Abismo

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Luffy seguía en aquel deplorable estado mental, rompiendo todo, con cada una de las extremidades de su cuerpo, golpes, patadas, cabezazos.
–¡Soy tan débil! ¡NO FUI CAPAZ DE PROTEGER A NADIE! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!–grito esas dos palabras una y otra vez mientras golpeaba el suelo con fuerza, su voz se quebraba cada ves más, hasta que por fin se detuvo, todo esto fue presenciado por el gyojin.
–Luffy.
–¡Vete de aquí! ¡Déjame solo!–aquella frase sonaba tan extraña proveniente de él.
–¡Me niego a hacer eso! No puedo permitir que te sigas lastimando–eso enfureció al Monkey.
–¡Es mi cuerpo! ¡No te importa!
–Entonces a ti tampoco debería de importarte lo que Ace hizo con el suyo, ¡su muerte no te debe de importar!
–¡Hijo de puta! ¡Callate! ¡Si te atreves a decir tan solo una palabra más, te haré mierda!–amenazo, enojado.

El no comprendía nada, no tenía ni idea de la historia de su hermano y el, ¿no importarle que le hayan atravesado el pecho a la persona más importante de su vida? De tan solo pensarlo suena estupido, el gyojin hablaba como si él y el Portgas fueran iguales, no, no lo eran, el pecoso era totalmente libre, un pirata fuerte y decidido, no portaba ni siquiera una sola cicatriz, demostrando lo fuerte y pulcro que era, en cambio el, estaba lleno de ellas, marcas de látigos, golpes, quemaduras, cortadas, raspones, púas, etc. El Monkey estaba sucio, volvía a sentirse así, el hombre que estaba destinado a la grandeza, murió para salvar a un miserable esclavo, porque eso es lo que era, es y será. Quería retroceder el tiempo, haber quitado al mayor de enfrente y recibir el golpe, fue a esa guerra preparado para lo que sea, incluso el asesinato más brutal, lo recibiría con gusto a cambio de la libertad de su hermano mayor.
–¡Si eso te hace sentir mejor, hazlo! Estoy herido, pero no perderé ante ti estando en esa condición.

Se levantó tambaleante y comenzó a correr hacia Jinbe, estiró su brazo en busca de golpearlo, pero falló, el de tez azul no dudó mucho antes de tomarlo y lanzar al azabache contra el piso, haciendo que escupa bastante sangre.
El gyojin se sentó y recordó la conversación que había tenido con el Portgas mientras ambos estaban en prisión, algo que le llamó la atención fue como el pecoso, aún después de conseguir Nakamas, aliados y un padre, para él, su mayor y más grande tesoro era su hermano, sacrificaría todo el esfuerzo que hizo por tantos años, solo por un chico que conoció por accidente. Ace desde que volvió a encontrarse con él en Arabasta, estaba aliviado, porque aunque muriera, sabía que el de cicatrices estaría bien, porque ya no estaba solo, ya no era aquel niño que lo perseguía y pedía que lo acompañara a todas partes para protegerlo, tenia a más personas para hacer eso, admitía que era un sentimiento algo agridulce, porque siempre habían sido solo ellos dos y era algo egoísta decir que quería seguir siendo el favorito, pero en una situación cómo está, lo agradecía, si el fallecía, habría alguien más para amarlo con todo su ser.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una fuerte mordida en su brazo derecho por parte del menor, lo sacudió, intentando que lo soltara, pero no parecía querer rendirse, así que con su brazo libre, lo levantó y lo lanzó hacia una roca que estaba a pocos metros.
–¡Duele! ¡Mocoso imbecil!

Al momento de que Mugiwara tocara la roca, Jinbe ya estaba delante de él, sujetándolo del cuello, mientras el contrario pataleaba.
–¡¿Aún no puedes ver claramente lo qué hay en frente de ti?! ¡Siempre creíste que podrías lograr cualquier cosa! ¡Confiabas totalmente en tu fuerza! ¡Pero todos esos increíblemente poderosos enemigos, hicieron pedazos tu seguridad! ¡Perdiste a tu hermano, quien era tu guía! ¡Y los hombres más poderosos del mundo  se interpusieron en tu camino y no te permitieron salvarlo!

Luffy cerró los ojos con fuerza, los recuerdos volvían a invadirlo, desde que era esclavo hasta convertirse en pirata, él como había sido abusado, derrotado, humillado una y otra ves, siempre necesito de la ayuda de alguien para seguir con vida, se hundió en un profundo y denso abismo, todo aquello estaba tan a flor de piel, cada memoria lo torturaba, nublaba su camino, quería gritar, pero su voz parecía estar en silencio, lo único que podía escuchar, eran las palabras del hombre frente a él.
–¡Así jamás lograr encontrar tu camino! ¡Porque te estás perdiendo en tu propia oscuridad! ¡Se que es doloroso, Luffy, pero debes superarlo! ¡No pienses en lo que has perdido! ¡Lo perdido no se puede recuperar! ¡Debes pensar en lo que aún tienes!

El azabache abrió los ojos y miró fijamente a Jinbe, paró de intentar soltarse, dejó caer los brazos que sujetaban al de tez azul y este lo soltó, haciendo que se deslizara por la roca hasta quedar arrodillado en el piso.
Luffy miró sus manos y comenzó a contar con los dedos, el gyojin tenía razón, aun no lo había perdido todo, tenía a sus Nakamas, estaban lejos, pero todos ellos seguían siendo los Mugiwaras, rompió a llorar, las nubes en su cabeza se habían disipado, claro que seguía con aquel dolor tan fuerte de una pérdida, pero ya estaba mucho más consciente que antes.
Con sus puños cerrados, recordó él como Zoro le solía cuestionar el como era posible que no supiera leer con facilidad, Nami enseñándole matemáticas básicas, Usopp molestándolo, escribiendo cartas y haciendo notas, para intentar que esfuerce un poco su cerebro casi analfabeto, Sanji dándole pequeñas lecciones de cocina que usualmente no servían, pero no se rendía con que aprendiera a preparar por lo menos un huevo frito, Chopper diciéndole cómo tratar cicatrices para que estas con el tiempo desaparezcan, Robin tomándose el tiempo de que aprendiera a leer párrafos largos, Franky haciéndole juguetes que él mismo pedía para decorar su cuarto, Brook cantándole todos los días para que jamás estuviera en silencio. Todo lo que no había tenido antes, se lo daban ellos ahora y deseaba tanto poder verlos.

Ace le narraba a Sabo todo lo que habían pasado, desde el incendio hasta su reencuentro en el reino de Arabasta

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Ace le narraba a Sabo todo lo que habían pasado, desde el incendio hasta su reencuentro en el reino de Arabasta.
El rubio escuchaba con atención e incluso lloro en algunos relatos, hubiera querido mucho estar con ellos en todo eso, pero no pudo ser y ahora aquí estaban buscando a su hermano, sin la certeza de que estuviera aún vivo.

Se encontraban en un barco junto con Dragon, que solo se dedicaba a mirar el mar, había intercambiado muy pocas palabras con el Portgas y este tampoco estaba muy concentrado en hablar con el hombre que abandonó a su hermano.
–Oye Sabo.
–¿Que pasa?
–¿El sabe del pasado de Lu?–pregunto, refiriéndose al líder revolucionario.
–Ah...cuando logre recuperar la memoria gracias a la gran noticia de la guerra en Marine Ford, le conté todo, incluyendo el donde había estado Luffy cuando desapareció en el mar–el contrario frunció el ceño, sentía que eso era algo muy personal entre ellos, pero lo entendía.
–¿Y como reaccionó?
–Bueno, bastante mal, él jamás ha sido alguien agresivo, pero cuando se entero todo lo que el gobierno permitió que le hicieran a su hijo, destruyó gran parte de la fortaleza revolucionaria, fue un verdadero calvario calmarlo.
–Ni siquiera lo conoce, no sabe nada de él, no tiene justificación de estar enojado–recalcó con algo de rencor hacia el hombre.
–Ace, Dragon no quería poner en peligro a Lu y por eso lo dejó con el abuelo.
–Si lo hubiera dejado en alguna fortaleza revolucionaria en la cual pudieran protegerlo, él jamás habría llegado a dar donde lo Tenryuubitos.
–Así jamás nos hubiera conocido.
–Pero así nunca lo hubieran torturado y abusado–el de azul suspiró, sabía que ese era el agresivo comportamiento habitual que el contrario solía tener cuando alguien dañaba a su hermanito, la verdad, es que él mismo estaba enojado, pero no era momento de armar un escándalo, cuando el Monkey estaba perdido en alguna parte del mar.

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