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Su vida jamás sería igual. Perdió a sus grandes amores, perdió la ilusión de tener una familia.

Sinceramente ya no quería buscar a alguien más, no quería que nadie más tuviera sus cachorros si no fuera Louis y si no era con él no sería con nadie. Podría sonar como capricho, pero no, sabía lo que quería y que su alfa lloraba por nuevamente tener a Louis en su vida, quería abrazarlo y llorar juntos por su bebé, pero Harry le hacía entender que ellos no los querían.

Su madre le dio todos los informes del omega porque en verdad le preocupaba su salud y aunque James no sabía que tan bueno era para su hijo que supiera de Louis  sólo le decía cosas simples como "está bien" o "nada nuevo". Harry le reclamaba por ello pero no soportaba ver a su hijo sufrir de esa manera. 

Había regresado a casa de sus padres por un tiempo. No quería estar solo, mucho menos pensar en todo lo ocurrido. Aunque no podía evitarlo y durante las noches lloraba al aun sentir el hedor de sus amores entre las sábanas.

Quería dejar todo, arriesgar lo poco que le quedaba para pedir una segunda oportunidad al omega de preciosos ojos y carisma inigualable.

Las horas sin hacer nada eran una tortura, sus pensamientos viajaban de uno a uno creando más y más sentimientos negativos en los cuales, sabía, no quería estar encerrado, por lo que pidió horas extra en el trabajo aunque fuera algo realmente exahustante. 

La escuela estaba por empezar y las ansias comían en su interior por al menos verlo entre los pasillos y poder asegurarse por cuenta propia que estaba bien.

Las ojeras se veían mucho en su rostro pálido remarcando el cansancio y dolor en su ser. La cabeza le dolía constantemente y unos días antes de entrar a la escuela, se dió cuenta de algo, los olores de los omegas le causaban náuseas.

En el trabajo, una secretaría de otro trabajador se acercó a entregarle unos papeles y él asintió sin decir palabra alguna. Apenas la omega se dió la vuelta, tuvo que correr al baño y vaciar el almuerzo que apenas y pudo probar.

Porque ese había sido otro problema: la falta de apetito. Apenas probaba algo de alimento en el día y si el día era bueno, terminaba tres cuartas partes de su plato. La mayoría de veces comía sólo la mitad o menos de eso. Sus padres estaban preocupados pero no lo obligaban a comer, no después de la primera y única vez que intentaron hacerlo.

Esa vez había terminado en una discusión que terminó con su hijo llorando y pidiéndoles que lo comprendieran y que hubiera preferido morirse él que perder a su bebé y eso sólo hizo que el pecho de sus progenitores doliera al ciertamente imaginar en perder a su hijo. Era un dolor indescriptible y sólo atinaron a llenarlo de amor y apoyarlo.

Con Caleb no había hablado mucho, sólo lo suficiente donde le preguntaba por su bienestar y eso era algo a lo que estaba cansando. Todos preguntando por él para terminar con un "todo va a estar bien".

¿Quién se lo aseguraba? ¿Quién realmente sabía el futuro? ¿Quién siquiera podría entender lo que estaba sintiendo? Ni siquiera Louis que prácticamente sólo perdió a su hijo porque no sentía nada por él y no fue importante en su vida. Pero Harry estaba sufriendo realmente, perder a su hijo y a su... la mamá de su hijo.

Las semanas pasaban y dejó de llorar poco a poco, le seguía doliendo la ausencia pero iba mejorando. Hizo las paces con su lobo quien le recordaba cada segundo lo mal alfa que fue durante todo ese tiempo, uno que no pudo conquistar a su omega, uno que no pudo cuidar a su cachorro.

Un día estaba moviendo los muebles en su habitación, sentía que al menos un cambio sería suficiente para tener un poco más de estabilidad y tranquilidad. 

Just me & you... and the babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora