría genial, pero con malteadas en lugar de refresco —respondió y yo estaba totalmente de acuerdo. La mujer apuntó en su libreta y asintió.

—¿De qué sabor sus malteadas?

—La mía de fresa —respondió mi amiga y se giró a verme— ¿Y tú?

—De chocolate, por favor.

Anotó lo último e hizo una reverencia cuando terminó.

—Gracias —dijo Nayeon cuando vió que la mujer estaba a punto de irse.

—¿Y bien?

Volvió a sonreír y por fin soltó lo que me tenía intrigada.

—Jeongyeon y yo ya somos novias, oficialmente.

Abrí la boca debido al asombro, sabía que eso podía suceder, pero había muchas cosas que podían impedirlo como lo complicadas que son ambas, pero al final resultó todo bien y me alegraba demasiado por ella, podía notar a kilómetros de distancia que eso la hacia feliz y no podía pedir más para sentirme contenta por ella, su felicidad es la mía y me alegraba demasiado que la compartiera conmigo.

—Dios mío, felicidades Nayeon, me alegro demasiado por ustedes.

—No es como si me fuera a casar, pero gracias.

Puse los ojos en blanco y ella golpeó mi hombro.

—¿Entonces tu plan de coqueteo fue ir a comprar pastel cada que ella atendía? —ahora fue su turno de rodar los ojos y dedicarme una expresión de desdén.

Go Back For Me | SamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora