Tortura

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Los dos amigos estaban comparando tesoros y Sabo se sorprendió al ver la cantidad de dinero que trajo Ace.

–Vaya, de nuevo me ganaste ¿donde lo conseguiste?
–Se lo robe a unos idiotas en Terminal Gray, ni siquiera se lo esperaban.

Estaban acomodando su tesoro, hasta que oyeron una voz que conocían muy bien gritando sus nombres.
Ambos cerraron él compartimiento donde escondían todo y se miraron ente sí, asintieron y sabiendo que hacer, rápidamente bajaron a donde Luffy para darle un buen golpe entre ambos. Tomaron una cuerda y lo ataron a uno de los grandes árboles.

–¿Con que aquí iban todo el tiempo? Por fin logré encontrar el lugar a donde huían–contó con una gran sonrisa.
–¿Ahora que haremos con el? Sabe donde está nuestro tesoro–pregunto el rubio a su amigo, ignorando totalmente al menor.
–Hay que matarlo.

Luffy al escuchar eso, su sonrisa se desvaneció y comenzó a tratar de soltarse mientras lloraba.
–¡No! ¡No quiero morir!
–¡Callate! ¡No hagas tanto ruido!–le grito Sabo, haciéndole llorar más–¿como se supone que lo matemos–le pregunto al azabache a su lado.
–¿Como voy a saberlo? Jamás he matado a nadie.
–¡Por favor! ¡No me tiren al agua!

Ace y Sabo se miraron ya conscientes de que hacer, había un río cerca, el rubio lo desató mientras el pecoso lo sostenía para que no escapara y hubieran corrido al río, de no ser por escuchar voces a lo lejos, el Portgas tapó la boca de Luffy, cesando sus gritos y llantos. Los 3 fueron a esconderse y observar a quienes se acercaban a donde ellos estaban, grande fue la sorpresa de los 2 mayores al ver a uno de los piratas Bluejam.

–Maldita sea, ese es Porchemy–Sabo hablo entre susurros para no ser escuchados–Dicen que le gusta despellejar vivas a sus víctimas.
–¿Y por que está aquí?–pregunto con claro miedo el menor.

–¿Como es posible que unos malditos niños lograron robarles?–dijo Porchemy a sus subordinados.
–¡Esos niños son más fuertes de lo que aparentan! Se hacen llamar Ace y Sabo.
–Siempre los ven por esta parte del bosque.

–¿Le robaste a los piratas de Bluejam?–le regaño el rubio a su amigo.
–No sabía que eran ellos.

Empezaron una pequeña discusión entre ellos, que se detuvo en el momento que escucharon nuevamente al pirata hablar, voltearon a ver y sintieron sus corazones detenerse cuando observaron a Porchemy sujetando del cuello de la camisa a Luffy, mientras este trataba de soltarse, el de azul no comprendía como lo había atrapado tan rápido.

–Oye mocoso ¿conoces a Ace y a Sabo?

El menor hizo una extraña mueca al momento de negarlo, cosa que hizo obvia su mentira, los piratas se lo llevaron mientras que el rubio y el pecoso observaban.

–Mierda, no tardara nada en hablar–afirmó el azabache algo estresado.
–Hay que mover el tesoro, si no lo hacemos, se lo llevarán todo.

Los 2 estuvieron de acuerdo con la idea y comenzaron a trasladar las cosas que tenían a otra parte del bosque, una que Luffy no haya visto. Pasaron 7 horas y ya habían logrado moverlo todo.

Ace sonrió de alivio, pero su sonrisa se desvaneció en el momento que recordó el rostro alegre del Monkey, trato de sacarlo de su mente, ya que sabía que lo más seguro era que le hubieran dado unos pocos golpes y ya estaba.

Vio a Sabo corriendo hacia donde estaba, mientras gritaba su nombre, esto lo desconcertó y extraño al mismo tiempo, al momento en que llegó junto con el comenzó a tomar aire por la carrera que hizo.

–¿Que pasa?
–¡Luffy todavía no ha hablado!

Esas 5 palabras fueron suficientes para que la sangre se drenara del rostro de Ace, tomó su tubería y corrió junto con el rubio a Terminal Gray.

Luffy sentía los filos de los guantes de aquel hombre pinchar y desgarrar su piel una y otra ves, no sabía cuánto tiempo había pasado, estaba oscureciendo

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Luffy sentía los filos de los guantes de aquel hombre pinchar y desgarrar su piel una y otra ves, no sabía cuánto tiempo había pasado, estaba oscureciendo.
La sangre corría por cada parte de su cuerpo y ya no tenía fuerzas para nada aparte de soltar lágrimas, no gritaba, no se quejaba, no se movía, lo único que le quedaba por hacer era apretar los labios esperando que todo esto acabara, ya había pasado por esto antes, pero jamás pensó en volver a sentirlo.

Sabía que todo eso pararía si les decía lo que querían, pero eso implicaba cambiar de lugares con Ace y Sabo, no, no haría eso, no le importaba morir, no le importaba ser torturado, no los traicionaría.

Vio al pirata tomar su gran espada y levantarla hacia el, cerro los ojos esperando sentir el filo de la cuchilla cortar su carne, pero eso jamás llegó.

Abrió los ojos y observó como Ace y Sabo habían entrado rompiendo una de las paredes de madera, ambos comenzaron a luchar contra los piratas, pero el rubio se detuvo para ir a desatarlo, mientras el azabache se encargaba de distraerlos.
Sabo lo desató y cargó, justo en el momento que podrían irse, el azabache mayor se detuvo.

–Oye, tu saca a Luffy de aquí.
–¿De que hablas? ¿Qué hay de ti?
–No planeó huir de una pelea.

El rubio frunció el ceño, para luego suspirar y dejar al de sombrero en el suelo para luchar junto con su amigo.

El rubio frunció el ceño, para luego suspirar y dejar al de sombrero en el suelo para luchar junto con su amigo

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Los 3 lograron salir de allí, ya estaban vendados y Luffy no había parado de llorar.

–Idiota, ya me tienes harto, deja de llorar–le reprochó Ace al más pequeño, ya cansado de escucharlo sollozar y el menor trato de obedecer, pero no le salía muy bien, inclinó la cabeza para luego decirles:
–Gracias por salvarme–les agradeció con la voz rota.

Los dos mayores se sorprendieron, pero el enojo no desapareció del rostro del azabache mayor.

–¿Por que no les dijiste dónde estaba nuestro tesoro?–le pregunto Ace.
–Porque se enojarían conmigo y me dejarían solo.
–¿Y eso que? Ellos iban a matarte, eso es peor.
–¡No es cierto! Estar solo el mucho peor que la propia muerte–los niños a su lado lo dijeron nada ante su afirmación–Yo no tengo a nadie aparte de mi abuelo.

El mayor de los 3 lo miraba fijamente, recordando cada parte de su vida, como todo el mundo lo repudiaba, como odiaba el simple echo de existir como alguien condenado, fue así como surgió la pregunta.

–Luffy...¿tu quieres que yo viva?
–Claro que quiero que vivas.

El rostro del mayor se relajó, incluso una pequeña, casi invisible sonrisa se formó en sus labios.
Los 3 volvieron a donde los bandidos y por primera ves, Ace y Sabo dejaron a Luffy caminar junto a ellos.
Al llegar hubieron muchas preguntas por parte de Dadan, pero ninguno de los niños le respondió y fueron directamente a su cuarto a tomar un merecido descanso, se acostaron y esa noche el más pequeño en ves de dormir en un rincón, durmió al medio de los dos amigos.

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