Salvado por un pelirrojo

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Habían pasado 1 mes entero trabajando y perfeccionando cada detalle de lo que sería su refugio por encima de uno de los grandes árboles del bosque. Ahora estaban izando su bandera en la cima de su nuevo hogar, los 3 no podían estar más felices.
Luffy apoyo sus manos en el borde mientras veía el paisaje.
–¿Que pasa, Lu?–le pregunto Ace al verlo tan atento en algo.
–La vista es preciosa–respondió con una enorme sonrisa.

Los dos mayores se asomaron junto al azabache menor y también sonrieron, tenía razón, la vista era maravillosa, Sabo notó la gran emoción en los ojos del pequeño a su lado.
–¿Tanto te asombra el panorama?
–¿Ah? No, bueno, es solo que...sigo sin acostumbrarme a estas cosas, ya saben, hace un año y medio yo estaba encadenado.

Los dos chicos a su lado se quedaron callados, hasta que el rubio pregunto, mirando a su hermanito.
–Oye, ¿como fue que escapaste de allí?

Luffy lo miro y esbozó una gran sonrisa mientras instintivamente tomaba su sombrero, Sabo y ha Ace les encantaría la historia.

Luffy estaba siendo arrastrado por aquel Tenryuubito, mientras que este caminaba con él mentón arriba por la ciudad, era habitual que salieran a dar esos paseos, llevándolo como si fuera algún tipo de objeto el cual presumir, odiaba eso, en este t...

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Luffy estaba siendo arrastrado por aquel Tenryuubito, mientras que este caminaba con él mentón arriba por la ciudad, era habitual que salieran a dar esos paseos, llevándolo como si fuera algún tipo de objeto el cual presumir, odiaba eso, en este tiempo había pensado en ahorcarse con sus propias cadenas, había visto a sus demás compañeros hacerlo antes ¿que le detenía a él? Nada, no tenía familia, amigos ni ha nadie, lo único que le impedía hacerlo era ver como aquellos cuerpos terminaban en la basura, porque por muy mal que estuviera su situación, él tenía un valor, mínimo, pero más que un muerto.
El más pequeño levantó la vista y en el fondo de todas las personas las cuales se arrodillaban, los vio, eran varios hombres que estaban entre los callejones viendo todo, grande fue su sorpresa al observar como de repente las personas comenzaron a caer desmayadas, incluyendo su dueño, él y los sujetos en la oscuridad eran los únicos que se mantenían de pie.

El azabache sintió un gran miedo, quiso correr, pero sus cadenas se lo impedían, las siluetas caminaron hacia adelante y el que iba de primero se arrodilló a su lado.
Era un señor pelirrojo con un sombrero de paja que lo miraba de forma amable y con una sonrisa dulce, pero aún así el azabache trato de retroceder y alejarse.
–Hey, tranquilo, no te haremos nada, solo necesito que te quedes quieto–el niño cerró los ojos tan fuerte como pudo al notar como sujetaba su collar, pero de repente la fuerza que esa cosa ejercía sobre su cuello desapareció, abrió los ojos y vio el collar en las manos del hombre, sin explotar–¿Ves? No pasó nada, vendrás con nosotros, curaremos tus heridas.
–Shanks, dijiste que mientras estuviéramos aquí no ayudaríamos a ningún esclavo para no llamar la atención de ningún Tenryuubito–hablo un hombre que tenía un pañuelo en la cabeza con la palabra "Yasopp".
–Se lo que dije, pero este no es un simple esclavo, es un niño–le explicó el pelirrojo mientras tomaba en brazos al menor, este solo se dejaba, resignado a lo que sea que le vayan a hacer.

Todos se dirigieron a un gran barco y la sangre de Luffy se congeló al ver la bandera que este poseía, era una pirata.
Hubiera intentado huir, pero después de 4 años de agonía, ya sabía que eso no serviría de nada. Lo sentaron en un barril y un hombre de cabello rubio con un moño se acercó a él.

Quiso quitarle su camiseta para revisar sus heridas y el azabache cerró fuertemente los párpados mientras cubría su rostro, sabía lo que pasaría y ya estaba tan cansado de todo aquello que no se resistió.
Pasó el rato, pero jamás sintió aquel dolor el cual ya estaba tan acostumbrado, fijo su vista a su entorno, el hombre se había ido para hablar con el pelirrojo y notó como el barco se alejaba de la isla, habían zarpado.

Estuvo mucho tiempo mirando como aquel lugar que fue su prisión, se volvía cada ves más pequeño hasta desaparecer por la distancia.
El de sombrero se acercó después de lo que parecía ser la terminación de la conversación con el otro sujeto.

–Oye, mi médico curará tus heridas, pero primero hay que darte una ducha–le sonrió mientras volvía a cargarlo, ahora hacia el baño, prendió el agua para llenar la bañera y volteó a mirarlo–¿Puedes hacerlo solo o quieres que te ayude?–no hubo respuesta de parte del menor, este solo lo miraba sin ningún tipo de brillo en sus ojos, esto hizo hacer fruncir el ceño a Akagami, ningún niño debería de tener aquella mirada ni actitud tan sumisa.

Terminó bañándolo por la falta de repuesta del más pequeño, este acataba cada cosa que el capitán decía, pero sin pronunciar ninguna palabra.
–¿Cuantos años tienes?
–...
–¿Desde hace cuanto que esas personas te tienen en cautiverio?
–...
–Tu...¿sabes hablar?–el azabache asintió sin dirigirle la mirada.

Terminó de limpiarlo y sacarle toda la suciedad que el niño poseía, fueron adonde el hombre de antes, el cual parecía llamarse "Hongo", este desinfectó y curó cada una de sus cortadas, moretones y quemaduras con sumo cuidado, el pelirrojo había estado a su lado todo el tiempo, luego de que terminara, lo dejaron descansar en una habitación mientras los adultos hablaban.
Pasaron por lo menos unas 2 horas, en las que Luffy solo se sentó en la silla que había en ese cuarto, después de todo, de donde venía, no tenía permitido acostarse en una cama sin que se lo ordenaran, vio al pelirrojo entrar y mirarlo algo extrañado.
–Vaya, pensé que estabas durmiendo, ¿no quieres acostarte?

Su cuerpo se tensó al oír aquella pregunta, sabía lo que aquello significaba, lo miró aterrado, pero acató a su pregunta y se acosto, estaba apunto de sacarse su ropa cuando el hombre delante suyo lo detuvo.
–Oye, oye, no hagas eso, tranquilo, solo preguntaba para que estuvieras más cómodo, no para...eso–miro al más pequeño con cierta pena.

Pasaron las semanas en los que el niño estuvo en el barco de los piratas, se había dedicado a ordenar, limpiar y cualquier cosa que ayudara a los mayores, era totalmente obediente aunque ninguno de la tripulación le ordenara nada, todos lo veían con cierta tristeza notando que el pequeño solo buscaba supervivencia, pensando que ellos le tenían clemencia por obedecer.
Ahora Luffy estaba con Shanks en la misma habitación ellos le dieron.
–¿Que fue lo que los Tenryubitos te hicieron?–pregunto Akagami, esperando que el menor por fin hablara, a lo largo de esas semanas le había echo esa misma pregunta una y otra ves, hasta que el menor por fin comprendió lo que el pelirrojo había echó, él lo había salvado y después de tanto tiempo resistiendo, se rompió.

El Monkey lo miró y después de pocos segundos no pudo evitar derramar algunas lágrimas, primero comenzó con pequeñas gotas que se transformaron en un gran llanto, lloro tanto como no se lo permitieron por todos esos años, hizo el ruido que le obligaron a callar y el pirata a su lado, solo lo abrazo, entendía el dolor del menor y solo buscaba consolarlo.
Pasaron mucho rato así, hasta que Luffy logró calmarse y mirarlo a los ojos.
–Escúchame, nosotros ya nos fuimos de allí y no planeamos volver, pero para poder ayudarte a regresar a tu hogar necesito que respondas mis preguntas–el más pequeño asintió, sin dejar de sollozar–primero, ¿como te llamas?
–A-Ah...yo...yo no lo sé.

MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora