Un tiro de goma

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Shanks antes de poder detenerlo, vio como Luffy clavaba el cuchillo debajo de su ojo izquierdo.
–¡AHH!–grito de dolor el pequeño Monkey al sentir el filo clavarse en su piel, soltó inmediatamente el puñal y afirmó su herida con ambas manos mientras sentía la sangre caer por sus dedos.
–¡ANCHOR!–grito con pánico el capitán mientras se subía al mascaron de proa y lo tomaba en brazos para bajarlo a la cubierta, la herida sangraba mucho y eso sólo alarmaba más a todos–¡Tráiganme agua, aguja e hilo y un parche!

Todos obedecieron rápidamente las órdenes de su capitán, en toda la tripulación se podía reflejar el pánico y la preocupación en sus rostros, era cierto que no era la peor herida que habían presenciado, pero el problema era quien la tenía y en donde.

–Lu, esto te va a doler, necesito que te quedes quieto–le informó Akagami mientras enjuagaba la sangre de su cara con agua, para luego comenzar a cocer la herida.

El más pequeño hacía pequeñas muecas de dolor junto a algunos hipidos por el llanto, después de unos minutos Shanks ya le había echo los 2 puntos.
Antes de que cualquiera comenzará a regañarlo, el Monkey corrió hacia el baño para poder observarse en el espejo que había en este, el pelirrojo comprendió lo que pasaba y fue a seguirlo.
Luffy estaba subido en el banquillo que los piratas tenían para que pudiera alcanzar el lavabo.
El azabache miraba fijamente su reflejo y al notar la presencia del adulto tubo que aguantar los sollozos que amenazaban por salir, después de todo, para demostrar su valor, había renunciado a la única parte de sí mismo que no estaba marcada o maltratada, el de sombrero comprendió todo esto y fue a abrazarlo, a lo que el pequeño correspondió.

–Luffy escúchame, eres una de las personas más fuertes y valientes que e conocido, pero aún no estás listo para ser un verdadero pirata, te he mantenido conmigo porque te amo y quería poder guiarte a un hogar, has aprendido mucho, te e visto crecer y hacerte incomparable a cualquier otro, pero para que puedas llegar a ser una verdadera leyenda, tienes que esperar e irte con tu familia.
–P-Pero...¿y si jamás volvemos a encontrarnos?–pregunto el menor mientras su voz se quebraba.
–¿Eso es lo que temes al irte?–el pequeño asintió–Anchor, mientras las olas del mar sean feroces e indomables, nosotros volveremos a vernos.

El Monkey se aferró aún más al capitán y luego de un rato ambos fueron al comedor para que Lucky prepara algo de comer a fin de aliviar el susto por el que pasaron todos, pero la suerte no iba de su lado, ya que al terminar de merendar el barco se sacudió fuertemente, una bala de cañón había impactado cerca del barco, estaban siendo atacados.
Todos se levantaron tomando sus armas y Luffy corrió a esconderse al cuarto de él y Shanks, se encerró y tomó una de las espadas que el capitán escondía allí, estaba acostumbrado a hacer eso cuando los piratas del pelirrojo entraban en batalla.
Se sentó apoyado en la pared que estaba opuesta a la puerta y apretó el mango cuando escucho voces que no conocía, escabullirse por el interior del barco, mayor fue su miedo al ver como trataban de abrir la puerta, haciendo fuerza contra la manilla cerrada.

Se levantó y en pocos momentos la puerta por fin cedió, corrió contra los 2 hombres que entraron, logró apuñalar a uno y hacerles varios cortes a ambos, pero la fuerza de los dos adultos era claramente superior a la suya y terminó cediendo contra el suelo.
–Este maldito mocoso me acuchilló–exclamó con enojo uno de los intrusos.
–No sabía que Akagami tuviera un hijo.
–Mételo en una bolsa y subámoslo al barco antes de que termine la pelea, nos será útil como rehén.

Luffy pataleo y se resistió tanto como pudo, pero aún así, ahora estaba metido en un saco, con la boca tapada en un pañuelo para no hacer ruido, no supo qué pasó hasta que escucho la voz de un hombre al lado suyo.
–Vaya Akagami, pero tu no puedes hacerme daño.
–¿Y por que no?–era la voz de Shanks.
–Porque tengo algo que es tuyo–aquel sujeto lo saco de la bolsa de tela y vio cómo colocaba una arma en su cabeza.
–¡Luffy!–gritaron la mayoría, sorprendidos de verlo allí.

El menor pudo observar todo mejor, estaban en un barco, al lado del Red Force, había bastantes piratas que no conocía tirados en el suelo, los pelirrojos habían ganado y el que lo sujetaba parecía ser el capitán.
–Suéltalo, él no tiene nada que ver–hablo el de sombrero, con clara ira en sus palabras.

Akagami había pensado en ocupar Haki Del Rey para terminar con esto rápido, pero se detuvo inmediatamente cuando escuchó el sonido del disparo, tanto la tripulación como el, sintieron que su corazón paraba de latir y la mayoría palidecieron. El capitán de los caídos no quería escapar ocupando a "Anchor", quería vengarse por matar a su tripulación.

Shanks tomó a Gryphon, decidido a cortar en pequeños pedacitos al maldito, pero claro que sintieron el alma volver a sus cuerpos cuando la bala reboto, lo recordaron, Luffy era un niño de goma.
–¡Pero que mierda!–exclamó sorprendido y desconcertado aquel hombre.

Lastimosamente ese no era su único plan para escapar, tiro una bomba de humo, que al disiparse, tanto el capitán como el Monkey habían desaparecido.
–¡Mierda! ¡Se llevó a Anchor!–fue lo último que escuchó de Shanks antes de que el y aquel sujeto subieran a un barco, alejándose cada ves más.

–Vaya, por un momento de verdad pensé que ese imbecil me mataría.
–¡Yo te matare!–grito con furia a lo que el contrario río con clara burla.
–No puedes dar ni un buen golpe, pero me iría bien si te vendiera como esclavo.

Su cuerpo se tensó al instante, miró por el barco, buscando algo con que atacarlo, pero no había nada con que defenderse o atacar y él estaba consciente de que no podía hacer algo contra él en temas de fuerza.
Se levantó y lamentándose a sí mismo, solo se arrojó al mar, se lo había dicho antes a Shanks, prefería morir a pasar por eso de nuevo.
Claro que no planeaba hacerlo tan fácil y luchó contra el agua tratando de mantenerse a flote, veía como el capitán lo miraba sin planear ayudarlo, pero detrás de él observo a una feroz criatura emerger y tragarse al pirata junto con su pequeño barco.

Todo había pasado tan rápido y supo que sería el siguiente, ya no le quedaban fuerzas y poco a poco se fue hundiendo, vio como ese monstruo se acercaba a él abriendo sus fauces y cerró los ojos esperando que su muerte terminara rápido, pero jamás sintió los grandes dientes clavándose contra el, en cambio alguien lo sujetaba, haciéndolo volver a la superficie. Pero el animal no se había ido con los colmillos vacíos, justo cuando estaba por atacarlos de nuevo, una sola mirada del pelirrojo la detuvo y simplemente se fue, huyendo.

–Luffy, me alegra tanto que estés bien–hablo con amabilidad, viendo al pequeño llorar, aferrado a su pecho–Hey, eres un hombre ¿por que lloras?
–S-Shanks...¡tu brazo!–grito el pequeño recalcando la ausencia de la extremidad del adulto, aquella bestia se lo había arrancado para poder salvarlo a él.

MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora