CAPITULO 10

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BENJAMIN

Mi teléfono esta a rebosar de llamadas, pero las dejo pasar al buzón, haciéndoles creer a los demás que no estoy disponible por el momento para llamadas. Intento contestar mensajes, mientras Novalee come, pero es imposible despegar mi mirada de ella, cuando es tan placentero hacerlo.

No había visto a nadie, que le sonriera tanto a su comida, casi como si esta fuera un cachorro. Da mordidas lentas, y cada vez que un bocado entre en su boca, cierra sus ojos, y los mastica lentamente.

Me era difícil creer, que alguien tan joven estuviera pasando por tanto.

¿Donde estaba sus padres, y porque decidió no llamarlos? ¿porque no podia renunciar a uno de sus dos trabajos? ¿el que se desmayara, lo atribuia a su falta de comida?

Tantas preguntas en la punta de mi lengua, que me moria por conocer la respuesta.

Nunca fui un hombre al que le gustara ingadar en la vida de los demas. Incluso cuando me enteraba de cosas de la oficina, que involucraban a uno, o mas de los empleados, hacia la vista gorda, y le tomaba poca importancia. La vida personal de los demas, no era mia para vivir o juzgar.

Pero aquí estaba esta chica, la cual me parecía un acertijo, el cual quería descifrar.

-¿Tu no tienes hambre?- me pregunta, mientras se lleva a la boca, una cucharada llena de avena.

-No, estoy bien- había bebido cafe en la mañana, y para mi eso era suficiente para empezar el dia. El cafe era el motor de mis dias.

Ella sigue comiendo, pero entre bocados, me mira de reojo, como si quisiera decirme algo, pero no sabe como empezar.

-Lo siento- dice al fin -por lo de tu celular. Estaba molesta, y me desquite con usted-

Ha dejado de tutearme, lo que me hace sentir como un señor. Pero quizá eso es lo que soy a sus ojos, ya que tenemos seis años de diferencia de edad.

-Le entiendo, cuando me dijo lo del método- lame el restante de avena en sus labios, y no puedo evitar verlos -lo entiendo, como en los ejercicios de las ecuaciones de algebra. Cuando los signos restan, y otros suman- me mira expectante, para ver si entendí su analogía. Asiento -bueno, vivo con personas que son signos negativos. No suelen sumar mucho en mi vida, solo restan, y me quitan, y me quitan- suspira, dejando a un lado el tazon de avena vacio, y ahora tomo el plato de frutas - y cada vez estoy mas en la pendiente de los numeros negativos, que en la de los positivos-

Sonrio.

Pocos personas hablan mi lengua. Los numeros son la unica forma que tengo yo de explicar lo que siento, y ella parece haberlo entendido a la perfeccion.

-¿Vives con tu pareja?- me atrevo a preguntar.

Conozco a muchas mujeres de las oficina, que estan en una relacion con tipos que solo abusan de ellas. No solo fisicamente, si no tambien se aprovechan de su dinero. No entiedo su aficion por los tipos asi. Si no te agrada y te hace llorar, porque seguir a su lado. Mi abuela materna solia decir que era mejor estar solo, que mal acompañado. La soledad nunca fue para mi un defecto. Antes de Stephanie, amaba mi soleda, mi espacio personal, donde podia ser yo, sin sentir que ofendia a los demas con mis palabras o acciones, o que tenia que fingir, algo que no sentia.

Ella rie divertida -no, no soy ese tipo de chica. Prefiero estar sola, que con un tipo malo- es lo que yo pienso tambien, pero no las mujeres de la oficina -son mis compañeros de cuarto-

Soy un tipo observador, y ese gesto de indiferncia, y el chasquido de su lengua, restandole importancia a sus palabras, me hace saber que quiza sus compañeros de cuarto, sean mucho mas cercanos a ella, que lo que me quiere dar a entender.

La emfermera entra al cuarto, con un papel en sus manos. Sonrie al ver que Novalee, casi ha dejado su plato limpio.

-Bien señorita Torres, tengo los resultados de su examen- tanto Novalee, como yo, respiramos al mismo tiempo -tiene una anemia muy severa- Novalee muerde su labio -debe mejorar su forma de alimentacion, sobre todo consumir calcio. Leche, queso, crema, huevos. Proteinas, que le ayuden a mantener un peso ideal. Usted es una chica alta, y esta muy por abajo de su peso ideal, ¿ha notado cambios en su ciclo mestraul?- esta pregunta hace que Novalee me mire de reojo, y puedo notar que se pone un poco roja.

-Quizá si. Hay mese que no suele venir mi periodo-

La enfermera chasque su lengua, y señala a Novalee con su dedo, en forma de reproche -debe cuidar su cuerpo, para cuando decida tener hijos, sino tendra muchos problemas- Novalee asiente ante las palabras de la emfermera, pero parece perdida en pensamientos -bien, ahora que ya esta mejor, voy a darle el alta- toma la libreta junto a la mesa de Novalee -¿realizo la cuenta a su nombre?-

Me interpongo antes que Novalee lo haga.

-Realícela a mi nombre, por favor- puedo sentir los ojos de Novalee mirarme, pero la ignoro, mientras le entrego mis datos a la enfermera -a nombre de Benjamín Lara- tomo mi cartera de la parte trasera de mis pantalones -aquí están mis documentos-

La enfermera sale del cuarto.

-Gracias señor Lara- miro a Novalee, y no puedo evitar reir -¿que es gracioso?- pregunta ella, con una sonrisa en sus labios.

-No lo se- admito -creo que se siente un poco raro, que me llames señor Lara. Es como todos llaman a mi papá- ella sube sus cejas hacia arriba y sonríe -llámame Benjamín, no hay problema-

-Bueno, gracias Benjamín-

Nos quedamos de nuevo en un silencio casi perpertuo. Solo escuchando las agujas del rejoj de la pared, marcar la hora. El bullicio de los pasillos, y el tintieo del suero, aun bajando por la intravenosa.

-Puedo llevarte a tu casa- le haga saber a Novalee, una vez los papeles estan listos, y ella se puede marchar.

-Mejor ire directo al hotel. Solo falta una hora para marcar mi entrada, no te preocupes-

La ayudo a bajar de la cama. Se siente tan debil en mis brazos. Me hubiera gustado que se quedara mas tiempo reposando en la cama, pero ya los medicos dieron la orden de dejarla ir.

-Yo tambien ire al hotel- ella me mira como si le estuviera mintiendo -es verdad. No ire a la oficina solo por unas horas- podria hacerlo, pero quiero aseguarme que Novalee, llegue sana y salva a su destino -¿no seria mejor que vayas a casa a descansar?-

Ella niega con la cabeza, mientras se coloca un suéter rosa sobre su camiseta.

-No, lo que necesitaba era comer, y gracias a ti, ya lo hice- sonrie -debes dejar de preocuaprte por mi Benjamin. Estare bien-

-Yo lo se- le hago saber con una sonrisa -pero dejame llevarte, porfavor- ella me mira casi como si le hubiera dicho una grosería -sera lo ultimo que haga por ti, si asi lo deseas-

Y con esas palabras, ella suspira, y asiente, aun con una expresión de desconcierto en su mirada.

El teorema de las posibilidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora