Atrapados en el incendio

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Su pequeño hermano tomó su mano y ambos comenzaron a buscar una salida, pero todo estaba irreconocible por el fuego, lo único que tenían los para ayudarles eran sus tuberías.
Una construcción vieja y desgastada se derrumbó muy cerca suyo y los escombros caían hacia ellos, Ace por reflejo soltó la mano del Monkey para lograr esquivar los trozos que descendían incendiados, pero no se dio cuenta que el pequeño no tuvo tanta suerte con eso y solo se percató de aquello cuando escucho un fuerte y desgarrador grito de dolor.

Sintió su mundo ir mucho más lento cuando observó como un trozo de fierro caliente había aterrizado en la espalda de su hermanito, quemando su piel, lágrimas de agonía caían por sus mejillas.
El pánico lo recorrió de pies a cabeza y sin pensarlo mucho quitó aquel metal, y cargó al contrario en su espalda, sus palmas se quemaron, pero no se dio cuenta por su desesperación de encontrar alguna forma de salir. Estaban atrapados y todo empeoró cuando escuchó una horrenda voz que ya conocía.
–¿¡Quien carajos les dijo que podían escapar!?–les grito Bluejam, mientras aparecía entre el fuego junto con sus subordinados.
–¿Por que siguen en este incendio? Se supone que escaparían ¿no?
–¡Silencio, Maldito! Nosotros tampoco nos salvaremos–comunico de manera tranquila, con una sonrisa–Jamás imagine que estaríamos en tan graves problemas–soltó una risa–El ser humano es extraño ¿no creen? Aún cuando has tocado fondo, no puedes dejar de reír.

El pecoso pasó su vista por todos los piratas, sonrisas sadicas que llegaban a enfermar, todos estaban armados, Luffy los observaba desde la espalda de su hermano, más que confundido.
–¡T-Tenemos que irnos!–exclamó el pecoso, mientras comenzaba a correr, en busca de alejarse de todos esos hombres.
–¡Que no escapen!–ordenó el capitán.

Ace no se percató de que ya estaban rodeados, se obligó a parar y mirar a los dos hombres que se colocaron en frente, las mismas sonrisas y risitas que aterraban a los hermanos.
–Estamos juntos en esto ¿no?–indicó Bluejam, que se había vuelto a acercar–Moriremos juntos.
–¡Jamás moriría junto a ti!–recalcó el Portgas.
–Hieres mis sentimientos–el tono sarcástico estaba claro en sus palabras–Por cierto, no piensan decirme donde esta su tesoro ¿no? Si me dicen donde esta, los salvaré de esta sin tener que tocar ni disfrutar de tu preciado hermanito.
–Tu vida está en peligro ¿y aún así solo te importa el dinero? ¡Por la mierda! ¡Mira a tu alrededor!
–Vamos, dime dónde está.
–Perdiste la razón.
–Si ustedes no pueden usarlo, sería un desperdicio, a este paso quedará reducido a cenizas como mi barco.
–¡Idiota! ¡Ese tes–se quejó el Monkey que fue interrumpido por el mayor.
–Está bien, te lo dire.
–¡Ace! ¡Tu y Sabo se esforzaron mucho para juntar–nuevamente no pudo terminar, su hermano no parecía planear discutirlo.
–¡Sabo lo entenderá! Lo que importa ahora...son nuestras vidas...tu vida–puntualizó.

El menor seguía sin estar de acuerdo, pero entendía el razonamiento de su hermano y solo se quedó callado, aún sintiendo el punzante dolor de la gran herida en su espalda y por instinto se aferró aún más a su hermano.
Ace rápidamente hizo un mapa con una X marcada y se la entregó al pirata.
–El tesoro que reunimos por 6 años está allí–el azabache mayor escucho los quejidos habituales del Monkey cuando trataba de no sollozar–No llores, idiota, todo esta bien, este no es el final–lo consoló, tratando de mantener un tono tranquilo.

Apenas le dio el mapa a Bluejam, sus subordinados los tomaron, separándolos y haciendo que el pequeño soltara un gran grito por el dolor de la rozadura proveniente de su herida abierta.
–¡Imbecil! ¿¡Que estás haciendo!? ¡Te dije donde estaba!
–Tienes razón, este no es el final, tal ves me mentiste, así que los dos vendrán con nosotros.
–¡No digas tonterías! ¡Si es así ya habrá sido muy tarde como para irse! ¡Vayan ustedes sol–se callo al instante cuando el pirata lo apunto con una pistola en la cabeza.
–¡Ace!–chilló su hermano, asustado y preocupado, mientras se removía en los brazos del hombre que lo sostenía para soltarse y ayudarlo.
–No deberías hacerme enojar mas–advirtió el pirata–En este momento solo quiero cobrar venganza y lo haré con unos mocosos, si no puedo vengarme de los nobles, así como su hermano, ellos piensan que son especiales y ven a los demás como escoria.
–¡Sabo no es así!–grito el Portgas para corregir.
–¡El es igual a ellos! ¡Idiota! Él estuvo con ustedes solo para sentirse superior.
–¡No es verdad!–contradijo el Monkey, que seguía tratando de no llorar.
–¡Sus padres se pudren en dinero y no tiene ninguna clase de preocupación! Solo tiene que ver pasar el tiempo desde su refinada mansión, ¡solo los veía como inferiores y se burlaba de ustedes! El es una persona horrible y sin escrúpulos, igual que los de toda su clase, pero...¿saben quien es peor?–volteó su vista al hermano mayor y una sonrisa se volvió a formar en su cara, acompañada de una risa burlona–¿Vender el cuerpo de tu hermanito para salvarlo? Que patético, ni aunque él fuera la mejor prostituta del mundo, no lo hubiera salvado.
–¡NO LO LLAMES ASÍ!–vociferó el pecoso, queriendo partirle la cara de una ves, él estaba haciendo lo peor que alguien pudiera hacer, denigrar a sus hermanos.
–Pero eso es lo que es ¿no? Quien sabe a cuantos hombres habrá complacido, te apuesto que hasta le gusto.

Luffy ya estaba más que cansado de la conversación y de como torturaban al Portgas, después de todo, a él ya no le importaba que le dijeran así, se la habían pasado recriminándolo la mayoría de su vida y tenían razón, había complacido a muchos sujetos, lo odio completamente, pero era la verdad. Planeando que hacer para ayudar a Ace, mordió fuertemente el brazo del pirata que lo estaba sujetando, tomó su tubería y se acercó a uno de los hombres que sin dudarlo levantó su espada, el Monkey se protegió con su propia arma, pero logró cortarla, recibiendo una gran herida mientras caía al suelo.
–¡LUFFY!–le grito el pecoso, con sus pupilas dilatadas y la respiración entrecortada por la escena que presenciaba.
–¡Idiota! ¡Te matare!–declaró enojado el sujetó mientras volvía a levantar su filo, apuntando hacia el menor con el fin de apuñalarlo.
–¡Suéltame!–ordenó el mayor mientras se removía con todas sus fuerzas tratando de liberarse.

La espada estaba a punto de apuñalar el pequeño cuerpo del de 7.
–¡NO TOQUES A MI HERMANO!–decreto mientras sentía su corazón ir rápido y veía como todos los hombres de Bluejam se desmayaban.

Por un momento las llamas se apagaron y la espalda pasó por al lado de la cabeza del de cicatrices mientras su hermano corría hacia el, todos aquellos segundos pasaron y el fuego volvió a avivarse, pero ahora solo el capitán y el hermano mayor de pie.
–¡Luffy! ¿¡Estas bien!?–le pregunto mientras se arrodillaba a su lado.

MarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora