Ser suficiente

4K 468 15
                                        

–¡Anchor! ¡Eres tú!–grito Shanks mientras colocaba el periódico al frente del rostro del menor.

El más pequeño entrecerró los ojos tratando de identificar todas las letras que había, Shanks y Benn se habían esforzado para que aprendiera a leer, pero aún le dificultaban los textos tan largos y el pelirrojo se percató de esto, así que volteó el papel hacia sí para comenzar a decir en voz alta la información.

–"Garp, el aclamado Vice Almirante, también conocido como El Héroe De La Marina, pide a las personas de todo el mundo que alerten a la central más cercana si han visto a este niño, tiene 2 años y responde al nombre de Monkey D. Luffy, desapareció hace 3 semanas y la última ves que lo vieron, fue en el mar del Sur, él pequeño se encontraba en uno de los buques de la Marina que se dirigía a la Isla Dawn cuando fueron atacados por piratas, cuentan los testigos que para protegerse, el menor se metió en un barril que cayó al mar momentos después"–leyó Shanks, sorprendido por la información y toda la tripulación se mostraba de la misma manera.
–Monkey D. Luffy...–repitió el azabache en un murmuró y luego esbozó una gran sonrisa–¡Ese es mi nombre!

El capitán sonrió con ternura para revolverle el pelo con cariño al Monkey, luego volteó a ver a su navegante.
–Building, necesito que averigües donde podemos encontrar a Garp, nos tendremos que reunir con un Vice Almirante.
–Enseguida, jefe–respondió mientras salía del comedor siendo seguido por algunos.
–Espera ¿por que tenemos que ir con ese señor? Somos piratas, no podemos tener una reunión con un Marine–le reprochó Luffy mientras fruncía el ceño.
–Anch-...Lu, nosotros somos piratas, tu no, necesitamos devolverte a tu hogar.
–¿De que hablas? Este es mi hogar, con ustedes.
–Nosotros te acogimos para llevarte a casa con tu familia.
–¿Y ahora me abandonarán?
–Anchor, nosotros simplemente nos despediremos para que tú puedas tener una vida normal, nadie aquí está hablando de abandonarte–intervino Benn.
–Pues parece que si, ¡ustedes me irán a botar con ese hombre y luego se van a largar como si yo nunca hubiera existido! ¡Al igual que hizo ese anciano para que yo terminara en una subasta!–gritaba Luffy con frustración en su voz.
–Garp no te botó allí, estoy seguro de que él no quería que terminaras en aquel asqueroso lugar–le aseguró Yasopp.
–¡El es de la Marina! ¡Ellos son los que protegen a los Tenryuubitos! ¡Si me dejan con él voy a terminar otra ves en una celda de mierda!
–Luffy necesito que te calmes, tu no volverás a estar encerrado–trato de tranquilizarlo el de sombrero, admitiendo que se le hacía extraño el llamarlo por su nombre.
–Shanks, por favor, déjame quedarme contigo–le suplico a lo que él mayor suspiro.
–No puedo hacer eso, Anchor, ya no más.

El menor apretó los puños y sin querer seguir en aquel sitio, se levantó de donde estaba y salió corriendo a la habitación que compartía con Shanks.
Pasaron 20 minutos y escucho como alguien tocaba la puerta, se quedó en silencio y luego de unos segundos, el capitán entró, viendo a su pequeño en un rincón de la cama, abrazando sus piernas.

Akagami se sentó a su lado, y el azabache levantó su mirada y limpió vagamente las lagrimas de su rostro con su muñeca.
–Anchor, tú sabías que no podías quedarte con nosotros para siempre.
–No, no lo sabía, yo creía que éramos una familia.
–Somos una familia, eres mi niño y por eso debes de ir con Garp, lo único que quiero es que estés a salvo y con él, lo estarás.
–Pero ustedes siempre me han protegido, no necesito a ese viejo, los necesito a ustedes.
–Por nuestra culpa, muchas veces estuvieron a punto de asesinarte, Anchor, prefiero tener que despedirme de ti por un tiempo, que verte muerto.
–Y yo prefiero morir a estar solo de nuevo–Shanks guardo silencio ante aquel comentario–Tu no sabes lo solitario que era sobrevivir antes de ustedes...
El azabache se apoyó en el pelirrojo ya sin ningún argumento para seguir protestando y este lo abrazó pasando su brazo por los hombros del menor, estuvieron así por un largo rato, hasta que llegó la hora de comer, que ninguno de los 2 planeaba perderse.

Pasaron 3 días y aún no habían logrado localizar al Vice Almirante, al no poder acudir directamente a la Marina por el echo de ser piratas, se les estaba dificultando bastante las cosas.
Luffy esos días había estado distante con todos, incluso con Shanks, aunque había insistido bastante en quedarse.
Todos estaban en el comedor hablando y bebiendo, cuando el pequeño se percató de un extraño cofre que Lucky había dejado sobre la mesa.
Admitía que llamó su curiosidad, lo tomó y abrió para encontrarse a una extraña fruta, era morada y con unos espirales raros, no dudó en tomarla y darle unas buenas mordidas, aunque le desagradó el mal sabor que está tenía, terminó por acabársela de todas formas. El pelirrojo volteó a donde estaba y se acercó, sentándose a su lado, pero el menor se levantó, yéndose, seguía guardando cierto rencor hacia todos, por renunciar a él, sabía que era por su bien, pero seguía sintiéndose abandonado.
–Lu, no puedes estar enojado por siempre–hablo el de sombrero mientras tomaba su mano para que parara su paso, pero sintió su rostro palidecer al ver como el brazo de su pequeño se estiraba.
–¿¡EH!?–gritaron todos los piratas al notar la situación.
–¡AH! ¿¡QUE ME PASA!?–exclamó el menor entre medio del mismo pánico del resto.
–¡Anchor! ¿¡Te comiste la fruta de este baúl!?–le pregunto Lucky mientras sujetaba el cofre vacío.

Los piratas se alborotaron aún más cuando Luffy asintió, en especial el capitán de estos que se agachó a su lado sujetándolo de los hombros.
–¡LUFFY! ¡ESO SIGNIFICA QUE NO PODRÁS VOLVER A NADAR JAMÁS!
–¿¡QUE!?
–¡NIÑO IDIOTA!

El menor pasó un buen rato asimilando lo que el Akagami le explicó después, sobre las supuestas Frutas Del Diablo y como el mar ahora lo renegaba.
Pasaron 2 días después de eso y la mayoría no había dejado de regañarlo, pero el pánico del inicio había pasado y ahora estaban más que concentrados en buscar a Garp, aunque el menor suplicaba que no lo hiciera, diciéndoles que era lo suficientemente valiente para seguir siendo pirata.

Luffy, ya bastante determinado a quedarse, tomó uno de los tantos cuchillos de la cocina y se subió al mascaron de proa, asegurándose de que todos estuvieran en la cubierta para ver.
–¡Oigan! ¡Les demostrare a todos ustedes que soy suficiente para ser un gran pirata!–grito mientras levantaba el cuchillo en su mano a lo que la mayoría volteó a verlo, incluido el capitán.
–¡Está bien, Luffy! ¡Muéstranos!–grito el pelirrojo, curioso de lo que "Anchor" haría, pero su sonrisa se desvaneció siendo remplazada por un ceño fruncido al ver como el niño apuntaba el cuchillo a su rostro.

MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora