Trance

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A partir de aquel día muchas cosas cambiaron, Ace y Sabo ya no alejaban a Luffy, dejaban que los acompañara, usualmente lo protegían por lo inútil que era algunas veces.
Lo rescataron varias veces aunque la mayoría de esas situaciones se daban por jugar con el más pequeño.

Ace había reunido a sus 2 amigos en un tronco cortado, había colocado tres tazas para Sake y ahora se acercaba a donde estaban con una botella de licor en sus manos.

–¿Le robaste su Sake a Dadan?–pregunto Sabo con una sonrisa divertida.
–Si, fue más fácil de lo que pensé–respondió mientras servía el alcohol en las tazas–Escúchenme, lo más probable es que los tres terminemos en barcos diferentes, pero por muy idiotas que sean, no me gustaría que simplemente se alejaran, así que ustedes sabían que cuando los hombres brindan juntos, se convierten en hermanos.
–¿Hermanos?–le cuestionó Luffy con una gran sonrisa.
–Eso suena genial–hablo esta ves Sabo.
–Desde ahora nos unirá un lazo más fuerte que cualquier cosa.
Los tres levantaron sus tazas, brindando y tomando el contenido de estas, estuvieron bastante asqueados por el sabor amargo, pero ninguno lo escupió.

Luffy dormía abrazado a Ace, este lo había intentado apartar, pero no pudo así que no le quedó de otra que acomodarse con los brazos del Monkey rodeándolo

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Luffy dormía abrazado a Ace, este lo había intentado apartar, pero no pudo así que no le quedó de otra que acomodarse con los brazos del Monkey rodeándolo.
El azabache mayor que seguía despierto, miró a su ahora hermano levantarse e ir a buscar algo, mientras prendía un porta velas para iluminar.

–Sabo, son como las 1 de la mañana, ¿que carajos buscas?–el rubio respondió a su pregunta levantando el libro que hacía tiempo atrás habían robado–¿Sigues obsesionado por la marca que tiene?
–No es obsesión, es curiosidad, siento que esa marca es importante–le aclaro mientras abría el libro y se iluminaba con la vela para comenzar a leer–Además que no me puedes negar que tu también quieres saber.
–¿Y por que no solo le preguntamos?
–Porque supuestamente nosotros no debimos de ver eso, ya sabes cómo es Lu respecto a que veamos su cuerpo, siempre espera a que nos bañemos para hacerlo él o cuando nos cambiamos de ropa.

–¿Y por que no solo le preguntamos?–Porque supuestamente nosotros no debimos de ver eso, ya sabes cómo es Lu respecto a que veamos su cuerpo, siempre espera a que nos bañemos para hacerlo él o cuando nos cambiamos de ropa

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Era el desayuno y todos comían de forma salvaje como ya era acostumbrado, los 3 niños se sentaban formando un círculo entre ellos para planear lo que harían en el día.

–Parece que ustedes se han vuelto muy unidos–les comentó Dadan desde el lugar en el que se sentaba siempre.
–¡Somos hermanos! ¡Brindamos juntos!–Luffy le reveló con orgullo a la jefa de los bandidos, dejándola más que desconcertada.

A la de cabello naranja no le dieron tiempo de preguntar, porque los 3 ya terminaron de comer y habían salido hacia el bosque, en poco menos de 30 segundos.
Aquel día estuvieron en Terminal Gray y Luffy no paraba de decirle a todos de que Ace y Sabo eran sus hermanos, los 2 mayores no le dijeron nada al ya estar acostumbrados de lo mucho que el menor podía estar hablando de un solo tema por horas.
Mientras caminaban por las montañas de basura, Sabo vio algo que le llamó la atención, paro de caminar y se acercó a recogerlo y grande fue su sorpresa al ver un especie de collar con cadena, tenía el mismo símbolo que Luffy en su espalda, Ace se acercó al verlo tan concentrado en algo y se impresiono al ver la marca tallada en lo que sostenía su hermano.

–Este símbolo cada ves es más extraño.
–¿Y en el libro no has encontrado nada?
–Solo leí pocas páginas, la mayoría hablaba de unos tales Tenryuubitos y de lo maravillosos que eran.

El azabache menor se acercó a donde ambos y la sonrisa habitual que tenía, se desvaneció al instante de ver lo que el rubio sostenía.
Tomó la cadena y la tiró lejos, sin importarle lo atentos que estaban sus hermanos en eso.

–¡Oye Luffy! ¡Estábamos viendo eso!–le regaño el Portgas al pequeño que ahora estaba de espaldas a él.

Estaba por ir a recogerlo, pero se detuvo en el momento en el que vio la mirada que su hermanito tenía en aquel objeto, su vista estaba completamente fijada al collar, se notaba la angustia y el miedo en sus ojos, pero Ace ni Sabo comprendían por que.

–Oye Lu, ¿estás bien?–le pregunto el rubio, mientras lo tomaba con cuidado del hombro.

El azabache menor, apartó la mano de su hermano de un manotazo, lo miró con terror mientras murmuraba palabras que ninguno de los dos mayores podían escuchar.
El Monkey comenzó a caminar hacia atrás, aún con su vista fija en aquel objeto que había tirado antes, su respiración comenzó a acelerase y vieron sus manos temblar.

Llegó un punto en el que el de cicatriz se derrumbó, calló al suelo de rodillas y cubrió su rostro mientras gruesas lágrimas salían por sus ojos.
Sus hermanos rápidamente se arrodillaron a su lado, Luffy cerraba los puños sobre su rostro, sangre corría por sus brazos al estar clavándose las uñas en las palmas de sus manos, pero eso no impedía a que aflojara la fuerza que ocupaba.

Ace al ver esto, tomó de las muñecas al menor y alejó el sus manos de su cara, quería poder verlo, el menor comenzó a patalear y a tratar de librarse del agarre. Sabo lo abrazo en busca de que deje de moverse y también en un intento de calmarlo.

–Tranquilo, todo esta bien–le hablo el rubio con un tono pacifico.
–¡N-No! ¡Nada está bien! E-Esa c-cosa, ¿de d-donde s-salió? ¡Se s-suponía que e-ellos no estaban a-aquí!
–¿Quienes?–pregunto el pecoso.
–¡Los Tenryuubitos!
–¿...Que fue lo que te hicieron ellos Lu?–le hablo esta ves Sabo.

El pequeño paro de patalear al escuchar la pregunta de su hermano, comenzó a temblar, ya no sentía estar en Terminal Gray, volvía a donde comenzó su vida, en aquellas 4 paredes.
Recordó todo, cada mínimo detalle se encontraba grabado en su mente, la sangre, sus heridas, las sonrisas arrogantes de todos ellos, sus compañeros ahorcándose con sus cadenas.
Cerró los ojos, pero aún así aquellas imágenes no parecían desaparecer.

Ace tenía a Luffy cargado en su espada mientras Sabo caminaba a su lado, el más pequeño en Terminal Gray dejó de responderles, como si su cerebro se hubiera apagado, así que ahora lo llevaban a un lugar mucho más tranquilo del bosque

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Ace tenía a Luffy cargado en su espada mientras Sabo caminaba a su lado, el más pequeño en Terminal Gray dejó de responderles, como si su cerebro se hubiera apagado, así que ahora lo llevaban a un lugar mucho más tranquilo del bosque.
Llegaron y lo bajaron, apoyando su espalda en uno de los grandes arboles, los dos mayores se sentaron a su lado, dejando al de sombrero al medio, parecía estar en el mismo estado que cuando el Portgas escondió su sombrero.

–¿Que tan malo tuvo que ser lo que le hicieron los Tenryuubitos para dejarlo así?–pregunto el rubio.
–No lo se, tal ves le alzaron la voz o le obligaron a estudiar.
–Tómatelo en serio, Ace.
–Solo digo que ambos sabemos lo sensible que puede ser Luffy.
–Pero jamás llegaría al punto de esto–su ahora hermano no dijo nada y los 2 se quedaron en silencio, esperando que el Monkey despierte de aquel trance en el que parecía estar.

MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora