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— Es rápido, Lou. Por favor, dos días a lo mucho— habló la voz al otro lado de la línea.

— Sabes que no me molestaría, amo quedarme con él, pero tengo trabajo— contestó haciendo planes en su cabeza de lo que podría hacer.

No podía pedir los días debido a que la semana anterior habían sido sus vacaciones y en unos pocos días sería su celo.

— Sólo sería el segundo fin de semana del año, por favor— la insistencia en la voz de su amigo ya era mucha, sabía que era un tema urgente pero no sabía porque.

— Bien, ya veré qué puedo hacer para esos días. Pero recuerda avisarme tres días antes.

— Eres el mejor, lo digo en serio. No sé que haría sin ti. Sabes que compensaré esto, pero por ahora muchas gracias.

— No es nada, sabes que por él haría mucho. Sólo me recuerdas para tener organizado todo.

La llamada terminó y Louis se fue a seguir acomodando sus cosas. Tenía mucha ropa que ya no usaba, como todos los años, la iba a donar a la caridad. Estaba de vacaciones para pasar a otro semestre, por lo que las tareas no eran presentes, quería repasar todos los temas que había visto en todas sus clases pero le ganaba la flojera.

Había notado algo y también esa era la razón por la que estaba ordenando todo. No encontraba su consolador.

La última vez que lo había visto fue cuando Harry fue a su casa, no recordaba haberlo guardado pero debió haberlo hecho, no lo encontraba por ninguna parte. Sus hormonas estaban muy alteradas y él muy necesitado.

Estaba empacando las cosas en cajas, organizadas por: zapatos, ropa, juguetes, cosas de bebés, accesorios del hogar y artículos de limpieza. Los últimos solía comprarlos pero recordó que tenía algunas cosas que, sabía, no iba a ocupar.

El timbre sonó haciendo que todo el lugar se llenará con el sonido, llegando a opacar un poco la música que se reproducía desde el televisor de la sala.

— ¡Voy! — gritó con esperanza de que el que estuviera del otro lado escuchará. Tenía que ponerse un poco de ropa ya que se encontraba en ropa interior.

Eso le agradaba mucho de vivir sólo: estar en ropa interior o desnudo por toda la casa sin que alguien de dijera algo.

Tomó su bata de dormir y la puso sobre su cuerpo, era de una tela suave y calientita, amaba esa pieza de tela. Salió de su habitación y volvieron a tocar el timbre, haciéndolo enojar un poco porque claramente él ya iba a abrir.

Abrió la puerta y se encontró con un ramo de rosas blancas sostenidas por unas manos y sabía que detrás había un rostro con una sonrisa gigante. Reconocía el olor, sabía quién era desde que se empezó a acercar a la puerta, olía feliz y él por instinto, respondió a esa felicidad.

Nos vino a ver, vino por nosotros.

Gritaba de emoción el omega dentro de él, brincaba y movía la cola con felicidad dejando sacar su olor feliz.

Y nos trajo flores, alfa.

Estaba feliz, mucho.

— Oh pero que lindas flores, ¿Me preguntó si lo que hay detrás de ellas será aún más lindo? — tomó las manos y las bajó dejando ver la cara de Harry.

Tenía una sonrisa enorme mostrando sus dientes y hoyuelos, sus ojos brillaban con tanta intensidad era un brillo especial, uno que reconocía y era más intenso que antes, más de lo que recordaba.

— Nada es más hermoso que el omega que tengo frente a mi— dijo con la sonrisa impregnada en su cara, parecía que le dolían los músculos de la cara de tanto hacerlo.

Just me & you... and the babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora