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Danny ya tenía dos meses y pocas semanas, para ese entonces, el cumpleaños de Harry ya había ocurrido. Una cena en uno de sus restaurantes favoritos con su familia y amigos, nada extravagante ni lujoso, ahora era un padre de familia que prefería muchísimo más pasar tiempo con su familia en lugar de salir por ahí de fiesta.

Alexis había avisado que el fin de semana iría a visitar a la pareja y al nuevo cachorrito. Owen había hablado por teléfono con Louis contando lo muy emocionado que estaba por conocer a su primito, al igual de cómo estaba feliz en la escuela conviviendo con más niños de su edad y la manera en que todos eran amigos, pero tenía a su mejor amigo Kim que era un alfa como él.

Era un miércoles, Louis como todos los días se había quedado en su casa para cuidar de su pequeño y muchas veces hacía la comida. No es que Harry lo obligara a hacerlo, pero Louis sentía que no hacía mucho y lo mínimo que podía hacer era mantener un hogar limpio y con la comida lista.

No era su rutina favorita, extrañaba ir a clases y compartir ratos con sus compañeros, hablando de la vida y ellos pidiendo consejos de amor hacia Louis por ser un omega emparejado. Eso a Louis le gustaba, pues veía el progreso que estos tenían y llegó a consolar a varios de ellos cuando tenían alguna relación fallida.

Pero tampoco se quejaba de lo que vivía. En las mañanas se despertaba con Harry para preparar su desayuno para antes de que saliera de la casa y poner algo de comida en recipientes para que él llevara y comiera durante el día, aunque había veces en las que el alfa iba a la casa a comer con ambos; le daba de comer a Danny hasta que se quedaba dormido o esperaba a jugar un poco con él, moviendo sus manitas y piernitas, empezando a estimular los pequeños músculos, dormía un rato más y despertaba para repasar algunos de sus apuntes, libros y prácticas para que no perdiera ese hábito de estudio. Se preparaba algo de comer y después tejía un poco tal como James le había enseñado, hacía unas semanas, sólo sabía hacer cobijas pero su suegro le prometió enseñarle después más cosas para que pudiera hacerle a su hijo. Volvía a darle de comer a Danny y ambos tomaban un baño, aunque obviamente primero era el pequeño y hasta que se dormía su madre podría tomar su turno de dañarse. Hacía la comida y se ponía a descansar un rato, aspiraba o barría, a veces lavaba la ropa o acomodaba los closet.

Era una rutina que lo tenía un poco agobiado, estaba acostumbrado a salir y a pasar mucho tiempo con su alfa pero la llegada de un bebé era complicada. Todos le habían dicho que sería la mejor etapa de su vida, que tener a su bebé en brazos era la mejor sensación, y no malinterpreten, sí lo era, pero nadie le había dicho que no podría dormir como antes, o que la espalda le dolería, los cambios de humor que presentaría al estar regulando sus hormonas y ciclos, los insomnios y preocupaciones con frecuencia tenía, y sobre todo, no se había preparado para no tener la atención que antes tenía de su alfa.

Su omega lloraba al saber que Harry tenía otras cosas que hacer y se encontró varias veces viendo su cuerpo en el espejo, notando que había subido de peso y su figura de antes no estaba más. Más de una vez lloró al percatarse de eso, sabía que Harry lo amaba, siempre se lo decía, pero una parte de él estaba muy insegura pensando que ya no era alguien que atrajera a su alfa, sentía que ya no era suficiente para seducirlo y eso era algo que no podría soportar.

Esa tarde, Harry llegó un poco más tarde de lo habitual, había ocurrido un accidente de tránsito en el camino y eso atrasó su llegada. Estaba estresado y podía sentir la tristeza a través del lazo que compartía con Louis, eso lo puso aún más nervioso y estresado.

Al llegar, no ayudó ver a su omega en el sillón llorando mientras observaba algo en su lugar. Corrió a cerciorarse de que todo estuviera en orden pero Louis al verlo sólo lloró más y corrió a sus brazos.

Just me & you... and the babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora